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TONIA ETXARRI
Lunes, 31 de enero 2011, 10:46
No les ha quedado mas remedio a los socialistas, en su convención de Zaragoza este fin de semana, que retransmitir un 'cierre de filas' tras los devaneos sobre la sucesión de Zapatero que habían protagonizado los principales jefes de filas, empezando por el propio presidente, que un buen día confesó que solo su mujer y un amigo del partido conocían sus planes de futuro. Pero un 'cierre de filas' no significa, forzosamente, un apoyo a la reelección. Después del salto a la escena de Ramón Jáuregui, y con Manuel Chaves y José Blanco deshojando la margarita en torno al final de la era de Zapatero, los socialistas han celebrado su convención bajo la sombra alargada de las dudas en torno a la continuidad o no de su líder como candidato a las próximas elecciones legislativas.
En el caso del PP, como Aznar ya había manifestado su intención de no repetir más de dos legislaturas, la llegada de la hora de su relevo, más que una revelación, fue la constatación de una realidad. Una realidad que se tornó muy tensa, es justo recordarlo, entre los tres aspirantes al mando que vivieron en un estado de incertidumbre prolongada hasta que el presidente de su partido levantó el dedo y lo posó sobre Rajoy. En la familia socialista las sucesiones se hacen de otra manera , incluso con elecciones primarias realmente demoledoras para la unidad del partido como ha ocurrido en varias ocasiones. Pero, sobre todo, a lo que los socialistas no están dispuestos es a no controlar los tiempos. El objetivo del PSOE ya no es ganar en las próximas elecciones generales sino minimizar los daños.
Después de la caída libre de popularidad de Zapatero en las encuestas al haber acometido las reformas más impopulares de las que renegó hasta el último minuto del partido, los 'barones' sacaron el tablero para jugar al recreo del relevo, con fechas de futuro, tiempo de pasado o nombres de herederos. Jáuregui se atrevió a aventurar el tiempo de descuento, Chaves ya se despedía de Zapatero y Blanco hablaba de «Alfredo» como uno de los mejores herederos ¿ El resultado? Un caos del que han tenido que huir hacia adelante en la convención de Zaragoza cerrando filas, deshaciéndose en elogios hacia un líder al que parecía, sobre todo, que le estuviesen agradeciendo los servicios prestados. Un ejemplo de entrega y sacrificio durante dos legislaturas. Gracias presidente. Y el secretario general, Marcelino Iglesias, esforzándose en transmitir un gélido amparo a su compañero líder: «Tienes el apoyo de este partido para las elecciones del 2012».
Pero, ¿alguien escuchó un clamor a favor de que Zapatero se vuelva a presentar? Ni un grito como «Zapatero presidente» que suele oirse en este tipo de concentraciones de militancia de partido. No hay «mejor socialista» que Zapatero, llegó a decir el mismo ministro que, días atrás, abogaba por «Alfredo» (Rubalcaba) como candidato heredero. José Blanco, que tanto sabe de encuestas porque ha dirigido las mejores campañas de su partido, intenta disimular su preocupación ante la intención de voto que van dando los sondeos que les sitúa cada vez más distanciados del PP. Como las casualidades no existen en política, la irrupción en la escena del ministro de Fomento la pasada semana con el nombre de Rubalcaba en la chistera no tiene otra explicación que la de los datos de las encuestas que indicaban que el PP iba ganando más ventaja al PSOE y que éste solo recuperaba posiciones si su candidato, en vez de Zapatero, era el ministro del Interior.
Pero ayer los socialistas echaron el freno. Son conscientes de que ya no movilizan el 'efecto ZP' sino que arrastran el 'defecto ZP'. Pero quieren manejar sus tiempos. En Euskadi, Patxi López va consolidando su imagen de gobierno, a pesar de las maniobras de trazo grueso de la oposición nacionalista. De fomentar la especulación ya se encarga el PNV. Andoni Ortuzar se teme la extensión del pacto PSE-PP a las municipales. No tiene datos. Pero ve a un lehendakari suplicante ante el popular Basagoiti para que sigan de la mano en la configuración de los próximos ayuntamientos y diputaciones. La imaginación es libre. Pero el mensaje se parece más a un eslogan electoral que a un análisis matizado.
No suele ocurrir que los partidos avancen sus preferencias para pactar con otros después de las elecciones. Pero cada cual tiene en su casa destacados desestabilizadores que ayudan a avivar la hoguera de las vanidades. Entre los socialistas alaveses, su secretario general, Txarli Prieto, un dirigente que no destaca precisamente por su sutileza, habrá tranquilizado al PNV. Si de él dependiera, con el PP no iría ni a heredar . La memoria le falla cuando dice a los suyos que el PP nunca ha estado en ningún acuerdo, ni en Euskadi ni en el resto de España. Agradece al PNV su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado y, sin embargo, no recuerda a quién le debe Patxi López su designación como lehendakari. Si el PP no ha favorecido ningún acuerdo, ¿cón qué votos llegó Patxi López a Ajuria Enea?
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