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RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL
Lunes, 27 de febrero 2012, 10:07
Los detractores del primer ministro ruso, Vladímir Putin, volvieron ayer a sacar a sus partidarios a la calle para exigir que las elecciones presidenciales del domingo que viene sean limpias. El escenario de la protesta fue de nuevo Moscú, la capital, pero esta vez no tuvo lugar una marcha ni una concentración, como las precedentes, sino una 'cadena humana' formada por más de 30.000 personas (11.000 según la Policía).
Los asistentes acordonaron la parte interior de la avenida anular Sadóvoye Koltsó (Anillo de los Jardines) a lo largo de sus casi 16 kilómetros. La idea inicial era haberse cogido todos de la mano, pero ello hubiera obligado a bloquear las calles perpendiculares al anillo, para lo que el Ayuntamiento moscovita no dio su consentimiento. Paralelamente, una gran cantidad de automovilistas que circulaban por el Sadóvoye Koltsó accionaban las bocinas de sus vehículos. Llevaban globos de color blanco al igual que los manifestantes de a pie.
En esta peculiar protesta estuvieron presentes prácticamente todos los líderes opositores: Borís Nemtsov, Alexéi Navalni, Gari Kaspárov, Vladímir Rizhkov, Serguéi Udaltsov y el escritor Borís Akunin. Mientras, en otras partes de Moscú se manifestaban unos cuantos partidarios de Putin, que en algunos puntos se encararon a los opositores, aunque la situación no pasó de intercambios de réplicas en favor y en contra del primer ministro. En San Petersburgo, por su parte, los simpatizantes del partido liberal Yábloko celebraron también una concentración.
La próxima cita en la calle, según anunció ayer el opositor Nemtsov, será el próximo día 5 de marzo, un día después de las elecciones presidenciales. Nemtsov dio por hecho que habrá un porcentaje elevado de fraude en los comicios y habrá que salir otra vez a la calle para denunciarlo, como se hizo tras las elecciones legislativas que se celebraron el pasado 4 de diciembre.
De momento, el acto convocado contra las elecciones para el día 5 en Moscú no está todavía autorizado, ya que el lugar de concentración que se había solicitado, la plaza Lubianka, ha sido rechazado por el Ayuntamiento.
Brusco cambio de tendencia
Desde los canales de televisión controlados por el Gobierno, que son la mayoría, se trata de dar la impresión de que la victoria de Putin en la primera vuelta, lo que exige obtener el 50% más uno de los sufragios, es inevitable. El centro sociológico Levada, el más importante del país, dio a conocer el viernes un sondeo según el cual el jefe del Ejecutivo ruso obtendría entre el 63% y el 66% de los votos. En segundo lugar quedaría el comunista Guennadi Ziugánov con un 15%, aproximadamente.
Se da la circunstancia de que a mediados de enero Levada no daba a Putin más de un 42%. Hubo incluso encuestas que aseguraban que el dirigente ruso no obtendría ni siquiera el 40%. Tan brusco cambio en la tendencia, a juicio del politólogo Andréi Piontkovski, solamente se puede explicar recurriendo «a la existencia de un mandato claro desde arriba a la falsificación» de los resultados de los comicios. El entorno de Putin, sin embargo, insiste en que él es «el primer interesado en que las elecciones sean limpias y legítimas».
La concentración más numerosa de las últimas semanas la consiguió reunir el primer ministro ruso el pasado día 23 en las instalaciones deportivas de 'Luzhnikí', en la capital. Al acto acudieron, según la Policía, unas 130.000 personas, de las que 50.000 se quedaron sin poder acceder al estadio.
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