Ellas siempre vuelven

La hospitalidad de Orduña y sus gentes no se limita al turista habitual. Todos los años, por estas fechas, la ciudad recibe unos visitantes especiales. Nueve parejas de cigüeñas pasan aquí seis meses, hasta mediados de agosto. El municipio -con cinco nidos- acoge desde 2009 la colonia más grande de estas aves en el País Vasco.

El ambiente poco contaminado, el Nervión y la abundancia de alimento en montañas y campos han convencido a estas cigüeñas. Es más, incluso sus crías, con sus nuevas parejas, eligen Orduña para formar una 'familia'. Tras hibernar en la sabana africana, sobrevuelan 2.000 kilómetros de desierto y península para llegar a 'su' ciudad. Siempre vuelven al mismo sitio, donde depositaron sus huevos.

El municipio tiene un vínculo muy fuerte con estas aves. Muestra de ello es el nombre de la revista municipal, 'Zikoina' (cigüeña en euskera). Y la oficina de información eligió un dibujo de estos peculiares animales como logo turístico de la localidad.

En 1990 se reparó el nido del Ayuntamiento -destrozado por una ventisca en 1963- y desde entonces la población de zancudas no ha dejado de crecer. Pero algunas de ellas tendrán este año 'casa' nueva. Los vientos de marzo destrozaron uno de los cubículos -que fue reconstruido-, y las obras de restauración de la iglesia de la Sagrada Familia obligaron a retirar los que allí se encontraban.

La ubicación de los rediles en las espadañas del templo religioso podría provocar daños en el tejado y la nueva fachada, así como suponer un riesgo para los viandantes en días de viento. Por lo que ahora el Obispado, los monjes Josefinos, la Diputación de Vizcaya y el Consistorio estudian colocar cuatro plataformas con nidos en la zona alta del santuario para no perder a estos visitantes tan fieles.