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El yacimiento, que ya ha sido sellado por la Diputación, fue localizado el pasado mes de enero por tres arqueólogos. :: JORDI ALEMANY
Caballos de hace 25.000 años en Mañaria
CUEVA DE ASKONDO

Caballos de hace 25.000 años en Mañaria

Descubren las segundas pinturas rupestres más antiguas de Vizcaya La Diputación sella la cueva de Askondo para restaurar los dibujos, «en muy mal estado de conservación»

MANUELA DÍAZ

Jueves, 5 de mayo 2011, 12:28

Ocultas y ensombrecidas bajo capas de hollín y polvo han permanecido más de 25.000 años una docena de pinturas y otros elementos del Paleolítico en la cueva de Askondo de Mañaria. Una cavidad en la que ya se encontraron restos hace cerca de un siglo y que, pese a ser testigo del ir y venir de los bloques de mármol extraídos de una cantera próxima y del trasiego de furtivos en busca de restos lucrativos, ha logrado preservar en su interior un «extraordinario tesoro». Así lo calificó ayer la diputada de Cultura, Josune Ariztondo, en la presentación de este hallazgo.

Y es «extraordinario» lo encontrado en su interior no sólo porque aparece la primera mano en positivo y el primer hueso calcificado de un animal «clavado en la pared» encontrados en el territorio vizcaíno, sino por la gran influencia de elementos artísticos procedentes del resto de la península Ibérica y de Europa Occidental. Además, se trata de una de las pocas cuevas de la cornisa cantábrica con pinturas rupestres ubicadas en el interior y no en la costa.

La cueva de Askondo, cuya entrada acaba de ser clausurada para proceder a un estudio exhaustivo, esconde el segundo conjunto de pinturas rupestres más antiguo descubierto hasta ahora en Vizcaya, después de las de Venta Laperra. Sus autores las realizaron entre el año 28.000 y el 18.000 antes de nuestra era, lo que las hace más antiguas que las pinturas de Santimamiñe, según explicó Diego Garate, uno de los tres arqueólogos que en enero localizaron los dibujos. Askondo es la quinta cueva con arte parietal paleolítico en territorio vizcaíno tras Venta Laperra (1904), Santimamiñe (1917), Arenaza (1963) y El Rincón (2004).

Garate detalló que en la galería donde en 1963 se localizaron dos cráneos de oso de las cavernas se han descubierto, en «muy mal estado de conservación», más de una docena de representaciones en pintura roja o grabadas y otros elementos parietales (realizados en pared). Todas ellas están en la parte más cercana a la entrada de la cueva, que se derrumbó parcialmente por la actividad de la cantera próxima.

En una primera pared, muy expuesta a la luz y el hollín de las hogueras, se han localizado dos caballos de más de metro y medio pintados en rojo. Un poco más alejado se vislumbra bajo unas siglas topográficas un caballo con curvatura en la zona de la boca que los expertos denominan «morro con forma de pico de pato» y que se observa en otros conjuntos localizados en Francia y el interior de la Península. En este panel se ha localizado también una cabeza de caballo en rojo y otro equino completo.

A diez metros de la entrada, los investigadores han descubierto los rasgos de un animal de dos metros sobre el que se aplicará una «fotografía multiexpectral» para extraer la imagen y recuperar otras figuras. En la misma zona se ha encontrado la primera «mano en positivo» junto a dos trazos paralelos típicos de la zona cántabra y un hueso de animal hincado en la pared a dos metros de altura, típico de cuevas del Pirineo y que los expertos relacionan con alguna actividad artística, además de puntos, manchas y una serie de grabados subverticales no figurativos.

Este hallazgo, cuya veracidad ha sido refrendada por un equipo de expertos en Arte Prehistórico, es «la guinda de una fase brillante de la arquitectura paleolítica en Vizcaya», subrayó Cesar González, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, centro asociado al CSIC.

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