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MARTA FDEZ. VALLEJO mfernandez@elcorreo.com
Domingo, 19 de febrero 2012, 11:29
Las nuevas tecnologías se han convertido en una herramienta habitual entre los menores para propagar comportamientos agresivos y repetidos hacia víctimas que no pueden defenderse, una forma de violencia conocida como ciberbullying. Un estudio realizado por expertos de la Universidad de Deusto revela que el 30% de los escolares vascos de entre 12 y 17 años ha sido víctima de algún episodio de 'ciberagresiones' y el 44% ha acosado alguna vez a un compañero a través de la red. La mayor parte de estas situaciones se produce entre los adolescentes de segundo y tercer curso de la ESO, a los 13, 14 o 15 años. Una de las formas más habituales de esta actitud consiste en enviar mensajes con insultos y amenazas, o grabar escenas humillantes y colgarlas en Internet, aunque la moda de usurpar la identidad de una persona para perjudicarle ha irrumpido con fuerza entre los menores.
La investigación se llevó a cabo con cerca de 1.500 alumnos de colegios vascos, de entre 12 y 17 años. La media de edad era de poco más de 14 años. Una veintena de especialistas de la Universidad de Deusto se desplazaron a los centros de enseñanza para que los estudiantes completaran una serie de cuestionarios. «En algunos centros comprobamos que cuando los escolares participaban en el trabajo se alborotaban con las preguntas. Los profesores nos contaron que habían tenido recientemente casos de ciberbullying y que estaban muy sensibilizados con el tema», comenta una de las responsables del proyecto, la profesora de Psicología Esther Calvete.
Estas actitudes violentas entre menores se llevan a cabo a través de correo electrónico, chats en Internet y redes sociales 'on-line' como Tuenti, Facebook o blogs personales. El informe concluye que hay más chicas entre las víctimas -un 38% frente a un 26%- y más chicos entre los agresores (47% frente a 43%). La conducta más frecuente de las consideradas como 'ciberbullying' -el 20% de los encuestados- es que el acosador denigre a un compañero mediante la propagación de rumores falsos, bromas o comentarios crueles para ponerle en ridículo o con la intención de dañar su reputación o las relaciones con sus amigos. En una proporción similar se registran los mensajes con insultos y amenazas.
Aislar a la víctima
Otra forma de maltrato psicológico que se ha registrado siempre en las aulas, la de marginar o aislar a un niño, también se repite mediante las nuevas tecnologías: un 20% de los estudiantes entrevistados relató que había apartado a algún compañero de modo intencionado de un grupo 'on-line'. No es una acción banal. Los adolescentes crean esos grupos para chatear y es su vía directa, y casi única ya, para quedar cuando quieren salir, para compartir diversiones o información sobre su vida o sus tareas de clase. El muchacho que se queda fuera de esa red está condenado al aislamiento social. Los agresores modernos lo saben bien.
Enviar amenazas e insultos por e-mail y mensajes de teléfono móvil también forma parte de este macabro uso de las nuevas tecnologías. Un 15% de los encuestados admite haber utilizado esas prácticas y muchas veces de forma anónima. Las peleas 'on-line', conocidas con la etiqueta de 'flaming', se desatan cuando el afectado se defiende, responde a los ataques y se cruzan mensajes electrónicos con un lenguaje hostil y vulgar.
Pero las 'ciberagresiones' que más huella emocional dejan entre estas jóvenes víctimas suelen ser en las que hay imágenes de por medio. Más de un 10% de los estudiantes de Secundaria ha grabado vídeos mientras sus cómplices obligaban a otro menor a hacer algo humillante y ridículo con el propósito de colgarlos en la red. También hay casos de adolescentes (un 8%) que roban imágenes de contenido sexual -o provocan esas escenas- para enviarlas al círculo de conocidos y hundir a la víctima.
Hay una modalidad más perversa de este macabro juego: cuando los agresores graban a una persona mientras le pegan, lo que se conoce como 'happy slapping'. Un 10% de los encuestados admite haber participado en este tipo de ataques físicos, que luego difunden a través de Internet con el fin de poner en ridículo a un compañero.
Usurpar la identidad
Aunque las chicas es más habitual que sean víctimas que acosadoras, hay un tipo de ciberacoso que ha irrumpido con fuerza y del que se han convertido en protagonistas: el robo de la identidad ('hacking'). Por ejemplo, en cuarto de Secundaria hay un 20% de muchachas que se ha hecho pasar por otra persona para enviar mensajes de e-mail en su nombre con el único propósito de perjudicarle. Los varones que practican el bullying a través de Internet son más aficionados a grabar agresiones físicas e imágenes humillantes de otros adolescentes, incluso de naturaleza sexual, y propagarlas por la red.
En total, un 30% de los alumnos que participaron en la investigación había sufrido alguna acción que podía considerarse 'ciberbullying'. Las secuelas psíquicas que sufren estos menores son muy fuertes. «Los afectados muestran un nivel mayor de depresión, una autoestima menor y se consideran ya víctimas de maltrato», comenta Esther Calvete. Los escolares que han padecido estos ataques a través de la red suelen convertirse después en acosadores. «Justifican lo que hacen. Cuando les preguntas: '¿por qué haces eso?', te responden que es normal o que la víctima se lo merece. Llegan a verlo como algo aceptado, habitual», explica la psicóloga de Deusto.
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