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ANJE RIBERA
Jueves, 10 de febrero 2011, 03:42
Era su turno. Maider Etxebarria Akaiturri, la secretaria general que liderará Sortu hasta la celebración de su primer congreso nacional, ha dado un paso al frente para desempeñar, por primera vez, un papel protagonista en la izquierda abertzale. Hija de José Ramón Etxebarria, histórico dirigente de HB, y hermana de Alaitz, juntera en Álava por las listas de ANV, y Joana, quien fuera miembro de la mesa nacional de Batasuna en Navarra, ha decidido trasladar su compromiso político a la primera línea. De anónima profesora ha pasado en dos días a convertirse en la cabeza visible del nuevo proyecto de la izquierda radical.
Esta bilbaína de 35 años se ha criado y reside en Santutxu, barrio del que presume. Vive junto a sus dos hijas -de 8 y 6 años-, fruto de una relación sentimental ya inexistente. Allí también comenzó su carrera académica, en la ikastola Karmelo, donde su madre Lorea, originaria de Ereño, ejerce también como educadora. Su padre se dedica igualmente a la docencia. José Ramón, natural de Gernika, es doctor en Ingeniería Industrial y profesor de Física. En la actualidad da clases de euskera técnico después de un largo conflicto con la UPV, que le llevó a protagonizar junto a otros colegas una protesta de once años (1988-1999) en la entrada del campus de Leioa y del que germinó el libro 'Historia de una pancarta. La lucha del profesorado propio'.
Maider al igual que Alaitz (arqueóloga) y Joana (diseñadora) se vio obligada a vivir una disciplina educacional que sólo conocen quienes tienen padres profesores. Tras años de ida y venida de su casa a la vecina ikastola, pasó al instituto de Txurdinaga y de allí a la Facultad de Ciencias, donde se licenció en Geología y más tarde se doctoró con un estudio de las rocas volcánicas de la zona extremeña de Zafra-Nogales y Valle de Matamoros-Jerez de los Caballeros.
Gran estudiante
Todo un recorrido jalonado de buenas notas y un esfuerzo «descomunal», según recuerdan sus vecinos. «Era una niña modelo, la hija que todos quisiéramos tener», sostiene una mujer, testigo de los primeros juegos de Maider. En el barrio recuerdan cómo cada tarde abandonaba su casa para dedicarse a las actividades extra académicas: un día piano, al otro, gimnasia rítmica... Sin olvidar el balonmano, deporte en el que destacó hasta que el 'virus' de la montaña caló en ella. Su anterior pareja, padre de sus hijas, la inició en un caminar que ella ahora realiza cada vez que puede acompañada de las dos pequeñas.
En su barrio la recuerdan saliendo de su actual domicilio -justo enfrente del de sus padres- siempre a primeras horas de los fines de semana, pertrechada con su mochila y sus 'pies de gato', para encaminarse hacia paredes inconquistables de Navarra o Turtzios con el objetivo de practicar escalada. Una foto de una de esas excursiones preside su perfil en Facebook. Es su segunda pasión, tras sus hijas, y a ella dedica el tiempo libre que le deja su actual empleo de profesora sustituta de Bachillerato.
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