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ÍÑIGO DOMÍNGUEZ CORRESPONSAL
Sábado, 12 de marzo 2011, 04:21
El guipuzcoano Asier Mendizabal, de 37 años, que vive y trabaja en Bilbao, es el único artista español invitado este año a la Bienal de Venecia, que se celebrará del 4 de junio al 27 de noviembre y fue presentada ayer en Roma. La comisaria de esta 54 edición, la historiadora y crítica suiza Bice Curiger, del Kunsthaus de Zurich, ha elegido como título 'ILUMInaciones', por la capacidad de la Bienal de ser un faro de la evolución del arte en un mundo globalizado. «Además los propios artistas tienen una identidad poliédrica y se han convertido en inmigrantes y turistas de la cultura. El título también quiere celebrar la luz que genera el encuentro con el arte, su capacidad de afinar los instrumentos de percepción», explicó ayer. Como sorpresa, la muestra se abrirá con tres lienzos de Tintoretto, el gran maestro veneciano de la luz. Dentro de este marco, Curiger pensó en Mendizabal, uno de los 82 artistas que ha invitado de todo el mundo.
«Su llamada me sorprendió mucho», contaba ayer al teléfono el artista vasco, que había oído hablar muy bien de ella. Le pillaron en enero montando la exposición que actualmente tiene en el Reina Sofía y, de hecho, tras conocer lo que Curiger buscaba, llevará a Venecia una extensión de ese trabajo. «Ella manejaba dos ideas de fuerza. Una, la iluminación, y la otra, la referencia a Walter Benjamin, la idea de nación y de la construcción de la identidad y la cultura, dos polos que establecen unas relaciones que a mí me interesan y con las que ya he trabajado, entendí bien lo que quería», explica. En realidad ese tema se rastrea en toda la obra de Mendizabal, ganador del Gure Artea en 2008 y presente en la colección de artistas vascos del Guggenheim, que en vez de crear un trabajo para la Bienal optó por su último proyecto.
Se trata de tres piezas, divididas en dos espacios. Dos instalaciones de esculturas estarán en el Arsenale y una tercera, una proyección de diapositivas, en un pabellón especial diseñado por el artista estadounidense Oscar Tuazon. La idea es que esta última obra establezca «un vínculo en diferido con las otras dos, un puente en la memoria a través de la repetición como representación de la identidad colectiva». Para Mendizabal trabajar con Tuazon, a quien sigue de cerca, es «una gozada». Naturalmente, ir a la Bienal también lo es, aunque apunta que es «un honor y una responsabilidad, porque tiene un peso histórico terrible».
Los otros pabellones
Curiger ha optado este año por sacar a los 82 artistas invitados de la interminable nave industrial de la Corderie y ha querido algo más dinámico. Jugando con la idea de pabellón, marca de la casa, ha encargado cuatro 'parapabellones' a otros tantos artistas. Uno es el de Tuazon, y los otros tres han sido asignados a Franz West -que reconstruirá la cocina de su casa de Viena-, Song Dong y Monika Sosnowska.
Respecto a los pabellones nacionales, la otra cara de la histórica muestra, este año ascienden a 88, un récord frente a los 77 de la última edición, con el estreno de Andorra, Arabia Saudí, Bangladesh y Haití. Como ya fue anunciado hace meses, en el pabellón español, dirigido por Katy García-Antón, expondrá la artista vallisoletana y formada en Bruselas Dora García, de 45 años. Su obra se basa en 'performances' inspiradas en textos e imágenes, que juegan también con Internet y que buscan la relación con el público.
También supone una marca, aunque de otro cariz, el drástico recorte de presupuesto de la Bienal, dentro del brutal tijeretazo del Gobierno de Berlusconi a los fondos para la cultura. Hasta el año pasado recibía 5,2 millones, pero este año serán la mitad.
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