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El tráfico quedó paralizado en las calles de Bruselas después de una fuerte nevada que coincidió con la 'hora punta'. :: AFP
Bélgica vive 'el atasco del siglo'
MUNDO

Bélgica vive 'el atasco del siglo'

Una copiosa nevada en plena salida del trabajo colapsa Bruselas y provoca una cola de más de mil kilómetros por los alrededores

IÑAKI CASTRO CORRESPONSAL icastro@elcorreo.com

Sábado, 4 de febrero 2012, 10:54

Bélgica llevaba toda la semana soportando temperaturas gélidas de hasta -20º, pero fue ayer cuando sintió de verdad los rigores de la ola de frío que azota a Europa. Tras dos horas de copiosa nevada, que coincidió con la salida del trabajo de miles de personas, el centro del país quedó completamente colapsado con un atasco de campeonato. En realidad, no habría adjetivos para intentar describir el embotellamiento porque rompió todos los récords nacionales. Hasta 1.275 kilómetros de caravanas se contabilizaron en el entorno de Bruselas y las principales autopistas belgas.

El caos se desató poco antes de las cinco de la tarde. Para entonces, la nieve ya se acumulaba en las carreteras y los medios locales alertaban de que el fin de semana podía empezar más que torcido. La realidad superó hasta la predicción más pesimista. Con miles de trabajadores intentando salir de las principales ciudades belgas, la nevada se intensificó de tal manera que obligó a los conductores a circular al ralentí. A partir de ahí, empezó el efecto dominó. En Bruselas, tuvieron que cerrarse varios túneles de acceso al centro y su circunvalación se colapsó en cuestión de minutos. De ahí, el atasco saltó a la A-12, la autopista que une la capital con Amberes y al resto de arterias que vertebran el país.

El resultado fue un embotellamiento colosal de 1.275 kilómetros. La cifra es alucinante, pero Bélgica es una experta en atascos. Basta añadir que los medios locales conocían al detalle el récord anterior. Fue en febrero de 2010 y se contabilizaron 948 kilómetros de caravanas. Según un estudio del fabricante de navegadores TomTom, que ayer elevó el impacto del atasco a los 4.000 kilómetros si se incluyen las vías secundarias, Bruselas también es la capital europea de los embotellamientos por delante de Varsovia, la ciudad polaca de Wroclaw y Londres. No hay que olvidar que Flandes, la mitad norte del país donde está enclavada la urbe comunitaria, es un territorio relativamente pequeño y habitado por seis millones de personas.

Menos gas

Pese a que el superatasco acaparó ayer la atención del país, lo cierto es que la ola de frío ha estado presente en todas las conversaciones. Bélgica está bien acostumbrada a las temperaturas gélidas, pero no todos los inviernos se registran -20º y se pasan los días sin que los termómetros alcancen valores positivos. «Es importante protegerse la cabeza y la cara porque por ahí se pierde un 30% del calor corporal», recordaba Christian Melot, jefe de Urgencias del Hospital Universitario Erasme. El temporal incluso ha obligado a contenerse al Manneken Pis, que hasta nuevo aviso ha dejado de orinar en el casco antiguo de la capital por miedo a que su mecanismo hidráulico pueda verse dañado.

El Gobierno tampoco se ha quedado al margen del duro arranque de febrero. Tras asegurar que no eran necesarias medidas de urgencia para alojar a los 'sin techo', rectificó casi de inmediato e inició una frenética búsqueda de 800 plazas en la capital. El cambio de opinión vino motivado en buena medida por la presencia de más de un centenar de demandantes de asilo, que cuentan con una importante protección legal, entre las personas sin hogar. Las últimas previsiones indican que en los próximos días las temperaturas seguirán cerca de los -10º.

Con este pronóstico, Bélgica mantendrá su consumo de gas por las nubes tras haber batido en la noche del jueves su récord. En el resto del continente, las necesidades energéticas empiezan a preocupar. La Comisión Europea advirtió ayer de que Rusia ha disminuido su suministro a ocho países. De momento, Austria e Italia son los más afectados al registrar hasta un 30% menos de flujo. Bruselas remarcó que la situación no puede considerarse de emergencia porque los socios deben albergar reservas para al menos un mes.

La UE optó por poner en marcha un colchón de seguridad en 2009 tras las disputas gasistas entre Moscú y Kiev que reverberaron en buena parte del continente. La Comisión explicó que Rusia había reducido el suministro para atender su demanda interna.

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