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Segunda noche. Un policía alcanzado por un cóctel molotov en Belfast. /EFE/ AFP
Los desfiles despiertan la violencia latente en Ulster
Segunda noche de disturbios

Los desfiles despiertan la violencia latente en Ulster

Un líder sindical subraya que la falta de estrategia contra el sectarismo transmite que Irlanda del Norte sigue siendo insegura e inestable

L. GÓMEZ

Jueves, 14 de julio 2011, 11:24

La violencia estalló por segunda noche consecutiva en zonas de Irlanda del Norte al finalizar las marchas orangistas que reivindican la victoria de Guillermo III sobre las tropas católicas en la batalla del Boyne de 1690. Grupos de jóvenes atacaron a las fuerzas de seguridad con cócteles molotov, fuegos artificiales y pedruscos en Belfast y Derry, y prendieron fuego a vehículos privados. La Policía detuvo a 16 adultos y 10 menores, incluido un chaval de 12 años. El Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) sufrió 38 bajas por heridas leves en los disturbios.

En Belfast, los enfrentamientos se concentraron en el norte de la ciudad, en Ardoyne, barrio con largo historial de oposición a los desfiles de la Orden de Orange. Por la mañana, la marcha atravesó la disputada área en un ambiente tenso pero controlado. Horas después, cuando la comitiva regresó a la sede de su hermandad, la protesta degeneró en violencia contra las fuerzas del orden que trataban de impedir un choque frontal entre orangistas y nacionalistas.

Las recriminaciones no se hicieron esperar. Sinn Fein situó a miembros de Eirige, organización radical republicana, entre los responsables de los disturbios en Ardoyne. Eirige, a su vez, reprochó la dureza de la Policía contra los manifestantes. «La protesta fue pacífica hasta que intervino el PSNI con cañones de agua. Eirige no participó en los disturbios», señaló su portavoz Pàdraig O'Meiscill.

Contra el sectarismo

El PSNI, por su parte, limitó las refriegas a «pequeños reductos» nacionalistas, sin alcanzar el nivel de violencia de julio de 2010, cuando Ardoyne vivió noches terribles con jóvenes que retaron la autoridad de Sinn Fein y veteranos del IRA. Esta vez, la Policía culpó a pandillas de «matones» pasados de alcohol.

El líder sindical norirlandés Peter Bunting destacó que los disturbios revelan la falta de una estrategia para unir a las comunidades por parte del Gobierno de Stormont. «Se necesitaría liderazgo real y una política antisectaria coherente» frente al estallido de disturbios asociados a las marchas. «Una temporada de desfiles pacíficos resultaría más útil que trucos como reducir el impuesto de sociedades», reprochó al Ejecutivo. «Al mundo exterior no le importa quién empieza los disturbios, sino la percepción de que Irlanda del Norte en insegura e inestable».

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