

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
IGOR BARCIA
Lunes, 30 de mayo 2011, 19:25
«Thomas Svensson seguirá una temporada más como portero del CB Valladolid». La reciente renovación del guardameta sueco, que seguirá jugando hasta el término de la campaña 2011-12, se resumió en una escueta nota, pero detrás encierra una gran historia. La de una leyenda en activo del balonmano, la de uno de los mejores deportistas suecos y la de un ejemplo de cómo rendir al máximo nivel más allá de los 40 años.
Han pasado 21 temporadas desde que llegó a España para jugar en el Atlético de Madrid y ahora, con 43 años, puede presumir de un palmarés de escándalo, donde sólo le queda el 'pero' de no haber ganado un oro olímpico. Dos Mundiales, 3 Europeos, 6 Copas de Europa, más de 300 veces internacional con Suecia... Una vida ligada al balonmano que afronta su recta final y que Thomas Svensson desgrana desde la terraza de un hotel de Valladolid para EL CORREO.
Una vida en el balonmano
«Llevo jugando a balonmano desde los cuatro años, y siempre quise ser portero. Jugué algo a fútbol, pero tenía en mente ser portero de balonmano, y bueno. Y pensé muy pronto en ir a por todas. Con 15 años dedicí que quería ser el mejor, y empecé a entrenar para serlo. Ya había entrenado mucho, la gente decía que era el mejor de mi edad y de los superiores, jugaba con un equipo de un año más mayores. Recuerdo que una temporada jugué en cinco equipos de mi club, el IF Guif Eskilstuna, y mis padres se empezaron a preocupar. No había más porteros, jeje. Desde los 17 años el club apostó por mí incondicionalmente. Fui el más joven en debutar en la división de honor. Y tuve mucha suerte con los compañeros. Mat Olsson, por ejemplo, me introdujo en su sistema de trabajo en la selección. En vez de verme como un rival, me vio como un compañero. Fue la mejor educación que tuve en esa edad».
El salto a España
«Iba a salir un año antes, en 1989. Pensaba ir a Valencia porque tenía un contrato, pero mis padres me hicieron reaccionar y esperar un año más. Hice una gran campaña en Suecia, que me hizo madurar y sentirme preparado. El cambio a Madrid desde mi pueblo, con 22 años, fue fuerte. Hoy en día lo pienso y doy gracias por haber tenido tan buenos compañeros y tan buen entrenador. A las dos semanas de llegar me dijo Juan de Dios Román: 'Se acabó el inglés Thomas, ahora a hablar en español'. Urdiales, Cecilio... me adaptaron como si fuera un hijo. Me ayudaron muchísimo. Llegué muy preparado a Irún y pude centrarme en el balonmano. Por lo demás, el tren estaba en marcha y era seguir adelante. Después Barcelona y Hamburgo, donde viví otro tipo de balonmano, había mucho dinero pero no había todavía un proyecto deportivo. La vuelta a España era inesperada. Pensaba quedarme en Alemania hasta el fin de mi carrera, pero hubo problemas y volví a la Asobal».
Una continuidad inesperada
«En Pamplona renací como portero, pero la inesperada salida de Portland trajo la consecuencia de que yo siga jugando. Si sigo un año más, me hubiera retirado allí. Salí mal por dos personas, porque por lo demás tengo grandes amigos y al club le estoy muy agradecido. Pero estaba muy mentalizado en seguir una campaña más y tuve la llamada de Pastor, el técnico del Valladolid, con quien tenía contactos porque él quería fichar a algún portero sueco y fallaron las opciones que tenía. Así que se dio la circunstancia de que ellos no tenían portero, y yo de repente me quedé cortado. Mi mujer me aconsejó que lo dejara, pero yo le dije que no podía terminar mi carrera así. Le pedí un año más para dejar las cosas claras».
Renovación en Valladolid
«Llegué en verano de 2009 y esperaba jugar una temporada. Pero en enero de 2010 ya hablamos de seguir y fue rápido. Pero en enero de este año nos dijeron que había que rebajar el presupuesto. A los siete que terminábamos nos dijeron que no podían renovarnos, fueron muy honestos y lo dijeron con mucho tiempo. Las cosas mejoraron algo y decidieron renovar a algunos, entre ellos a mí. Fui el primer soprendido. No pensaba continuar. Ya estaba pensando en dejarlo y buscar otras salidas, otra vida, pensaba volver a Barcelona y ver qué hacer. Pero mientras pudiera seguir, lo tenía que disfrutar».
Una carrera muy larga
«El año pasado un compañero de 35 años dijo, 'antes de que viniera Thomas, pensaba que me sobraban tres años, ahora pienso que me faltan cuatro...' Creo que he abierto otra dimensión para que tengan treinta y pico años. Muchos jugadores que están en el equipo no habían nacido cuando fui campeón del mundo en 1988. He jugado con dos generaciones, con los padres y ahora con los hijos».
