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Alta tensión en Osakidetza
MOVILIZACIÓN SINDICAL contra el «deterioro» del sistema

Alta tensión en Osakidetza

El férreo control del gasto y la gestión de Bengoa desatan un enfrentamiento que amenaza con agudizarse en primavera Los sindicatos se movilizan contra el «deterioro» del sistema asistencial, que niegan los responsables sanitarios

M. JOSÉ CARRERO MARÍA JOSÉ CARRERO

Domingo, 13 de marzo 2011, 11:02

La tensión se palpa en la Sanidad vasca. Y crece día a día en una escalada que, si persiste, amenaza con alterar el sistema nervioso de sus máximos responsables y la atención a sus cientos de miles de usuarios. Los sindicatos mayoritarios han lanzado una ofensiva contra el recorte del gasto en el sector que, a su juicio, «estrangula» el funcionamiento de Osakidetza y ha derivado en un «alarmante deterioro» de la calidad asistencial y de las condiciones laborales. ELA, LAB y ESK han anunciado movilizaciones para los días 22, 23 y 24 de este mes. Los trabajadores de los puntos de atención continuada (PAC) de Vizcaya y de Guipúzcoa continúan sus protestas tras la reciente reforma de ese área. Y las centrales que agrupan a médicos y enfermeras han unido sus fuerzas en una campaña bajo el lema 'Aski da, basta ya' en hospitales y centros de salud en defensa de mayores recursos económicos y de mejoras en sus puestos.

La crisis ha dejado heridas en las cuentas de Sanidad, que los rectores del departamento intentan suturar con una gestión «más eficaz» para que no dañen la atención a los pacientes. «Nos ha tocado hacer más con menos», resume gráficamente el consejero, Rafael Bengoa. Este año, con 123 millones de euros menos que el anterior -81 en Osakidetza- en un área que dispone del presupuesto más elevado del Gobierno -3.406 millones- y acostumbrado hasta ahora a aumentos cercanos al 8%. Su dinero disponible se ha reducido este ejercicio un 3,5% pese al crecimiento sostenido de la demanda y al encarecimiento de los equipos tecnológicos y los tratamientos.

El consejero ha puesto en marcha una reforma del sistema volcada en los enfermos crónicos y el uso de las nuevas tecnologías. Un proyecto del que aún solo se perciben algunas líneas -lo que ha generado un evidente nerviosismo en sectores del PSE- e inviable sin la plena implicación de los empleados del sector. El plan ha sido acogido con reticencias por los profesionales. «No se nos ha involucrado en el cambio del que habla Bengoa en la prensa», lamenta la secretaria general del Sindicato de Enfermería de Euskadi (Satse), Encarna de la Maza. «Lo que nosotros vemos es una mayor carga de trabajo porque cada vez se nos pide más y más», lo que a su juicio va en detrimento de la calidad asistencial. «Por no hablar de la falta bestial de diálogo con los responsables de Osakidetza. Hemos estado dos meses sin director de recursos humanos y no ha pasado nada».

«Se han pasado de frenada»

Este análisis es compartido por su homólogo en el Sindicato Médico, Kepa Urigoitia. «Deslumbrados por la tecnología, nuestros gestores están provocando que se resienta la labor de las personas. En aras de proyectos de futuro se descuida el día a día», afirma.

Estas críticas no son compartidas por la Asociación por el Derecho a la Salud (Osalde), integrada por profesionales. Su presidente, Juan Luis Uría, considera que los sindicatos «se han pasado de frenada». Pese a la crisis, cree que Osakidetza «goza de buena salud» y niega «el cansancio» de la plantilla. No obstante, cree «urgente» atender las demandas de los empleados de los PAC, mejorar las listas de espera para pruebas complementarias y «apoyar más a la atención primaria».

Bengoa niega de forma tajante que las apreturas económicas hayan deteriorado la asistencia sanitaria. Las denuncias de los sindicatos profesionales «carecen de todo fundamento», generan «angustia y tensión social, producen un daño colectivo» y se correspondenúnicamente con una estrategia de hacer «ruido», ha declarado a EL CORREO.

El consejero asegura que Osakidetza no solo no está peor que en legislaturas anteriores, cuando el dinero rebosaba en las arcas de Euskadi, sino que en esta época de 'vacas flacas' hay datos «objetivos» que ponen de manifiesto una mejora en la atención que reciben los ciudadanos en los ambulatorios y hospitales. «Hemos afrontado la crisis económica con unos resultados nunca vistos. Ha habido creación de empleo (160 personas en un año). La lista de espera quirúrgica se ha mantenido por debajo de los 55 días, la demora más baja de toda la historia, en un momento difícil se va a convocar una oferta de empleo y se destinan 135 millones a inversiones», resalta.

Otros indicadores son menos positivos. Por ejemplo, los pacientes tienen que esperar una media de 26,8 días -11 más que hace un año- para someterse a pruebas complementarias; un factor que retrasa los tratamientos y genera cuellos de botella en el sistema.

El recorte presupuestario para compensar la caída de los ingresos fiscales en Euskadi y la decisión del Gobierno vasco de no recurrir a créditos extraordinarios, como era habitual años atrás, han obligado a Sanidad a «apretarse el cinturón», en palabras de su consejero.

La medida implicó la puesta en marcha de un plan de ahorro, consistente básicamente en dejar sin cubrir sustituciones de personal para periodos cortos, limitar la factura farmacéutica y la negociación a la baja con proveedores y centros concertados. A estos ajustes se sumó, a partir del segundo semestre del pasado año, la rebaja de los salarios entre el 1% y el 5%, en función del nivel retributivo, aplicada a todos los empleados públicos de España.

Esta aminoración de sueldos, el cierre del 40% de los ambulatorios los sábados por la mañana y la consiguiente reordenación de los PAC -una medida que el PSE rechazó en la oposición y ahora aplica- fueron los detonantes de las protestas que arrancaron el pasado otoño y se recrudecerán en las próximas semanas. Los sindicatos han denunciado un «alarmante deterioro de la sanidad pública» y se quejan de las dificultades hasta para asistir a cursillos de formación.

«Técnicos ignorantes»

La rebaja del 3,5% en el denominado complemento de la carrera profesional ha acarreado un subida de la tensión en la plantilla de Osakidetza que, con 35.000 empleados, es la mayor empresa vasca. Las centrales son muy claras a la hora de explicar la situación: «La consejería de Sanidad y la dirección de Osakidetza se encuentran en manos de técnicos económicos, ignorantes de lo que es la asistencia y el trato directo con el paciente».

La portavoz de Sanidad del PSE, Blanca Roncal, considera que las críticas sindicales son solo la respuesta «al cabreo monumental por el recorte salarial que se aplica a todos los funcionarios de este país porque es una época de crisis que afecta a todo el mundo». La parlamentaria socialista niega «recortes en las prestaciones» y pone el acento en «la vuelta impresionante» que Bengoa y su equipo están introduciendo en la gestión sanitaria con la puesta en marcha de una nueva forma de atender a los enfermos crónicos.

Los representantes del Satse, del Sindicato Médico y de la Federación de Facultativos de Hospitales de Euskadi rechazan esas loas y ponen como ejemplo de mala gestión el servicio de teleasistencia. «Comenzó a ofrecerse a 50.000 personas y se ha extendido hasta casi medio millón, pero con la misma dotación de médicos y enfermeras con la que se inició», denuncian.

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