Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
ALBERTO AYALA
Domingo, 27 de marzo 2011, 05:20
Mario Fernández, ex vicelehendakari del Gobierno vasco con Carlos Garaikoetxea, abogado de prestigio y presidente de la BBK, es el hombre de la semana en Euskadi. Nada menos que dos décadas después de que surgieran la BBK, la Kutxa y la Vital -fruto de la unión de las antiguas cajas municipales y provinciales-, él aparece como el principal artífice de que estas tres entidades hayan llegado por fin a un acuerdo para iniciar un proceso de fusión fría absolutamente necesario. Y, sobre todo, de que PNV, PSE y PP hayan retirado esta vez los palos de las ruedas, pese a estar solo a dos meses de unas elecciones.
El pasado viernes, en su visita a Ajuria Enea junto a Xabier Iturbe (Kutxa) y Carlos Zapatero (Vital) para comunicar oficialmente al lehendakari el arranque del proceso, Fernández tuvo el máximo interés en lanzar una idea: que el compromiso alcanzado quiere «conciliar los elementos técnicos con los intereses de los territorios». «En este país las sensibilidades territoriales son, desde luego, muy relevantes», enfatizó.
Euskadi es la única autonomía de corte confederal. Y lo es porque ese era el modelo interno vigente en el PNV cuando se alumbró el Estatuto -modelo que posteriormente corrigieron los jeltzales-. Y porque quienes impulsaron la Carta de Gernika entendieron, posiblemente con razón, que era la única forma de que Álava, Guipúzcoa y Vizcaya iniciaran un proyecto político en común. La necesidad de esos equilibrios territoriales que llevaron a los padres del Estatuto a asignar idéntico número de escaños en el Parlamento a las tres provincias -con lo que tiene de injusto que el voto de un vizcaíno valga menos que el de un guipuzcoano, y ambos que el de un alavés-, lejos de desaparecer, se mantiene. Sin duda, porque formaban y forman parte del ser de los ciudadanos vascos. Pero también porque cíclicamente los partidos se han encargado -por lo general, de forma consciente- de azuzar tales sentimientos.
En otras comunidades sorprende que aquí todos queramos el mejor aeropuerto, el auditorio más lujoso, el palacio de congresos más grande y, claro, el mejor equipo de fútbol o baloncesto. En suma, que una y otra vez se dupliquen esfuerzos. Generalmente porque los pequeños exigen estar al mismo nivel que el grande. Pero también en sentido contrario: porque el grande trata de acapararlo casi todo, según sentimiento bastante extendido en numerosos ámbitos guipuzcoanos y alaveses.
Condicionante
Las cajas vascas van hacia una fusión fría, primero -y segundo, y tercero, y...- porque la situación económica lo exige. Porque estos días, o te unes o te unen. Pero, además, porque Mario Fernández, en abierta sintonía con el alavés Carlos Zapatero -como ya ocurrió con sus antecesores Xabier de Irala y Gregorio Rojo-, ha entendido que era la única forma posible de avanzar, frente a la fusión total a la que aspiran sus correligionarios nacionalistas, sin suscitar tantos recelos ciudadanos que PSE y/o PP vetaran de nuevo la operación.
Porque la realidad es que, aunque los números aún no estén puestos, no es nada aventurado afirmar que Kutxa y Vital van a salir bastante peor parados porcentualmente en esta fusión fría que en la caliente que se intentó en 2005. En aquella operación -que primero vetó el PP alavés y luego, por temor a las consecuencias electorales, el PSE-, la BBK se iba a quedar con el 50% de la representación, la caja guipuzcoana con el 35% y la alavesa con el 15%. Además de que la sede corporativa iba a estar en Vitoria y la de la obra social, en San Sebastián. A cambio, esta vez cada caja va a mantener su identidad, su dirección y su obra social. Al menos, por ahora.
En este complejo juego de equilibrios, sorprendió la contundencia con la que la portavoz del Gobierno, Idoia Mendia, saludó el acuerdo como el primer paso para la fusión total que «se hará en el futuro». Esas palabras estuvieron a punto de suscitar un nuevo choque entre el Ejecutivo y el PP, su socio. Según diversas fuentes, algunas explicaciones ofrecidas en privado bastaron para sofocar lo que amenazaba incendio.
Los equilibrios territoriales siguen marcando la política, la economía o la cultura vascas. Y los desviacionismos suelen tener consecuencias. Incluso por encima de que se comparta militancia. Lo hizo Odón Elorza cuando arremetió contra el Gobierno de López por su ligereza al abrir la cartera para financiar el nuevo campo del Athletic. Lo repetía el miércoles el líder del PSE alavés, Txarli Prieto, al demandar al lehendakari idéntico cariño hacia los proyectos alaveses que el que muestra a los de su tierra, Vizcaya. Y la campaña electoral aún no ha comenzado.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.