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EFE
Miércoles, 6 de junio 2012, 10:17
La Fundación Isidre Esteve, en colaboración con el Hospital del Vall d'Hebron, ha desarrollado un cojín que varia automáticamente la distribución de las presiones y evita la aparición de llagas en la piel de los glúteos, uno de los problemas que más sufren los minusválidos en sillas de ruedas.
Tras pasar año y medio tumbado boca abajo para sanar las llagas sufridas después de completar en coche el rally Dakar, Isidre Esteve, antiguo corredor de motos que se desplaza en silla de ruedas a causa de un grave accidente deportivo, empezó a mover hilos para desarrollar una solución a este problema tan frecuente.
«Estarse quieto durante tanto tiempo para curar las úlceras era casi peor que la propia lesión medular», relató ayer el piloto en la presentación del invento.
Por ahora el cojín es sólo un prototipo cuya eficacia se ha comprobado, así que el próximo paso es que llegue al mercado «cuanto antes y al precio más asequible posible para que se pueda beneficiar todo el mundo», destacó Esteve.
Cuando una persona con movilidad reducida está sentada durante demasiado tiempo genera una compresión constante que impide la correcta irrigación de los tejidos, lo que puede generar llagas, localizadas sobre todo en los glúteos.
La solución a una úlcera por presión es casi siempre quirúrgica, y, en el mejor de los casos, exige mantener la zona afectada libre de cualquier contacto durante largos períodos. El cojín tiene ocho áreas que van cambiando automáticamente las presiones para que se mantenga un buen riego sanguíneo en toda la zona de la piel en permanente contacto con la silla.
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