54.000 euros de deuda tras perder el piso que estuvo pagando durante quince años

Cada desahucio tiene detrás una historia a menudo difícil de entender. Como la de Juan Carlos Infante. Él y varios vecinos y miembros de la asociación Stop Desahucios se pasaron ayer todo el día haciendo guardia ante el que fue su piso durante 16 años, en la Parte Vieja de Irun, para evitar que los servicios de limpieza entrasen y redujesen a basura sus pertenencias. Al final lo consiguieron. Nadie se presentó.

Juan Carlos compró su vivienda hace 16 años y cumplió con la hipoteca hasta hace uno. Y eso que «me quedé sin trabajo en 2009, pero mientras tuve la prestación por desempleo me ajusté y seguí pagando las cuotas». El problema llegó cuando dejó de cobrar el paro, hace un año. «Solo con el subsidio -la renta de garantía de ingresos- me era imposible».

Kutxabank ya se ha adjudicado su vivienda en subasta. Pero ni eso ni los quince años de pagos formales han sido suficientes para cancelar su deuda. «Me reclaman 54.000 euros en mano y se niegan a cualquier negociación que no pase por ahí», lamenta Juan Carlos. Ahora vuelve a tener trabajo y posibilidad de pagar, pero la entidad financiera «se cierra en banda».

Alquiler social

Desde Stop Desahucios, su portavoz en la zona, Fernando Arocena, lamenta que este vecino de Irun tardase demasiado en pedir auxilio. «Hemos llegado tarde», admite. «A Juan Carlos se le han pasado todos los plazos y su casa ya es de Kutxabank». Ante este panorama, lo que han recomendado al afectado es «ir al juzgado y pedir la justicia gratuita, porque en ningún momento ha tenido una asistencia jurídica. Y pedir el aplazamiento del procedimiento».

Además, a través de la abogado de la asociación, se ha solicitado una reunión con la entidad financiera para renegociar la deuda y pedir un alquiler social para que Juan Carlos, que ya vuelve a tener un empleo, pueda seguir viviendo en la que era su casa. «Ha pagado puntualmente durante quince años y creemos que es legítimo que no se quede en la calle», argumentó Fernando Arocena.