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Garcia Gaztelu, 'Txapote', y Ángela Murillo, al inicio del juicio celebrado en la Audiencia Nacional. :: EFE
Los asesinos de Buesa admiten que el crimen se planeó en la tregua de 1998
Audiencia nacional

Los asesinos de Buesa admiten que el crimen se planeó en la tregua de 1998

Los miembros del comando Ituren, que declararon ayer en un juicio contra 'Txapote', reconocieron haber buscado objetivos durante el alto el fuego

MATEO BALÍN

Viernes, 21 de octubre 2011, 15:00

La tregua que proclamó ETA en septiembre de 1998 y que se prolongó durante 15 meses sirvió para que los comandos que la banda mantenía activos siguieran con sus actividades, recabando información y preparando atentados «para un futuro, por si la tregua se rompía». Y uno de los objetivos elegidos fue el portavoz del PSE-EE en el Parlamento vasco, Fernando Buesa, que caería asesinado en febrero de 2000, dos meses después de la ruptura del alto el fuego.

Así lo reconocieron ayer en la Audiencia Nacional los miembros del comando Ituren, Asier Carrera, Luis Mariñelarena y Diego Ugarte, condenados por el atentado contra Buesa y que comparecieron como testigos en un nuevo juicio contra Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote', exjefe militar de ETA. En este caso, el ministerio público reclama 105 años de prisión para 'Txapote' por haber ordenado presuntamente desde Francia el atentado con un coche bomba contra el político socialista alavés, que falleció en Vitoria junto con su escolta, el ertzaina Jorge Díez. La celebración de este juicio, así como el de Jesús Martín Hernando, acusado de vigilar al sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, también asesinado por la banda, coincidieron ayer en el tiempo con la declaración de ETA decrentado el cese definitivo de la actividad armada.

Los miembros del comando Ituren, uno de los más activos en su tiempo, reconocieron ante el tribunal que recibieron órdenes de continuar con su actividad soterrada durante la tregua de 1998, con el Gobierno de José María Aznar en el poder. El más explícito fue Diego Ugarte, quien aseguró que, pese a que tenían «la obligación de parar cualquier acción ofensiva», no dejaron de recabar datos «por si se rompía la tregua en un futuro».

Luis Mariñelarena, por su parte, declaró que «había una tregua y no pensábamos en actuar ni nada», pero admitió que cumplían las órdenes que les daba «de alguna manera» 'Txapote', responsable del talde. No obstante, los etarras evitaron atribuir al exjefe de ETA la orden directa de matar a Buesa.

«¿Sobre el tiempo?»

Sin embargo, sí reconocieron las reuniones con él en el sur de Francia. «¿Y eran para hablar del tiempo?», preguntó la presidenta del tribunal, Ángela Murillo. A lo que Mariñelarena contestó: «Habré hablado de cosas sobre ETA con él, pero también del tiempo».

Esa no fue la única intervención de la magistrada, que al comienzo de la declaración de Carrera le mandó guardar silencio porque al entrar en la sala de vistas sonrió y saludó a García Gaztelu, y además se puso a hablar con él. Murillo le conminó a que callar porque «no estamos en un restaurante».

'Txapote', por su parte, se negó a participar en la vista, limitándose a indicar, en euskera, que no reconocía al tribunal y que «todo lo que tenía que decir ya está dicho». Murillo le ordenó que no continuara para que la intérprete pudiera prestar juramento. Pero como el acusado no tenía intención de responder a ninguna pregunta, la magistrada señaló: «Muy bien. Está en su perfecto derecho».

El cierre lo puso el fiscal, Daniel Campos, que señaló que las pruebas testificales y periciales acreditaban que fue 'Txapote' a quien le correspondió la «macabra elección de qué familias iban a vestir de luto». Y en el caso de Fernando Buesa lo intentaron hasta en tres ocasiones.

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