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CULTURA

La cultura herida

La fulminante destitución de José Luis Cienfuegos tras 16 años al frente del Festival de Cine de Gijón es la gota que colma el vaso

BORJA CRESPO

Viernes, 13 de enero 2012, 02:38

El pasado martes cogió por sorpresa a los medios la suspensión de su cargo al director del Festival Internacional de Cine de Gijón, José Luis Cienfuegos. Muchos profesionales del celuloide y gente afín al evento asturiano, que cuenta con muchos seguidores por todo el mundo, manifestaron a través de Internet su rechazo a una decisión aparentemente ilógica y drástica. Malos tiempos para la cultura. En época de crisis, cuando hay que recortar sin piedad, es lo primero que sufre las consecuencias. Quizás ha de ser así. Surge el problema cuando los libros se cambian por ladrillos y no por artículos de primera necesidad. Esa es la impresión que están dando algunas medidas tomadas por la clase política, siendo la última el cese de Cienfuegos, al frente del festival desde 1995, un certamen muy querido por la prensa y cinéfilos que siempre ha apostado por la calidad y claridad.

Junto a San Sebastián, Sitges y Valladolid, el evento asturiano es el más reconocible de nuestro panorama cinematográfico y, sobre todo, el más personal, apoyando una manera de entender el séptimo arte diferente y original. La culpa ha sido durante los últimos dieciséis años del tesón de un director con carisma, que ha evolucionado y ha crecido con su retoño, que ha exprimido un presupuesto modesto para ofrecer lo mejor en su campo, pero ha visto cómo era desvinculado del proyecto con una llamada telefónica poco antes del anuncio de su despido en una rueda de prensa donde se presentaba sin previo encuentro a su sucesor, un profesional del sector que nunca ha realizado una labor similar, al margen de que haya estado detrás de una cámara.

Lo que ha ocurrido en Gijón está ocurriendo en otras ciudades, quizás más a la chita callando. La sensación entre los profesionales de la gestión cultural es que, aceptando los recortes y el evidente estado de las cosas, no se respetan unos mínimos, no se reconoce el trabajo bien hecho, no se valoran los resultados artísticos y la apreciación del público. En el caso de Cienfuegos no hay agradecimiento alguno, por las formas en que ha sido destituido, a su aplaudida labor -los datos lo avalan- llevando la batuta de un proyecto que ha calado más allá de nuestras fronteras y ha puesto a la ciudad que lo acoge en el mapa. El festival gijonés ha sido comparado, en entidad y espíritu, a Sundance, por repercusión y capacidad de generar movimiento en el sector y alrededores. Ha servido de trampolín a muchos cineastas. Nacho Vigalondo, sin ir más lejos, pudo optar a los Oscar con su cortometraje '7:35 de la mañana' tras haber ganado en Gijón; el martes lo comentaba en su twitter como un signo de la ceguera de quienes toman decisiones de consecuencias imprevisibles con premura, con fines no del todo transparentes. Choca, además, que otros modelos de acontecimientos similares pinchen sobremanera y sigan su andadura como si tal cosa. Bilbao no se merece la escasa repercusión de Zinebi, por tomar un ejemplo en boca de muchos.

La riqueza que genera un festival de estas características no debe medirse únicamente en número de entradas vendidas, sería un grave error. Ya lo explicó bien en su momento José Luis Rebordinos cuando dio el pistoletazo de salida al Zinemaldi que comanda. Toda cita cultural de este calibre da trabajo a mucha gente, directa e indirectamente, además de aportar evasión y reflexión a la ciudadanía. En Asturias están especialmente dolidos con su festival herido, con el futuro incierto de su Semana Negra y con el asunto Niemeyer, cerrado a cal y canto, hasta que se demuestre lo contrario, cuando apenas echaba a andar. Las cuentas deben estar claras, siempre, pero hay que debatir los problemas en su conjunto antes de echar por tierra una labor si aparentes fisuras, sin pensar en el pueblo.

Es significativo que se haya convocado una manifestación de apoyo a la cultura en Asturias y que se haya abierto una recogida de firmas, ya miles, de apoyo a la labor de José Luis Cienfuegos. La movilización en las redes sociales está siendo llamativa, nadie imaginaba que podía caer un profesional de probada solvencia, pero parece que es un mal extendido que ha puesto en alerta a profesionales y amantes de la cultura. Se van acumulando árboles caídos. Gijón es la gota que colma el vaso. Una cita cinematográfica ejemplar ha recibido un mazazo inesperado sobre el que se pronuncia en su blog el propio Rebordinos: «Sí, realmente, esta decisión es una equivocación que pone en peligro uno de los festivales más interesantes de España: ¿asumirá alguien desde el ámbito político la responsabilidad?».

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