Borrar
Directo Almeida gana en Markina y es el nuevo líder de la Itzulia
Ander Herrera celebra el primer tanto con Mata y Muniain. :: AFP
El trío rojiblanco derriba el muro suizo
MÁS FÚTBOL

El trío rojiblanco derriba el muro suizo

La jerarquía de Javi Martínez, la cabeza de Ander Herrera y la picardía de Muniain desmontaron el entramado helvético

IÑIGO CRESPO

Domingo, 26 de junio 2011, 11:40

Una combinación entre Ander Herrera y Javi Martínez en el centro decantó el encuentro desde el minuto 3. El bilbaíno se levantó sobre el balón y lo impulsó para la incorporación de Javi Martínez. El de Ayegui arrastró a dos rivales y esperó la fallida salida de la línea defensiva suiza para hacer bueno el desmarque de Adrián. El delantero del Deportivo culminó la jugada con un defectuoso pase a Mata. Falló la conexión asturiana. Pero ayer apareció la rojiblanca.

Esa jugada le sirvió a Javi Martínez como una inyección de confianza que le duró otros 87 minutos. El centrocampista del Athletic, uno de los mejores futbolistas del torneo, fue casi ubicuo en el encuentro más importante. Parecía un 'central' versátil. Impecable en su faceta de destructor, fue además el cable que conectaba al balón con Thiago y Ander Herrera.

Necesario por el agobiante marcaje que los helvéticos realizaron sobre su pareja en la medular. Al centrocampista del Barcelona le acompañaban dos sombras rojas por todo el césped. Sólo se zafó de sus perseguidores cuando chocaron entre ellos, pero incluso entonces le apareció un tercer escolta enemigo.

Un cabezazo de oro

Con su característico juego, los de Milla no conseguían derribar el imbatido muro suizo, y una tímida incorporación en un saque de esquina le sirvió para reconocer el punto débil de los helvéticos: la cabeza. El rojiblanco no perdonó en la segunda ocasión que tuvo con la testa. A cinco minutos del intermedio, Dídac aprovechó el delicioso desprecio de Shaqiri, harto de perseguir al lateral del Milan, para colocar un centro geométrico en la cabeza de Ander. No falló. Fue el segundo tanto que anotó el bilbaíno en el Europeo, y lo hizo de nuevo con la cabeza. Aunque esta vez no habrá dudas de si se ayudó con la mano o no. Fue un cabezazo limpio, inalcanzable para la estéril salida del portero y la carrera de los defensores.

Entretanto, Muniain seguía a lo suyo junto a la cal. Se escurría de los marcajes de Suiza, cada vez menos intensos por el desgaste físico y mental que produce bascular sin remedio de lado a lado del campo.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo El trío rojiblanco derriba el muro suizo