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JUANMA VELASCO
Viernes, 1 de abril 2011, 13:14
No se ve. Ni se huele. Es totalmente imperceptible para el ser humano. Pero la radiación liberada en la central nuclear de Fukushima, castigada por el terremoto y posterior tsunami del pasado 11 de marzo, ha llegado a Euskadi. El laboratorio de la red de alta sensibilidad ubicado en Bilbao ha detectado en los últimos días la presencia en el aire de isótopos radiactivos de iodo y cesio que «solo pueden proceder» del accidente nuclear de Japón. Eso sí, no hay de qué preocuparse. Las «trazas» son «tan ínfimas» que su presencia no presenta ningún tipo de peligro para la salud ni para el medio ambiente, aseguran los expertos. De hecho, estos valores «son mucho menores que la propia radioactividad natural de la tierra».
Sea como fuere, las corrientes de aire han provocado que masas con partículas radioactivas procedentes de la central de Fukushima hayan llegado a Euskadi. Los isótopos de iodo 131, cesio 137 y 134 han sido detectados en los seis laboratorios de control repartidos por el Estado -uno de ellos está en Bilbao- y en otros distribuidos por Europa. En todos los casos, las cantidades son muy pequeñas. La media de valores tanto en el laboratorio de la capital vizcaína como en Madrid, Barcelona, Sevilla o Cáceres son del orden de 0,001 milibecquerelios por metro cúbico (unidad que mide la actividad radioactiva). «Son niveles muy pequeños. El límite de dosis a la población para que empezáramos a notificarlo se encuentra a partir de 16.000 milibecquerelios por metro cúbico», explica Natalia Alegría, doctora en Ingeniería Industrial y encargada de coordinar los datos de la red de vigilancia de Euskadi. Las mediciones se llevaron a cabo entre el 18 y el 28 de marzo.
Los laboratorios de alta sensibilidad forman parte de las redes de alerta y control de la radioactividad repartidas por toda España y coordinadas por el Centro de Seguridad Nuclear (CSN). En Euskadi, depende del Departamento de Industria del Gobierno vasco, aunque de su supervisión se ocupa el departamento de Ingeniería Nuclear y mecánica de Fluidos de la UPV. La red vasca cuenta con estaciones de alerta en la Escuela de Ingenieros de Bilbao, en la Facultad de Farmacia de Vitoria y en el Centro Meteorológico del País Vasco en San Sebastián (perteneciente al CSN), aunque estas últimas no tienen aparatos tan sensibles.
Fuentes del Consejo de Seguridad Nuclear aseguran que los valores detectados «no tienen significación desde el punto de vista de la protección radiológica ya que, en todos los casos, son muy bajos y sin ningún peligro para la salud de las personas y el medio ambiente».
¿Y por qué se sabe que estos isótopos radioactivos proceden de Fukushima? «Porque no hay ninguna incidencia nuclear declarada en ningún otro sitio. La única explicación es que esos isótopos de iodo y cesio provengan de Japón», asegura la coordinadora del la red de vigilancia vasca.
Además de centrarse en el seguimiento de los efectos del accidente en Fukushima, el laboratorio de alta sensibilidad de Bilbao lleva a cabo muestreos del suelo, ríos, alimentos, animales, plantas..., previo acuerdo con el CSN. ¿Y han encontrado algo fuera de lo común?. «No, sólo encontramos radiactividad natural».
Hacia el Pacífico
Según señalaron fuentes del CSN, está previsto que las masas de aire que ayer se situaban en la central nuclear de Fukushima se muevan en las próximas 48 horas hacia la costa este de Japón y hacia el océano Pacífico. Tras conocer la existencia de partículas procedentes de Fukushima en la atmósfera del Estado, las organizaciones Ecologistas en Acción y Greenpeace criticaron al CSN por la «falta de transparencia» al no informar «puntualmente» sobre los niveles de radiación. No obstante, reconocen que los valores detectados no son nocivos para la salud.
Según la doctora Alegría, en Bilbao se han detectado «trazas tan ínfimas» que las estaciones convencionales de la red de alerta radiactiva -menos sensibles- ni siquiera son capaces de registrarlas. «Los hemos detectado con los equipos de laboratorio de la red de alta sensibilidad, con los que analizamos muestras de aire», incide la experta.
Los sistemas de estos laboratorios son tan sensibles que, hace unos años, llegaron «a detectar cambios en la atmósfera porque un pañal utilizado por un enfermo oncológico (sometido a radiación) del hospital de Basurto no fue reciclado de forma correcta. Se tiró a la basura, se incineró y expulsó a la atmósfera radionucleidos», detalla la coordinadora de la red de vigilancia vasca.
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