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DAVID GUADILLA
Miércoles, 4 de mayo 2011, 12:22
Patxi López dio ayer un paso más en su intento por evidenciar la incomodidad que le produce la anulación total de las listas de Bildu dictada por el Tribunal Supremo y su esperanza de que el Constitucional revoque, al menos en parte, este veto. Lo hizo intentando no abrir una fisura en su relación con el Gobierno central ni con el PP, y manteniendo el mensaje de que hay que respetar las decisiones judiciales, gusten o no. Para mantener este complicado equilibrio recalcó que tiene «la seguridad» de que ni Eusko Alkartasuna ni Alternatiba están «al servicio» de ETA y de que «muchos» de los candidatos que integran la coalición abertzale tienen «una trayectoria personal y política de oposición a la violencia». Por ello, el lehendakari sostuvo que hay que esperar la decisión del Constitucional, prevista para la medianoche de mañana, y ver cómo los magistrados «solventan esta situación» con el fin de que, «efectivamente, se garanticen sus derechos».
Durante las últimas semanas, el jefe de Ejecutivo calcula al máximo cada una de sus palabras. Tanto López como el equipo que le rodea creen que la figura del lehendakari y el respeto institucional le impiden lanzar mensajes incendiarios contra la judicatura, entre otros motivos, porque, cuando estaban en la oposición, los socialistas acusaron reiteradamente a Juan José Ibarretxe de traspasar algunas líneas rojas. Pero, además, sabe que cualquier exceso dialéctico podría enardecer a los sectores del PP más críticos con el pacto que le permite ser el jefe del Ejecutivo y generarle un problema con su propio partido en Madrid.
Por contra, cada vez son más los miembros del PSE que no tienen reparo en exponer de forma pública su malestar con la decisión del Supremo. Y no son militantes de base. Entre otros, han salido Txiki Benegas y Odón Elorza. Y, previsiblemente, no serán los últimos, porque buena parte de los cargos socialistas ven injustificable que se haya ilegalizado de forma absoluta a Bildu. Según los críticos, la decisión del Supremo genera más problemas de los que soluciona y conduce al sistema democrático a un límite peligroso. A su juicio, sería entendible que los magistrados hubiesen bloqueado el paso a listas que estaban «totalmente contaminadas», pero no al conjunto de la coalición, porque conduce a EA y a Alternatiba «al ostracismo».
Con tantas minas en el camino, el lehendakari lleva varios meses intentando que no explote ninguna. Lo tiene complicado. Ayer volvió a insistir en un mensaje que ha reiterado en las últimas semanas. «¿Alguien piensa que EA forma parte del entramado de ETA? Prácticamente nadie», afirmó al ser preguntado por si su «seguridad» sobre la trayectoria del partido dirigido por Pello Urizar no casa mal con los informes presentados por la Abogacía del Estado o la Fiscalía.
Aunque el propio López admitió que las dos formaciones que integran Bildu podían haber sido «más exigentes» con la izquierda abertzale «en la obligación que tiene ese mundo de romper definitivamente sus vínculos con la violencia», también quiso subrayar que dentro de las candidaturas de Bildu «hay muchos hombres y mujeres que tienen una trayectoria personal y política con un inequívoco compromiso democrático y de oposición a la violencia».
«Respetar y acatar»
Un panorama endiablado que tiene que resolver el Constitucional, como recordó López. Hace una semana utilizó el término «papelón» para explicar lo complejo de un debate que ha dividido al Supremo. Ayer, se cuidó mucho de plantear una exigencia directa a los magistrados para que autoricen a Bildu a estar en las urnas. Utilizó otra fórmula. «Hay que esperar -dijo- la decisión del tribunal, que es garante de los derechos de todos los ciudadanos, de estos también, y ver cómo solventa esta situación para que efectivamente se garanticen sus derechos». Cuando se le cuestionó si eso significaba que deseaba que el Constitucional desautorizase al Supremo, López se limitó a contestar: «Espero que respete los derechos de los ciudadanos, que es lo que le corresponde».
Un mensaje que no impidió al lehendakari subrayar que lo importante es «respetar y acatar» las sentencias judiciales y mantener la separación de poderes, algo que, en su opinión, no está haciendo el PNV al vincular su respaldo a Zapatero a lo que diga el Constitucional. Para el lehendakari, «condicionar un apoyo a una sentencia de los tribunales es de poco rigor democrático».
El jefe del Ejecutivo se preguntó qué hubiera hecho Urkullu «si sus fuerzas de seguridad» le enviaran unos informes como los remitidos al Ministerio del Interior por la Guardia Civil o la Policía Nacional. La Ertzaintza también realizó los suyos. El líder del PSE acusó a los nacionalistas de «buscar votos de manera desesperada».
López llegó hasta ahí. Hoy se somete a una entrevista en ETB. Está previsto que el Constitucional decida la medianoche de mañana el futuro de Bildu.
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