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J. GÓMEZ PEÑA
Lunes, 7 de marzo 2011, 12:23
Ganar es la única manera que conoce Alberto Contador para luchar contra la duda. Eso hizo ayer: ganó con 8 segundos de ventaja sobre Jerome Coppel y doce sobre Denis Menchov la contrarreloj final (12,7 kilómetros) y, a la vez, la general de la Vuelta a Murcia. «Espero que sea el primero de los muchos triunfos de este año», deseó, a la espera de saber si la UCI o la AMA van a recurrir ante el Tribunal de Arbitraje (TAS) para pedir que le castiguen por el positivo del Tour del que ha sido absuelto por la Federación española. «A dos kilómetros del final tenía un tremendo dolor de piernas, pero me he acordado de la gente que me ha apoyado». Por ellos, por él y por su equipo, se defendió a su manera: con la victoria. Otra vez, solo frente a los obstáculos que le persiguen desde siempre.
La liebre dando quiebros delante de los galgos. Así es su biografía. La de un crío que jugaba en el instituto de lateral derecho y quería ser delantero. Que dejó el fútbol porque le arrinconaban en el banquillo. Que tenía cuerpo de escalador y, como quería ser contrarrelojista, se presentó por libre en un campenato de España de crono y acabó tercero. Que decidió, aún adolescente, ser ciclista y, descarado, llamó por teléfono al director del Iberdrola amateur para que le fichara. Que cuando en 2004 le anestesiaron para someterle a una operación cerebral se soñó en lo más alto del Tour. Que, apenas unos meses después de que los médicos le dijeran que quizá no podría ni arreglarse solo para la vida cotidiana, ganó en el Tour Down Under.
A 52,5 km/hora
«La clase ni se compra ni se vende», escribió ayer en 'twitter' su hermano Fran. Compartieron infancia y litera. «Tenía claro que iba a ser ciclista. Y luego, que iba a correr el Tour. Y a ganarlo», recuerda Fran. Tras vencer en el Tour 2010, a Alberto Contador le preguntaron cómo se sentía: «Liberado. Yo mismo me meto una presión tremenda». Junta talento, ambición, trabajo, concentración y ahora, tras verse implicado en un caso positivo, rabia. Cóctel vencedor. Fuerza física y mental. «No me veo de gregario de Armstrong», declaró cuando supo que iba a compatir equipo con el americano. «He disputado dos carreras, una en la carretera y otra en el hotel», criticó tras vencer en el Tour 2009 con su 'compañero' Armstrong convertido en su peor enemigo. Él cerró la era del estadounidense.
Algo de determinación y algo de desesperación. Contador, por circunstancias ajenas, fue excluido dos veces del Tour. Aun así, lo ha hecho suyo en tres ocasiones. «Me motiva lo mucho que cuesta ganarlo», suele decir. No sabe si podrá disputarlo en 2011. Si está en la salida, nadará sobre al mar de fondo de la dudas que su positivo ha dejado en la opinión pública internacional. Otra cuesta arriba en su historia vital. Por eso, quiere disipar sospechas a cada kilómetro. Sin pausa. Ganó el sábado en las rampas del Collado Bermejo y ayer en la contrarreloj breve y plana de Murcia: a 52,5 kilómetros por hora. Bala. Clamó a voces por su inocencia cuando fue acusado de dopaje y ahora insiste a pedales en que no juega con cartas marcadas.
Con la preparación trompicada por noches de insomnio, estrés y angustia, Contador ha regresado como siempre. Como recién hecho. En la primera carrera de su retorno, la Vuelta al Algarve, no pudo con los mejores en la contrarreloj. Marchó a Mallorca, a entrenarse. Una semana y pico. Le ha bastado. «La victoria en Murcia es un alivio para él y para el equipo», destacó el director del Saxo Bank, Dan Frost. A Contador le espera el Giro; eso seguro. Y, si no hay recurso, también el Tour y la Vuelta. Un día dijo que quería ganar las tres el mismo año. Quiere ser leyenda. Contra la montaña, contra el reloj... Contra todo.
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