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E. C.
Domingo, 16 de septiembre 2012, 11:19
«Llegó el momento de que musulmanes y cristianos se unan para poner fin a la violencia y las guerras». Así lo expresó ayer en Líbano el Papa en un encuentro con jóvenes en la plaza del Patriarcado maronita, que estaba a rebosar de fieles no solo cristianos, sino también musulmanes, que no quisieron perderse esta ocasión histórica. «Conozco vuestras dificultades en la vida cotidiana a causa de la falta de estabilidad, seguridad, la dificultad para encontrar trabajo o el sentimiento de soledad y marginación», reconoció el pontífice.
El encuentro con la juventud libanesa tuvo lugar tras un emotivo encuentro celebrado en el palacio presidencial de Baabda en el que Benedicto XVI defendió la libertad religiosa como «un derecho fundamental» ante los líderes de la nación. «Predicar y vivir su propia religión sin poner en peligro la vida debe ser posible para todos», resumió Benedicto XVI. De camino a la residencia oficial del jefe de Estado, el pontífice fue acogido en una atmósfera de fervor y alegría por miles de fieles, entre ellos muchos jóvenes y niños que se congregaron en las carreteras mientras agitaban banderas del país y del Vaticano. Incluso grupos de iraquíes, jordanos, egipcios o palestinos acudieron a saludarle.
El único presidente cristiano en la región, Michel Suleimán, dio la bienvenida al palacio de Baabda al pontífice, a quien obsequió con un sello conmemorativo que se ha emitido por su viaje a Beirut. Juntos plantaron en el jardín «un cedro de la amistad», el árbol que simboliza al país. También se entrevistó Joseph Ratzinger con el líder del Parlamento, Nabih Berri (chií), que vino acompañado por su esposa y al que más tarde se unió su familia; así como con el primer ministro, Nayib Mikati (suní), que le regaló una cruz de oro del siglo XVII.
Deseo de reconciliación
En su encuentro con las autoridades políticas, el Papa insistió en la necesidad de que ahora más que nunca el país demuestre al mundo que la paz es posible en medio de la diversidad. «¿Por qué Dios escogió esta región? ¿Por qué vive en la tormenta? Me parece que es para que sirva de ejemplo y sea testigo ante el mundo de que el hombre puede vivir su deseo de paz y reconciliación», aseguró.
«Salam aleikum (que la paz sea con vosotros)», dijo Benedicto XVI al concluir su alocución. Por su parte, el presidente libanés afirmó que «la democracia no puede ser alcanzada en los países de la región si los cristianos no participan en la vida política», al tiempo que destacó la relevancia de que se produzcan «reformas y derechos para las poblaciones árabes, pero lejos del odio y la violencia».
El pontífice se reunió además con líderes religiosos como el mufti de la República, el suní Mohamed Qabbani; el vicepresidente del Consejo Superior chií, jeque Abdel Amir Qabalán; el jeque Akl de la comunidad drusa, Naim Hasan, y el presidente del Consejo Alauí, jeque Asad Assi. El mufti entregó al Papa un memorándum de cinco páginas en el que se expone la importancia que conceden los musulmanes a la presencia cristiana en Líbano y Oriente Próximo.
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