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ENRIQUE MÜLLER CORRESPONSAL
Viernes, 21 de enero 2011, 12:15
La historia de la marina está repleta de episodios de tripulaciones sublevadas que hasta no hace mucho se castigaban con la pena de muerte. El último gran motín a bordo de un buque de guerra se remonta a noviembre de 1975 en la antigua Unión Soviética y fue protagonizado por el capitán Valeri Sablin, que intentó derrocar al régimen corrupto que gobernaba el país. El capitán finalmente se rindió y fue ejecutado un año después.
Cuando todo el mundo pensaba que este tipo de revueltas eran cosa del pasado, Alemania se ha visto sobrecogida estos días al conocerse el motín protagonizado por varias decenas de cadetes de la Marina, que se enfrentaron a sus superiores durante un viaje de instrucción a bordo del buque escuela 'Gorch Fock', un hermoso bergantín goleta de tres mástiles construido en 1958.
La rebelión se desató el 7 de noviembre pasado en el puerto brasileño de Salvador de Bahía, cuando Sarah Lena S. una guardiamarina de 25 años perdió la vida al caer del mástil más alto del barco, en un ejercicio peligroso e inútil ideado para probar el valor de los futuros oficiales alemanes.
El trágico accidente convulsionó a los cadetes, que plantaron cara a sus superiores. Cuatro jóvenes se negaron rotundamente a subir a los mástiles y otros muchos expresaron sus deseos de abandonar el buque escuela. Los cuatro cadetes rebeldes fueron acusados por el capitán de amotinamiento y exigió que fueran repatriados de inmediato a Alemania. Berlín respondió con una orden diferente. Todos los alumnos debían volver a casa.
Fue el comienzo de una revuelta que ayer obligó a las autoridades germanas a ordenar el regreso del bergantín a su base para aclarar lo ocurrido y determinar las responsabilidades. La revuelta del 'Gorch Fock' deja al desnudo la pervivencia del viejo autoritarismo en los buques de guerra hace dos o más siglos. Los oficiales, según denuncias recibidas por el Defensor del soldado en el Bundestag, obligaban a los cadetes a subirse a los mástiles. «El que no lo haga no tiene pasta para ser oficial y debe regresar», era la consigna.
En el informe elaborado para la Comisión de Defensa del Parlamento también se menciona el caso de tres tripulantes, acusados de un presunto delito de acoso sexual contra otro marino, y se denuncia la práctica de actitudes despóticas del cuerpo de oficiales, señalados también por sus métodos coercitivos.
Los días de zozobra en el 'Gorch Fock' no le hicieron variar su rumbo y prosiguió su ruta para participar en los festejos por el Bicentenario en Uruguay y Argentina, aunque los cadetes desembarcaron en Brasil para volar a casa. Su capitán tendrá que dar muchas explicaciones cuando arribe a su base.
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