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IÑIGO SÁNCHEZ DE LUNA
Martes, 11 de septiembre 2012, 04:27
La situación de las arcas municipales y el descenso en la recaudación ha llevado a los ayuntamientos a replantearse y a rediseñar proyectos e inversiones ideadas en época de bonanza, pero que ahora chocan contra la dura realidad de la crisis. Es lo que ocurre con la nueva casa de cultura de Romo, un ambicioso proyecto que pretende sustituir a las antiguas instalaciones del barrio, derribadas el pasado año, por un emblemático y vanguardista edificio que, no obstante, cosechó, por sus dimensiones, el rechazo vecinal.
Los residentes no dudaron en recoger hasta un millar de firmas y pretendían constituirse en una asociación para defender una revisión de los planes municipales. Ahora, el proyecto está paralizado. Al menos, tal y como estaba concebido.
Con la plaza desnuda desde que se derribaran las escuelas de Santa Eugenia, el equipo de gobierno ha reconocido que el proyecto se ha parado para ser revisado y ajustado a la nueva realidad. Así se lo han solicitado al equipo redactor, con el fin de asegurar un proceso de construcción «viable, controlado técnica y económicamente», afirmó un portavoz municipal.
Fuentes del equipo de gobierno explicaron que «el proyecto de ejecución de Romo Kultur Etxea está siendo revisado técnicamente en sus principales partidas para determinar que los precios previstos en el mismo, tras el ajuste solicitado al equipo redactor, responden a la realidad del mercado actual, el de la construcción».
Aunque el coste de la futura aula de cultura será menor que el planteado inicialmente, los responsables municipales no han facilitado la fecha para retomar las obras iniciadas el pasado año con el derribo de las antiguas escuelas de Santa Eugenia, donde se van a levantar las nuevas dependencias que se presupuestaron en cerca de 8 millones de euros.
La polémica que el diseño del edificio desató entre los vecinos no tardó en salpicar al pleno local y mientras el PNV defendió a capa y espada su diseño original, el PSE apostó por reducir sus dimensiones y tanto como PP como Bildu defendieron acoplar su diseño a las peticiones vecinales.
«No a la megaestructura»
Y es que los residentes siempre rechazaron el edificio de siete plantas, una de ellas soterrada, con un diseño moderno, inspirado en los acantilados de La Galea. El portavoz del colectivo de la zona, Miguel Ángel Pérez, dejó claro que «no nos oponemos a una nueva Kultur Etxea, pero sí a una megaestructura de estas características totalmente innecesaria en nuestro barrio».
Ellos defienden un equipamiento de menores dimensiones, suficiente para albergar las actividades y asociaciones. También reclaman que, hasta que se reinicien los trabajos, se recupere como espacio público la plaza de Santa Eugenia, ahora vallada y vacía, a la espera de un desenlace.
«Era el principal lugar de encuentro de nuestro barrio. Su cierre ha supuesto una importante pérdida económica para los comercios y establecimientos hosteleros de las inmediaciones, además de la de actos culturales que han sido trasladados a otras zonas del municipio», se quejan los residentes.
El proyecto original de la Kultur Etxea recogía un edificio con una superficie superior a los 4.000 metros cuadrados destinados a duplicar el espacio actual que Getxo ofrece a las asociaciones.
La apertura de este equipamiento estaba prevista para el segundo semestre del presente año. El complejo iba a albergar salas polivalentes para conciertos y pequeñas actuaciones teatrales, así como reuniones y cursos y un auditorio para 200 personas. También salas de ensayo, de exposiciones o la mejor biblioteca del municipio.
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