

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
ALBA CÁRCAMO
Miércoles, 11 de abril 2012, 11:35
El fallecimiento de Iñigo Cabacas ha consternado la localidad de Basauri. Pese a que el joven y su familia se trasladaron hace «quince o veinte años» a vivir a Bilbao, sus amigos y conocidos en el municipio del que son naturales no salen del asombro tras conocer que no volverán a ver a 'Pitu', ese chaval tan «educado y deportivo en el campo».
Su amigo y entrenador en el Ariz, Sergio, le recordaba ayer como un jugador «noble» que «no tenía broncas con nadie». «No era violento ni mucho menos, era un tío respetuoso que se llevaba bien con todo el mundo», aseguraba antes de señalar que «nunca tenía problemas en el terreno de juego». Hace dos campañas que militó en el conjunto basauritarra, en Tercera Regional. «No le buscaba la boca a nadie -proseguía- ni se la dejaba buscar».
Solía acudir con sus amigos a los bares de la localidad casi todos los fines de semana porque trasladarse a la villa no había afectado a la relación con sus compañeros de estudios en la Cooperativa Basauri. «Salía con su cuadrilla de siempre». De hecho, el míster no era capaz de recordar cuándo cambió su residencia porque «siempre estaba por aquí».
O al menos, cuando se lo permitía su empleo en un banco de Gran Vía y en el bar Biltoki, del que sus padres son propietarios y a quienes ayudaba. En ese sentido, el presidente del Ariz, Pablo Paramás, señalaba que «la semana que le coincidía trabajar en el bar por la mañana llegaba a los partidos apurado y siempre decía: 'Ya podéis perdonar pero no he podido salir antes». El directivo lo describe como «un chico sencillo y prudente». Además, sus allegados coinciden en que era una persona «responsable», razón por la que, según explicaba Paramás, «dejó el fútbol». «Siempre andaba corriendo, venía sin comer y si jugaban fuera no quería que el resto tuviera que estar pendiente de si llegaba a tiempo», apuntaba.
En la misma consideración le tenían los vecinos de Licenciado Poza, calle en la está ubicado el negocio familiar y a escasos metros de dónde recibió el impacto que le costó la vida. Paradas frente a la esquela que se adivinaba en la verja del establecimiento, decenas de personas se mostraban «indignadas» por lo sucedido. «Un chiquito majísimo», mencionaba una clienta.
«Auténtico drama»
Igual de sorprendida se mostraba una familia de la zona que, todavía con las maletas de las vacaciones, se acababa de enterar de la trágica noticia. Y es que Iñigo «era muy conocido» por los residentes de un barrio, en el que definían al joven de «atento, correcto, ejemplar, normal, deportista y antibroncas». «La familia son gente formidable», añadían los trabajadores de una entidad bancaria de la que los padres son clientes, para quienes además de «impactante» es «un auténtico drama».
Junto a la esquela colocada a la puerta del bar de sus padres pendía un escrito en el que se podía leer «he escuchado su muerte compungido, dolorido y triste. Y tengo varias preguntas, alguna maldición y un beso grande para familiares y amigos».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Las olimpiadas de la FP cántabra
El Diario Montañés
La segunda temporada de Memento Mori se estrenará este mes de abril
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.