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PAULA DE LAS HERAS ENVIADA ESPECIAL
Viernes, 15 de abril 2011, 04:50
Desde que se hundió el Titanic, hace 99 años, la idea de que pueda haber naves indestructibles ha perdido fuerza, pero Zapatero aún considera válidas las metáforas marinas. El presidente, de gira por Asia a la caza de inversores, se lanzó ayer con el símil y afirmó que aunque haya atravesado por un momento de dificultades, España seguirá navegando con fortaleza. «Es un poderoso trasatlántico; estad tranquilos», dijo. No fue una licencia destinada a embaucar a los inversores radicados en Singapur, con los que mantuvo un desayuno, sino un intento de conquistar al grupo de españoles residentes en la pequeña ciudad-estado y gran plaza financiera, con quienes también se reunió.
«Llevo dos años dando malas noticias...», dijo en un desahogo. En todo caso, también ante los representantes de los principales fondos de inversión y fondos soberanos con sede en el país asiático se empleó con ganas. En dos días, se ha topado con un informe del FMI que sostiene que España no podrá cumplir sus previsiones de déficit si no emprende más ajustes, y con unas previsiones de la Fundación de Cajas más pesimistas que las del Gobierno. Y los potenciales inversores querían explicaciones. No se salió del guión. Recordó que se produjo una gran batalla entre el FMI y su equipo por las expectativas de crecimiento y que el tiempo terminó por darle la razón. «Tenemos nuestros datos (un crecimiento del 1,3% este año) y creemos en ellos»
En principio, según las citadas fuentes, hay ya un par de fondos soberanos singapurenses interesados en invertir en España pero aún están recabando datos. El Ejecutivo se cuidó mucho esta vez de dar nombres y cifras para evitar malentendidos que dañen las eventuales operaciones. Después de haber desvelado que la Corporación de Inversiones de China maneja un fondo de unos 9.300 millones con vistas a entrar en el sector financiero español, se vio ayer obligado a matizar los datos. La entidad pública negó que esa información tuviera fundamento. Y en Moncloa se apresuraron a admitir que había habido un error al adjudicarle el proyecto y que, a pesar de que en el encuentro de Zapatero con representantes de entidades chinas se barajaron cifras, es pronto para «entrar en detalles» dado que los eventuales planes de inversión están en fase de estudio. En resumidas cuentas, que España fue indiscreta.
Nada de eso es óbice, no obstante, para dar por bueno que habrá una operación de calado en relación con las cajas. Lo dijo el viceprimer ministro de esta dictadura comunista, y segunda economía mundial, Li Kequiang, el pasado lunes: comprarán más deuda y capitalizarán entidades inmersas en el proceso de reestructuración bancaria.
Las intenciones de los fondos de Singapur, otra dictadura a la que Zapatero ha ido a pedir apoyo, están menos claras. Sobre todo, porque España acaba de empezar a trabajarse las relaciones bilaterales con su Gobierno; cosa que no sucede con China. La docena de inversores que ayer se entrevistaron con el jefe del Ejecutivo le bombardearon a preguntas. Y no preguntas inocuas. Entre los asistentes hubo quien hizo una pregunta para nota: «¿Pueden los cambios políticos poner en cuestión las reformas?».
Zapatero dio por hecho que lo que en realidad se le preguntaba era qué pasara si el PP gana las elecciones, y respondió que nada. «No hay marcha atrás. Las reformas están apoyadas en una mayoría amplia y lo que falta se hará antes de un año». Sostuvo también que las reformas «sin parangón en 30 años» que está acometiendo su Gobierno, están permitiendo estabilizar la economía a corto plazo y han devuelto la confianza de los mercados.
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