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EL CORREO
Domingo, 27 de mayo 2012, 19:38
Los ecos de la pitada al himno de España en el campo del Vicente Calderón de Madrid llegaron ayer a Euskadi. Un día después de la sonora protesta con la que la hinchada del Athletic y del Barcelona recibió los acordes en el arranque de la final de la Copa del Rey, los partidos vascos coincidieron en desaprobar los silbidos por respeto institucional, aunque pusieron nombre y apellido a la que consideran inductora de los pitos. Según PNV y PSE, la presidenta de la comunidad madrileña, Esperanza Aguirre, se encargó de «provocar» y encrespar los ánimos en la víspera al manifestarse a favor de suspender el partido y de celebrarlo un día después a puerta cerrada si el himno nacional recibía silbidos. Ni siquiera sus compañeros de filas en el PP del País Vasco compartieron su drástica medida ni el tono utilizado para valorar un evento deportivo. Ayer, el líder del partido, Antonio Basagoiti, reconoció que «evidentemente hubo gente que pitó», pero expresó su «reprobación» ante los insultos coreados en el estadio contra Aguirre.
El presidente el PNV, Iñigo Urkullu, fue ayer el político vasco que más se extendió para referirse a la salva de silbidos que acompañó los 27 segundos que duró el himno en su versión más corta posible legalmente. Mientras los acordes se escucharon en los televisores de casa, la pitada se hizo fuerte en el campo de juego, según Urkullu. En unas declaraciones colgadas en su blog, aseguró que la protesta «ganó» al himno porque fue secundada por el «99% de los 52.000 espectadores presentes» en el estadio, pese a los «100.000 vatios de potencia» instalados en el Calderón por la organización y «el volumen de decibelios en TVE», que retransmitía la final de la Copa, con la presencia del Príncipe Felipe en el palco.
El líder del PNV confesó en su 'post' que nunca ha sido partidario de las pitadas y que ha mostrado «muchas veces su desagrado y disconformidad con las faltas de respeto en actos patrocinados por las instituciones o con representación institucional». Llegado el caso, apostó por mostrar su «no aprecio también con el silencio expreso». No obstante, Urkullu aseguró que «nada es comparable a la provocación en las palabras de Esperanza Aguirre».
En esta línea, el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, dijo que la pitada era «previsible» porque la presidenta madrileña «calentó» el partido. El líder de los socialistas en Álava, Txarli Prieto, insistió en censurar la actitud «manipuladora y provocadora» de Aguirre, a la que acusó de «desviar la atención» para tapar «el desastre de Bankia» y la desviación al alza del déficit de su comunidad.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, aseguró que la pitada al himno «debilita la identidad nacional y perjudica, no sólo los intereses de la nación, sino de todos los españoles».
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