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Mártires de repuesto
CRÍTICA DE CINE

Mártires de repuesto

JOSU EGUREN

Sábado, 19 de marzo 2011, 03:57

Clonación, eugenesia, ingeniería genética, romanticismo, adolescencia, drama... Mark Romanek ('Retrato de una obsesión') vuelve a las pantallas con la adaptación de una novela homónima del escritor británico japonés Kazuo Ishiguro que en su relectura cinematográfica evoca autores tan dispares como Ray Bradbury, Aldous Huxley, Philip K. Dick y Jane Austen.

En un pasado/presente, descrito en primera persona por la cobaya de un proyecto Lebensborn destinado a la fabricación de piezas de repuesto para una sociedad distópica, Mark Romanek rastrea los pasos de tres niños criados sin ningún tipo de afecto en un entorno cerrado, que forman un delicado triángulo sentimental y amoroso con fecha de caducidad. La certidumbre del desenlace, desvelado en el primer tercio de la película, aborta las posibilidades de que el trío emprenda una hipotética fuga y da pie para que Romanek y Alex Garland (guionista) concentren el desarrollo del metraje en un drama a contrarreloj que cojea cuando intenta reformular los planteamientos básicos de la etología humana. Romanek es fiel al esqueleto de la novela de Kazuo Ishiguro -en la que el autor combinaba elementos afines a la ciencia-ficción para acortar las expectativas vitales de sus personajes- y prueba de ello es la nostálgica voz en off de una narradora omnisciente que intersecta diagonalmente imágenes en las que se unen presente, futuro y pasado.

El problema es que la mirada sobria, extrañada y distante de Romanek -que hace gala de una saludable contención en las secuencias más propicias para el melodrama- acaba transformándose en un aliento gélido que empaña el notable despliegue interpretativo de Carey Mulligan en el preciso instante en el que la actriz tiene que responder/se ¿Qué nos hace humanos? Técnicamente notable (montaje, fotografía y banda sonora), la cinta acusa cierto grado de impersonalidad, pero es una grata noticia para los espectadores que quieran probar una dosis de romanticismo racional.

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