Epsilon Euskadi intenta renegociar sus créditos tras perder 7,8 millones en tres años

La empresa automovilística Epsilon Euskadi, una de las 'joyas de la corona' del Parque Tecnológico de Miñano, en Álava, atraviesa una delicada situación económica-financiera. La compañía presentó el día 8 un procedimiento preconcursal ante un juzgado de lo mercantil, según ha podido saber este periódico y confirmó ayer un portavoz de la sociedad. A partir de aquí, la firma dispone de cuatro meses para llegar a un acuerdo particular con sus acreedores para retrasar el pago de sus créditos y disipar así el riesgo de quiebra. Si fracasa, el juez designará un administrador concursal.

Epsilon fue, en 2007, la gran apuesta del Gobierno Ibarretxe y del PNV para intentar que Miñano despegara de una vez. La empresa creada por el prestigioso ingeniero de Fórmula 1 Joan Villadelprat con un capital de apenas 3.100 euros (que luego amplió hasta los 92.333 actuales), asentada en Azkoitia desde 2003, soñaba con dar el salto al gran circo de la F1. Para ello necesitaba terrenos, y Alcañiz (Aragón) se los ofreció. Pero también precisaba financiación para construir un gran centro de innovación tecnológica con un túnel del viento único en España como principal tirón.

Vizcaya, Zamudio, se interesaron por el proyecto. Pero finalmente Miñano, Álava -entonces gobernada por el PP-, se quedaron con él. Villadelprat anunció entonces una inversión de 30 millones de euros y la creación a medio plazo de más de 200 empleos, en su mayoría ingenieros y técnicos de alta cualificación. Agregó que en Miñano se haría un coche para competir en Le Mans y que después llegaría el salto a la Fórmula 1.

Subvención 'in extremis'

Epsilon compró al parque -con pago aplazado- una parcela por 2,6 millones de euros para levantar en ella el edificio de la compañía y rubricó sendas hipotecas de 8 millones cada una con la Caja Vital y la Kutxa para costearlo. Pero el Gobierno de Ibarretxe fue aún más generoso con Villadelprat. El parque le firmó un protocolo-contrato por el que, si las cosas le iban mal, se comprometía a acudir a la subasta hipotecaria y a pujar por el inmueble entre 14,6 y 22,5 millones de euros. Antes, en lo que podría considerarse una especie de aval, los entonces responsables del complejo Julián Sánchez y Alfonso Arriola -en este momento investigados por la Justicia por corrupción- no tuvieron problemas para que el consejo del parque diera su visto bueno a que Miñano cediera el rango de su hipoteca ante las de las cajas. Con ello, en caso de problemas, cobraría después de hacerlo las entidades de ahorro.

Cuatro años después los éxitos deportivos han acompañado a la firma, que ha corrido en Le Mans y ha ganado numerosas carreras. Sin embargo, Villadelprat ha fracasado en sus dos recientes intentos por lograr la superlicencia que permite ingresar en el selecto club de la F1. Según ha explicado, el revés se llevó por delante al inversor que tenía apalabrado, cuya identidad, por cierto, jamás se ha desvelado.

¿Resultado? Una compleja situación económica. Con fondos propios negativos de 1,4 millones, Epsilon Euskadi ha acumulado en los tres últimos ejercicios unas pérdidas de 7,8 millones de euros. La empresa tiene suscritos créditos por valor de más de 40 millones y ha recibido subvenciones por la nada desdeñable cantidad de 6,5 millones de euros. De esta cifra, más de dos millones se los arrancó el PNV a Zapatero el pasado otoño entre las contrapartidas para apoyar los Presupuestos del Estado.

Tablas de salvación

Inmerso en plena etapa preconcursal, el futuro de Epsilon Euskadi pasa en primer lugar por lograr que tanto el Gobierno vasco como las cajas accedan a aplazar, de entrada por un año, el cobro de las cuotas de amortización de los créditos. Para ello la empresa deberá demostrar su viabilidad.

Esta parece pasar por hallar un socio que inyecte alrededor de 50 millones de euros a la empresa y que le aporte carga de trabajo. Entre las opciones sobre la mesa -todas muy complejas-, Hispania, el único equipo español de F1.

Epsilon Euskadi da empleo a casi 60 personas y sus activos se estima rondan la nada despreciable cifra de 39 millones de euros. Si las cosas fueran mal, el riesgo para las arcas públicas gubernamentales podría rondar los 29 millones.