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M. M.
Jueves, 12 de mayo 2011, 05:03
«Me siento muy afortunado de poder retirarme en este club y en esta ciudad». Con sencillez y tratando de contener su emoción, Marc Amargant anunció ayer su adiós a las pistas tras el final de esta temporada. El jugador catalán del Naturhouse La Rioja confirmaba así los rumores que, durante todo el año, circulaban sobre su posible abandono del balonmano de máximo nivel.
Con él se va uno de los pilares, junto con Gurutz Aginagalde y Javier Parra, sobre los que se ha forjado el proyecto del Club Balonmano Ciudad de Logroño. Un proyecto que comenzó siendo una aventura en la máxima categoría nacional. Llegó en 2006 y pronto se ganó el cariño de una afición a la que recordó ayer. «Siento los últimos años como los mejores de mi carrera deportiva», aseguró.
El de Palautordera, a punto de cumplir 35 años, podrá despedirse de la mejor manera posible, enfrentándose a los dos 'grandes' de Asobal: Barcelona Borges y Ciudad Real. Precisamente contra el equipo azulgrana podrá dedicar su última actuación ante el público del Palacio.
«Uno tiene que saber retirarse. Me siento a gusto, estoy contento aquí en Logroño y todavía me siento útil para el equipo. Tenía ganas de retirarme con esa sensación, hacerlo un día antes y no uno después de lo que debería», explicó el jugador, para quien sus mejores recuerdos en el club riojano son la permanencia 'in extremis' de la primera temporada y la primera clasificación para Europa.
Amargant contó qué significa para él el balonmano. «Cuando hace 26 años un amigo nos animó a jugar, nunca imaginé que ese deporte iba a vertebrar en gran parte mi nvida. Las vivencias que he ido acumulando han influido de una forma decisiva en mi personalidad, mi manera de entender la vida y los valores que la rigen». Se dice «afortunado por haber convertido la pasión de mi niñez en mi profesión».
En el apartado de agradecimientos comenzó valorando la «confianza y cariño» de todos sus clubes. Además, confirmó que regresa a su hogar, donde colaborará con el club donde se inició, el Palautordera. También se acordó de sus entrenadores, preparadores, fisioterapeutas y médicos, de quienes alabó su «paciencia y tiempo invertido en mí». Y de sus compañeros de vestuario aseguró que le han hecho «crecer como persona y algunos son amigos para toda la vida».
Recuerdos especiales
En un día tan importante para él, Marc Amargant reservó palabras para su familia. Primero, para sus padres. «Me gustaría llegar a ser tan buen padre con mi hijo como ellos», dijo. Después, para su mujer, Eli, «por su paciencia, valentía y generosidad al apoyarme siempre».
Y también guardó elogios para su entrenador, Jota González. «Su llegada supuso para mí otra manera de entender el balonmano, no sólo en lo técnico y táctico, sino en su capacidad de compromiso y trabajo prácticamente inigualables».
Jota también valoró el «compromiso» de Amargant, quizá el jugador más cercano a él y al que ofreció una vez más la renovación, esta vez sin éxito. «Es un jugador que nunca ha buscado protagonismo personal, que siempre ha mirado por el bien colectivo, generoso en los entrenamientos, el que mejor entendía la táctica a la primera y que identifica el 'balonmano total' de jugar en lo que se le pida».
«Se va un hombre de los fundamentales, trabajador, honesto y que imprime carácter al equipo», añadió Jota tras afirmar que Amargant sería un muy buen entrenador». El directivo Ángel Oregui añadió que el catalán «ha dejado huella y tiene la puerta de este club abierta».
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