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La directora del 'Crazy Horse', junto con varias de sus bailarinas. | Vídeo: El espectáculo 'I am a good girl'.
De pecho a pecho, 21 centímetros
Un peso máximo de 60 kilos

De pecho a pecho, 21 centímetros

El cabaré francés Crazy Horse somete a sus bailarinas a exigentes requisitos, como la distancia exacta entre los pezones

MARÍA ZÁRATE

Miércoles, 9 de noviembre 2011, 09:20

21 centímetros exactos de distancia entre los pezones y 13 desde el ombligo hasta el pubis. Un peso mínimo de 54 kilos y máximo de 60. Una altura por encima de 1,68 y por debajo de 1,72 metros. Ni más ni menos. Muy guapa, buena bailarina, y sobre todo con personalidad. Estas son algunas de las exigentes condiciones que deben reunir las mujeres que trabajan en el cabaré francés Crazy Horse. La disciplina del «mejor, imposible» impuesta por su directora, la francoestadounidense Andrée Deissenberg, ha logrado reunir a diez «diosas» con una anatomía más que perfecta en un espectáculo que llega a España por primera vez en diciembre.

El grupo recibe cada año más de 500 solicitudes de todo el mundo, pero sólo 20 mujeres, de entre 18 y 36 años, son seleccionadas. La lista de cualidades que tienen que cumplir no acaba aquí. Si algunas mal pensadas creían que con varios retoques estos requisitos están a su alcance, se equivocan. La cirugía estética está «absolutamente» prohibida, así como las mechas y el tinte en el pelo.

Tampoco se permiten los pases privados en sus camerinos, ni permanecer en la sala una vez termina el show. Tienen que dominar la técnica de la danza clásica pero al bailar desnudas o semidesnudas necesitan un mes para aprender a moverse insinuando y nunca enseñando. «Que nadie sepa muy bien si ha visto o no ha visto algo», explica Deissenberg. Es decir, a poner la miel en los labios.

Desde que cogiera las riendas del Crazy Horse en 2005, muchos opinan que ahora el Moulin Rouge es únicamente otra parada más de la oferta turística de París. Deissenberg defiende que, mientras que el burlesque americano es «el prêt à porter», su cabaré es «la alta costura». En 1951, un vanguardista fascinado por las mujeres y el 'strip-tease', Alain Bernadin, fundó esta sala de fiesta donde el erotismo, la elegancia y la sugerencia eran las claves imprescindibles. La directora no se ha desviado de este camino en una época «en la que hay una saturación de sexo fácil» y en la que el público femenino -la mitad de los asistentes- son «propietarias de su cuerpo y de su sexualidad».

El pintor Salvador Dalí era un cliente habitual y Woody Allen no dudó en incorporarlo como escenario para su película 'What's new, Pussycat?'. Doce años de trabajo en el Circo del Sol respaldan la trayectoria artística de Deissenberg, que ha renovado tecnológicamente el Crazy Horse y ha contado con la presencia de invitadas de la talla de Dita Von Teese, reina indiscutible del burlesque, y la exvigilante de la playa Pamela Anderson.

El próximo 21 de diciembre la compañía estrenará en los Teatros del Canal de Madrid 'Forever Crazy', una sucesión de números sobre la sensualidad femenina y alguno sobre la omnipresente crisis. Muchas plumas, pestañas postizas, maquillaje corporal y erotismo en estado puro. Sólo los asistentes podrán comprobar de cerca la perfección de estas bailarinas a prueba de lupa.

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