La clave de la longevidad
«A los 35 años tenía que estar acabado totalmente, pero a raiz de conocer a Juan Carlos Hernández en San Antonio, el mejor preparador que he tenido nunca, gracias a él estoy jugando, porque he evitado lesiones y me he recuperado muy rápido. Él nos dijo a cada uno lo que necesitábamos, lo que teníamos que hacer y lo que no. Inventó entrenamientos muy nuevos y diferentes, especializados para cada posición de jugador, y eso ha servido para que todavía hoy siga jugando a este nivel».
La preparación
«Suelo decir que cuando los demás están de vacaciones yo empiezo la temporada, porque necesito mucho más tiempo para coger la forma. Si ellos necesitan tres semanas, yo tres meses, y mi parte dura de trabajo tiene que ser en junio. Eso sí, cuando la coges, si la coges, la aguantas mucho más. Si compitiera siempre, tendría mucho más rendimiento. No va con la edad, sino con el hecho de jugar. Se entrena para competir, no al revés».
El portero y la portería
«A los entrenadores no les interesa cómo pares el balón, solo que lo pares. Yo he ido más allá, y con buenos entrenadores y con ayuda, he aprendido a parar sin hacer un buen partido. Que hayas parado no quiere decir que hayas jugado bien. El resultado manda, pero a veces estás trabajando bien y no paras por circunstancias diferentes. Va con el caracter y exigencia de cada uno. Y entrenamiento. Ahora no tengo que pensar en que debo concentrarme, está todo automatizado, se ha trabajado mucho desde el principio. De joven tenía problemas de postura, ahora ni lo pienso. Tenía inseguridad a la hora de poner los brazos. Dudé mucho tiempo sobre la técnica de parar balones abajo. Opté por spagat siempre, pero hubo diferentes, con una mano, con dos, o paso de vallas... vas estudiando y probando. Mi éxito ha sido parar con una mano y con spagat. De hecho, ahora los porteros de la selección sueca trabajan así».
La hora del futuro
«Todos mis excompañeros están retirados, son entrenadores o comentaristas. Es curioso, pero al mismo tiempo que ellos ven raro que yo siga ahí, yo también veo raro que no haya sido capaz de dar el siguiente paso en mi vida. Creo que me he retrasado un poco en mi evolución. Me admiran, pero yo a ellos también porque han tenido el valor de dejarlo y prepararse bien para la siguiente fase. Yo soy una persona que se mete mucho en su trabajo, e igual no reflexiono sobre otros temas en la vida. Igual debía haber tenido la mente más abierta para preparar la retirada, y es lo que estoy haciendo ahora. Encontrar un sentido a mi vida es el miedo entre comillas que tengo. Toda la vida he pensado exclusivamente en balonmano, hasta el pasado enero. Y ahora lo llevo bien. No creo que tenga problemas para encontrar trabajo, porque ya me han ofrecido un cargo en la selección sueca. Es un buen comienzo, pero no sé... Entrenar a porteros estaría bien, porque es lo que me gustaría hacer, o lo que mejor sé hacer, o lo único que sé hacer, jeje. No, seguro que sé hacer otras cosas...»
¿Entrenador?
«Imagino que empezaré ligado al balonmano, que es lo más sencillo, para luego buscar otros retos. No sé si lo de entrenador va conmigo. Puedo hacerlo, pero no sé si me gustaría, porque sería la misma vida en otro bando, con la misma exigencia... Preferiría evolucionarme como persona hacia otro sentido, con más libertad, al menos en el principio. Si me retiro el año que viene -no, me tengo que retirar ya- y quisiera ser entrenador me tengo que dar prisa, porque Guijosa y Ortega llevan nueve años siendo entrenadores, nueve años con experiencia, eso es toda una carrera entera. Me dijeron que se retirarían ellos antes de entrenador que yo de jugador. La gente se ríe con eso, pero yo ya me lo tomo en serio».
Repaso a una carrera
«Cuando vine calculaba hacer cinco años y luego volver a Suecia. Pero las cosas cambiaron con la ley Bosman y seguí en España. Está claro que no se pueden hacer proyectos, porque han pasado más de 20 años... Estoy feliz y satisfecho con lo que he ganado, pero un oro olímpico hubiera sido lo máximo... He tenido tres europeos, dos mundiales, a punto de ganar muchas cosas más... Me siento orgulloso por lo que he conseguido, pero siento que me falta algo, y quizá por eso he seguido en el balonmano. Moriré así, es cuestión de carácter».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Detenida la influencer Marta Hermoso por un robo millonario en un hotel de Madrid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.