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Editorial

Tres años de cambio

La responsabilidad obliga al lehendakari a culminar su mandato sin prolongarlo innecesariamente

PPLL

Domingo, 6 de mayo 2012, 04:14

Mañana se cumplirán tres años desde que Patxi López prometiera, bajo el árbol de Gernika, «desempeñar fielmente» el cargo de lehendakari. Su designación fue posible gracias al acuerdo entre el PSE-EE y el PP, y materializó el cambio al frente de la autonomía vasca que, desde su restablecimiento en 1979, había estado presidida por un nacionalista. La alternancia operada tras las elecciones de marzo de 2009 adquirió una dimensión histórica. Especialmente porque el nuevo Gobierno encarnaba el empuje moral de las formaciones cuyos militantes y cargos públicos habían sido objeto de la persecución ideológica del terrorismo etarra, y su primer objetivo era erradicar la violencia y el clima de permisividad con el que contaba en Euskadi. La constitución de un Gobierno sostenido por los partidos que habían obtenido el segundo y el tercer puesto en los comicios, desplazando al PNV a la oposición, conllevó una discusión inicial sobre su legitimidad que se vería superada precisamente por su contribución a la derrota de ETA y a la normalización de la vida política en el País Vasco. Aquel «Gobierno del cambio» logró sus principales objetivos con una prontitud que sorprendió a sus socios. Tres años después de la solemne promesa del lehendakari López, el fruto primordial de su actuación -el cese definitivo del terrorismo de ETA y el regreso de la izquierda abertzale a las instituciones- supone en buena medida el cumplimiento de su tarea y el agotamiento de la alianza entre socialistas y populares, a los que ya no une ningún compromiso especial más que el de, si acaso, posponer el momento de la alternancia. La crisis y su gestión por parte de Zapatero acabaron con el ciclo socialista en España y propiciaron el dominio del PP tras las elecciones locales, autonómicas y generales de 2011. El proceso que desemboque en la desaparición de ETA no se encuentra ya al alcance del liderazgo que pudiera desarrollar el lehendakari López. Su abierta contestación a los ajustes y a las reformas del presidente Rajoy le aboca a dar por finalizada la legislatura. Los 'meses de descuento' en los que parece instalada la política vasca se están convirtiendo en una larga precampaña; un tiempo valioso que se va malogrando a causa del tacticismo partidario. La manera más responsable que el lehendakari López podría encontrar de culminar su mandato sería no prolongarlo innecesariamente.

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