Sin presencia de furgonetas de la Ertzaintza

La manifestación que recorrió ayer las calles de Bilbao contó con dos ausencias significativas. Por un lado, las miles de personas que participaron en la misma no portaron pancarta alguna y apenas lucieron banderas, salvo contadas ikurriñas. Por otro, fue de las pocas marchas en favor de los presos de ETA, si no la primera, en la que la Ertzaintza no hizo acto de presencia. El control, tanto a nivel de tráfico como ante posibles incidentes -que no se produjeron- corrió a cargo en esta ocasión de la Policía Municipal de la capital vizcaína, sin refuerzo alguno de las habituales furgonetas antidisturbios de la Ertzaintza, más comunes en este tipo de actos.

Este hecho, aunque novedoso, podría resultar meramente anecdótico si no fuese por la fuerte polémica que rodea a la Policía autónoma desde el pasado fin de semana, a raíz de la muerte del aficionado del Athletic Iñigo Cabacas Liceranzu. Este joven, de 28 años, perdió la vida como consecuencia del impacto de una pelota de goma disparada por agentes de la Ertzaintza durante una carga policial que se registró al término del partido disputado en San Mamés entre la escuadra rojiblanca y el Schalke. Esta tragedia ha puesto en entredicho la brutalidad de la actuación policial y ha desatado una tormenta social e incluso política. La izquierda abertzale, al contrario que otras formaciones, aprovechó este hecho para pedir la dimisión del consejero de Interior, Rodolfo Ares, y denunciar los «abusos policiales», la «represión» contra la juventud vasca, la «realidad política» en general y el modelo policial.

Ayer no hubo furgonetas de la Ertzaintza a lo largo del recorrido de la marcha. Al parecer, varias dotaciones permanecieron en una de las calles adyacentes, sin que su presencia se hiciera visible, por si su intervención hubiera sido necesaria. No fue el caso. Los manifestantes tampoco corearon consignas en favor de Iñigo Cabacas. A la altura de la Plaza Circular, y al paso de la marcha, varias personas colocaron una pancarta en su recuerdo, que fue recibida entre aplausos.