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ANTONIO PANIAGUA
Jueves, 7 de abril 2011, 10:51
Un juzgado de Madrid ha impuesto a la Congregación de Hermanas del Amor de Dios el pago de una indemnización de 40.000 euros, la más alta hasta ahora por un caso de acoso escolar. El colegio recurrirá la sentencia al entender que no mantuvo una actitud negligente ni pasiva ante el hostigamiento que se estaba produciendo. El abogado de los padres, Pedro M. González, subrayó que a raíz del maltrato de que fue víctima el menor, que cursaba los primeros cursos de Primaria, el alumno sufrió un trastorno por estrés postraumático.
El Juzgado de Primera Instancia número 44 de Madrid trata de resarcir a los padres del niño del «daño moral» causado, por cuanto la dirección del centro se abstuvo de detener la agresión sistemática y continuada que se estaba perpetrando y exhibió siempre una «actitud omisiva». Según el letrado de la familia, la dirección del colegio Amor de Dios endosó al niño la culpa de lo ocurrido, dado que achacaba a su «introspección» el malestar y el aislamiento del alumno.
La juez que dicta la sentencia entiende que el 'bullying' se manifestó en forma de vejaciones y agresiones físicas que al principio empezaron por el robo y ocultamiento de la cartera y el abrigo del pequeño, circunstancia que le obligaba a ser siempre el último en abandonar el aula. Luego el asedio se recrudeció al ser aislado en clase y excluido de los juegos.
A la vista de que el niño se mostraba triste y ansioso, lloraba «todos los días» y hasta expresaba su deseo de repetir curso para deshacerse de sus acosadores, la madre se entrevistó con la profesora. Esta le recomendó «tranquilidad» y que comprase al hijo un balón para que los demás niños jugasen con él. Mientras tanto, la víctima padecía pinchazos infligidos con la punta de los lápices de forma tan sistemática que llegaron a dibujar sobre su piel una especie de tatuaje.
Desde segundo a cuarto de Primaria, en los años que van de 2008 a 2010, el niño fue perseguido con saña por cinco compañeros. Al final, la única solución consistió en cambiar al pequeño de colegio, si bien los padres litigaron en los tribunales hasta conseguir una indemnización cuantiosa. Una cantidad, la de 40.000 euros, que se queda corta, aunque es que la pidieron los padres. De acuerdo con el letrado Pedro M. González, el resarcimiento podría haber sido muy superior. De hecho la magistrada hubiera accedido a una indemnización de 120.000 euros si la familia así lo hubiera demandado. Con todo, González destacó que la cuantía de la reparación económica figuraba en último lugar de las prioridades de los padres.
«Absolutamente injusto»
José Luis García Olaskoaga, portavoz de Congregación de las Hermanas del Amor de Dios, negó que la dirección del centro haya pecado de «inactividad» y adujo que la dirección había instado «todos los procedimientos» a su alcance, en referencia a que los hechos fueron comunicados al inspector de educación. «No tenemos datos del supuesto acoso, abrimos un expediente, hablamos con los profesores, informamos al inspector, que tampoco detectó problemas, estuvimos pendientes del menor y de su clase», dijo García.
El profesor de la Universidad de Alcalá y psicólogo Iñaki Piñuel, estudioso del problema del acoso y perito en el procedimiento, atribuyó a los responsables del colegio la intención de «ocultar» los hechos. «No se debe trivializar, banalizar o esconder los casos de acoso y maltrato, ya que de este modo se estigmatiza al menor que los sufre, se legitima la conducta violenta de los maltratadores y se coloca a la víctima como causa del problema, algo absolutamente injusto».
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