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KOLDO DOMÍNGUEZ
Lunes, 12 de septiembre 2011, 18:58
Un desconocido le para en la calle, estimada lectora, y le sorprende con una propuesta disparatada: '¿Me permite tocarle los pechos para transmitirle su energía a Zapatero?'. Absurdo ¿verdad? Pues Sam Nickel, un joven ruso de 27 años conocido en el mundillo de Internet por llamar la atención con vídeos absurdos sin mucha gracia, tuvo hace unos meses la feliz ocurrencia de lanzar a sus compatriotas femeninas esta desopilante proposición.
Quería recoger toda la «energía positiva» de sus senos para pasársela luego a su presidente. Se ve que no tenía mejores cosas que hacer y, medio en broma medio en serio, se dispuso como meta lograr la colaboración de mil mujeres. «Vladimir Putin está siempre ocupado con importantes asuntos de Estado. Además, está casado. No tiene tiempo para tonterías. Pero él también es un hombre y no puede permitirse el lujo de tocar a sus potenciales votantes. Pero Sam Nickel puede hacerlo, tiene un montón de tiempo. «Sam decidió tocar a las votantes y luego saludar a Putin con la misma mano», explica el autor en el vídeo que recoge su 'proyecto' y que ahora entusiasma en Internet.
Cámara en mano, recorrió las calles de Moscú durante un mes buscando voluntarias. Él mismo confiesa que más de 7.000 sensatas le mandaron a paseo, pero un millar no vieron ningún inconveniente en dejarse sobar por un extraño y cedieron su escote a tan insensata iniciativa. Todo por Putin.
Una tras otra (en el vídeo aparecen numeradas), posan sonrientes con las manos de Nickel sobre sus tetas. «Algunos días sólo grabamos a 70, pero el mejor llegamos a 300», ha confesado en entrevistas concedidas a medios rusos. Se puede apreciar la evolución de su campaña por dos detalles: su ropa -utiliza una decena de camisetas y sudaderas que permiten adivinar los días de grabación- y la 'técnica' que emplea a la hora de 'tomar' la energía de las mujeres. En las primeras tomas casi se podría decir que este avispado sujeto, que también dice ser músico, se deleita en el sobeteo. Se cerciora a conciencia de que capta la fuerza positiva de las jóvenes (ninguna de las participantes sobrepasa la treintena). Pero una vez que avanza y los dígitos suben, su imposición de manos pasa a ser fugaz, como si de verdad recibiera una descarga eléctrica. «Pasábamos muchos nervios y hasta ocho horas de pie en un tedioso trabajo. Teníamos que responder a infinidad de preguntas, no sólo de las dueñas de los pechos, sino también de los amigos de las propietarias. Fue terriblemente agotador y hasta tuve pesadillas con tetas. Pero tranquilos, aún me gustan. No me he hecho gay».
Una vez llegó al millar, fue en busca de Putin. Dio con él en un encuentro con simpatizantes y en medio del tumulto, logró darle la mano. El político ni se inmutó, debió producirse un cortocircuito, pero a Nickel le dio igual: ya tenía lo que quería. Había cumplido el sueño de cualquier adolescente y, una vez más, iba a llamar la atención con uno de sus vídeos.
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