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FÉLIX MORQUECHO
Viernes, 13 de abril 2012, 04:16
La danza contemporánea retorna hoy al Teatro Coliseo con un montaje que recoge la voz y la música de Mikel Urdangarin y hace que cada canción tome otro cariz. El propio autor y cantante reconoce que sus temas mutan con las coreografías, «la canción se solidifica, es más visual, más estética; es otra historia». Música y danza unidos en directo forman 'Nora', un viaje que comenzó hace años y que llega a Eibar con un importante bagaje.
La colaboración entre Mikel Urdangarin y la compañía vitoriana Traspasos comenzó de forma casual. «Marga Arroyo hizo una coreografía con la canción 'Panderuaren gizona', con el grupo de avanzados de la academia Traspasos», explica Eider Mendizabal, una de las bailarinas que participan en el espectáculo. «Esta coreografía se presentó a final de curso, la gente la vio, le gustó, y alguien se lo comentó a Mikel Urdangarin». Así, el músico vizcaíno acudió a la academia para ver la propuesta que habían hecho con su música. «Fue una especie de flechazo, me quedé totalmente atrapado por el trabajo que habían hecho y comenzamos a hablar de la posibilidad de hacer algo juntos», recuerda el músico.
Sin embargo, el camino de 'Nora' ha sido largo e inconstante. Desde los primeros contactos en el año 2009 se condujo hacia una propuesta que tuvo después un año de parón por los compromisos puramente musicales de Mikel Urdangarin. Sin embargo, el proyecto no se diluyó y con algunos remates se puso de nuevo en marcha hace dos años, ya de una forma más continuada.
Algo 'bailable'
La música de Mikel Urdangarin juega con tiempos lentos y el propio cantante reconoce que muchas veces ha tenido que lidiar con las propuestas, medio en broma, medio en serio, de hacer algo 'bailable'. Por eso, para él «hacer 'Nora' con estas bailarinas, estas coreógrafas y estos músicos es algo muy bonito, muy exótico para mí. Nunca pensé que me iba a encontrar en un escenario con cuatro bailarinas, bailando contemporáneo y bailando canciones mías».
El espectáculo va más allá de canciones y coreografías. 'Nora' es un viaje que comenzó sin un rumbo fijo y según explica Eider Mendizabal «las canciones que están coreografiadas son diez, pero hay también alguna más que suena, se meten poesías, hay alguna videoproyección, es un espectáculo bastante completo». Las canciones pertenecen a distintos discos de la carrera de Urdangarin. «'Nora' nos da la idea de que la música y la danza se juntan en un viaje lleno de emociones, pero sin saber muy bien hacia dónde», explica la bailarina. «No hay una línea de argumento pero sí que intentamos expresar diferentes emociones y sentimientos en cada coreografía».
Músicos y bailarinas tuvieron que poner de su parte para iniciar un trabajo diferente al que estaban acostumbrados. «Primero preparamos las coreografías con cedés, pero después nos juntamos todos porque no es lo mismo, hay matices que cambian. Al principio costó un poco. Pero enseguida nos cogimos el truco los unos a los otros», explica Eider.
Tampoco fue sencillo para los músicos. «Tocamos muy pendientes de ellas, y ellas muy pendientes de nosotros», reconoce el cantante. «Los músicos estamos acostumbrados a tenernos cerca, nos damos apoyo, vemos los gestos... esa presencia ayuda a la hora de tocar». Sin embargo, en este espectáculo las distancias cambian respecto a un concierto. «Aquí, estamos lejos uno del otro, no nos vemos y eso nos obliga a otro grado de concentración. Acabamos reventados aunque estemos más estáticos que nunca, son ellas las que ponen el movimiento».
«Es un regalo»
La elección de las canciones corrió en la mayor medida por cuenta de las bailarinas y coreógrafas. El hecho de que todo el trabajo se funda en directo sobre el escenario hace que el resultado sea algo especial. «La interacción entre la música y el baile es muy directa, yo creo que muy intensa», indica Mikel Urdangarin.
El resultado de este trabajo ha dejado satisfecho al público que ha acudido en estos meses y también a sus intérpretes. «Es un regalo trabajar con ellas y creo que la gente aprecia que las canciones adquieren otro cariz, otra forma, de alguna manera cambian, mutan», reconoce el músico. Por su parte, la bailarina coincide en que «es un placer trabajar con músicos como Mikel Urdangarin, el violinista Nika y el teclado Koldo. Para nosotras es un lujo poder bailar con ellos».
La actuación abre el calendario de este año en el Coliseo, a través del Circuito vasco de danza contemporánea. En el mes de octubre habrá otras dos funciones que llegarán también a través de esta red.
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