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Beñat Intxausti, en el centro, aguarda con sus compañeros el inicio de un entrenamiento en Mallorca. :: MOVISTAR
El cacao, mejor por la mañana
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El cacao, mejor por la mañana

Cada ciclista del Movistar tiene su propio menú para cada día y un plan personalizado de entrenamiento

J. GÓMEZ PEÑA

Domingo, 13 de febrero 2011, 04:09

A los mayas y los aztecas, los granos de cacao les servían de monedas. Tal era su valor. El cacao les daba vigor físico, les alargaba la vida. Era el afrodisíaco de reyes y nobles; el alimento de los dioses. Lo usaban en ocasiones especiales. El cacao tiene dos caras. Una taza por la mañana es un regalo para el organismo; por la noche, en cambio, está de más. Lo que los mayas sabían lo argumentan ahora los nutricionistas: el cacao es un estimulante, activa el organismo. Hay que tomarlo al inicio el día, antes del entrenamiento o la escuela. Por la noche es mejor un vaso de leche sola, llena de triptófano, un aminoácido esencial que activa la serotonina, un neurotransmitor que regula el sueño. Cacao para despertarse y leche para dormirse.

Hoy, los ciclistas se entrenan las 24 horas del día: a cada pedalada y también a cada cucharada. En febrero, las grandes carreras del verano aún no son de nadie. Los ciclistas del equipo Movistar se preparan para ir a por ellas. Las victorias se miden en segundos. La formación de Eusebio Unzúe, impulsada por la potencia de su nuevo patrocinador, ha dado el salto a la modernidad de este deporte, renovado por las escuadras anglosajonas (RadioSchack, Sky, Columbia).

Cuando los directivos de Movistar contactaron con Unzúe vieron muchos ciclistas y pocos auxiliares. Se sorprendieron. En la Fórmula 1 hay dos pilotos y dos centenares de personas a su servicio. Por esa puerta han entrado en la estructura del Movistar un dietista, Jon Garraus; un biomecánico, Jon Iriberri, y un osteópata, David Puig de Fábregas. Ellos, nueve masajistas, seis mecánicos, tres médicos, un mánager, cuatro directores, dos administrativos, tres periodistas, un relaciones públicas y un encargado de márketing acompañan a los 25 ciclistas.

Eusebio Unzúe se ha pasado la vida creando equipos: Reynolds, Banesto, Islas Baleares, Caisse d'Epargne y ahora Movistar. Casi cuarenta años de oficio. En 1980, el primer Reynolds profesional lo formaban catorce corredores, tres coches y una caravana. «Desde 2002 hasta hoy han pasado más cosas que en todos los años anteriores. Ha llegado la mundialización del ciclismo y la estructura de los equipos ha crecido muchísimo. En esta década todo se ha acelerado», constata. «Tenemos que aportarle al corredor todas la condiciones para que mejore. Cosas que hace sólo cinco años se daban por hechas, hoy han sido revisadas». Cosas de la alimentación, por ejemplo. Jon Garraus, licenciado en Dietética por la Universidad de Navarra, elabora un menú personalizado para cada ciclista. Y lo varía en función del entrenamiento, competición o desgaste diario que sufre el deportista. Cada uno come lo suyo. Ha iniciado una guerra contra los dulces, los pastelillos. Hay ciclistas que sin ese bocado se sienten vacíos.

Pero la comida correcta suele ser la aburrida. Los ciclistas, que consumen unas 6.000 calorías por jornada, andan siempre con hambre. Es lo suyo. Tipos con rostros de campo de exterminio que mastican a cada rato. La tentación del dulce (hidratos de carboto) es casi irresistible. Sin embargo, un tentempié compuesto de pan integral, jamón y queso fresco bajo en grasa mantiene alejada mucho más tiempo la sensación de estómago vacío. Las proteínas son más sosas, pero sacian más. Los azúcares son pan para hoy y hambre a la vuelta de la esquina. En el Movistar, cada ciclista sabe lo que mejor le va y qué alimento debe tomar en cada comida. «Se trata de poner un poco de orden. Sobre todo, de eliminar lo que sobra», explica Unzúe.

¿Y cómo reaccionan los ciclistas, especialmente los veteranos, ante ese nuevo corsé? «Tenemos mucha suerte -agradece Unzúe-. En nuestro equipo los veteranos son los líderes en ilusión. Son el espejo para los jóvenes y se han puesto inmeditamente a disposición del dietista». El trabajo de Jon Garraus, además, fijará los cimientos para próximas temporadas. «No se trata de una revolución, sino de una adaptación a los tiempos», explica Unzúe. El éxito depende de los detalles, como en la Fórmula 1.

«Todo se aceleró en 2000»

Durante la pasada Challenge de Mallorca, el hotel Ponet Mar ha servido de campo de pruebas. Sobre el mantel y también encima del rodillo. El biomecánico Jon Iriberri ha calibrado en pruebas de esfuerzo a cada ciclista. Los tiene medidos. Empezó por los pies: con una ecografía de la pisada. Es el punto donde se aplica la fuerza. Varió ángulos; también la inclinación de las calas (enganches) de las zapatillas; comprobó que el reparto de potencia era simétrico entre las dos piernas; vigiló los desequilibrios que afectan a la espalda... Metió a los corredores en su ordenador. Ciclismo virtual, al ritmo de los tiempos. Un montón de dígitos rotulan la silueta de cada corredor y confirman, por ejemplo, la calidad del vizcaíno Beñat Intxausti. Lo dicen los números, que en el Movistar están hasta en la mesa.

Así que cacao en el desayuno y leche en la cena. «En todo este plan hay mucho de investigación. Al final de la temporada tendremos datos que nos servirán para próximos años», confía Unzúe. El técnico navarro, ya con 55 años, no deja de saltar sobre el Atlántico: tiene un Movistar en Europa y otro en América, mercado mimado por Telefónica. «Cuando empecé, hace 35 años, ni siquiera imaginaba lo que pasó diez años después, ni lo que vino luego en los noventa con Induráin. Y tampoco lo que ha pasado a partir de 2000. Creímos que todo se acababa y, ya ves, el ciclismo no ha dejado de progresar y mejorar».

Ahora, en Mallorca y viendo desayunar bajo la lupa del dietista a Intxausti, Tondo o Iván Gutiérrez, el director navarro asegura que conserva la «ilusión del primer día», de aquel viaje inicial en un 'Renault 12 familiar' hasta Peñafiel para ganar allí una carrera amateur con el uruguayo Héctor Rondón. Luego vinieron los demás: Arroyo, Delgado, Induráin, Gorospe, Olano, el 'Chaba', Pereiro, Valverde... Y más: médicos, nutricionistas, biomecánicos, osteópatas... Y todo multiplicado hoy por las dos plantillas del Movistar. El ciclismo ocupa todo el día. También para los que, como Unzúe, no pedalean: «De mi vida personal cada vez queda un poquito menos». Es la tasa por pertenecer a un deporte obligado a buscar la excelencia incluso en la mesa.

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