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MARTA PECIÑA
Jueves, 17 de marzo 2011, 09:54
Las 88 familias que viven en la llamada 'casa rosa' del barrio llodiano de Areta ya pueden respirar tranquilas. Su edificio no desaparecerá del mapa llodiano, como estaba previsto desde el pasado noviembre de 2009.
La reunión mantenida en la tarde del martes en el Ayuntamiento de Llodio entre el alcalde, Jon Karla Menoyo; los partidos, la Agencia Vasca del Agua (URA) y la asociación de vecinos Berlojatzen se saldó con una buena noticia para todos: la 'casa rosa' seguirá en pie.
¿Qué ha cambiado en un año y medio? De momento, nadie ha dado explicaciones. Sólo el alcalde Menoyo apuntó que «URA ha fijado otro criterio». Al parecer, ahora el cauce del río Nervión puede discurrir sin generar problemas junto al rascacielos rosa sin tener que derribarlo, cuando hace unas semanas la casa era un obstáculo. Entonces, se aseguró que si no se derribaba el inmueble, las inundaciones afectarían al casco urbano de Llodio, aguas arriba. Tampoco se ha explicado cómo se encajará ahora el río en el urbanismo de la localidad alavesa, porque en la reunión celebrada el martes sólo se abordó el futuro de la 'casa rosa'.
Fue el director de Vivienda del Gobierno vasco, Nacho de la Puerta, quien reclamó que «se cuantifique el número exacto de viviendas afectadas por el tema de los realojos», como recogió EL CORREO a finales de febrero. De la Puerta realizó estas declaraciones después de que el Ayuntamiento de Llodio se dirigiera al departamento de Vivienda para buscar una solución que permitiera financiar los realojos en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, una operación de elevado coste económico.
Una vez descartado el derribo de la 'casa rosa', la situación resulta ahora mucho más abordable por parte de las instituciones, aunque hay otros edificios que no parecen tener un futuro tan halagüeño. Las 36 viviendas de las calles Doctor Fleming y José Arrúe y otras seis en la calle Virgen del Carmen, sí parecen destinadas a desaparecer.
Alternativas
La alternativa estudiada por los vecinos agrupados en la asociación Berlojatsen para que el cauce del río se desviara por la margen derecha, invadiendo los terrenos del comedor de Guardian, quedó descartada por su elevado coste, estimado en ocho millones de euros. Los vecinos no estuvieron de acuerdo con la valoración económica que se realizó, pero, ante la falta de alternativas, optaron por los realojos como forma de resolver el futuro de sus casas.
Todos los partidos consultados ayer consideraron que «es una buena noticia». El alcalde no quiso realizar declaraciones y se remitió a «una rueda de prensa que esperamos ofrecer esta semana, a la que quiero que venga URA para explicar los detalles», se limitó a señalar.
Tampoco aportó más luz al asunto la portavoz del PSE, Txaro Sarasúa, que insistió en que «nuestra intención era salvar el máximo número de viviendas y entendemos a los vecinos, porque sus casas han perdido valor durante este tiempo». Carlos Urquijo, del PP, apuntó, por su parte, que «URA garantizará por escrito que la 'casa rosa' no se va a derribar, pero desconozco cómo se va a resolver el encauzamiento».
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