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Álex de la Iglesia: "No tengo tiempo para asesorar al Lehendakari"
Entrevista

Álex de la Iglesia: "No tengo tiempo para asesorar al Lehendakari"

El presidente de la Academia del Cine y flamante fichaje del Consejo Vasco de la Cultura se considera "un emigrante" que no pudo trabajar en su tierra

OSKAR L. BELATEGUI Twitter.com

Domingo, 26 de diciembre 2010, 16:34

Cuántas horas duerme al día? - Una media de cuatro, algunos días incluso menos. Gracias a la química moderna he descubierto que si tomo una media de dos o tres Orfidales al día consigo hablar con la gente. El Lexatín tampoco está mal. Y me han hablado muy bien del Tranquimazín, el Orfidal empieza a no hacerme efecto.

- ¿Hasta cuándo va a aguantar este ritmo?

- No lo sé. Hasta que deje de tener que hacer cosas. Sé que si me paro, me muero.

Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965) se anuda la corbata a la carrera mientras baja en tromba las escaleras de su casa. A semejanza de su trajín diario, vive en la zona más concurrida y frenética de Madrid, en plena Puerta del Sol. El presidente de la Academia del Cine Español tiene una cita con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Le lleva una factura de la gala de los Goya, que este año celebrarán la edición más ambiciosa de su historia; solo los gastos generados por utilizar el Teatro Real suman 170.000 euros. «También se la quería enseñar esta mañana al alcalde Ruiz Gallardón, pero me ha dado plantón».

La promoción de 'Balada triste de trompeta' le lleva «como puta por rastrojo» de un sitio a otro. Llega de la radio, atiende a EL CORREO y sale disparado para 'El Hormiguero'. Pero es que, además, la fiesta de unos Goya que pondrán Madrid patas arriba coincidirá con el rodaje de su nueva película, protagonizada -descubre- por Salma Hayek. Y entre tanta vorágine, el director bilbaíno 'tuitea' sin descanso: en taxi, insomne de madrugada, preparándole el colacao a sus dos niñas...

El Gobierno vasco también ha buscado, en vano, un hueco en la agenda del cineasta. El suyo fue el nombramiento estrella del Consejo Vasco de la Cultura, llamado a asesorar al lehendakari Patxi López en cuestiones culturales. En el fondo de este cambio subyace la 'defunción' del Plan Vasco de la Cultura aprobado por el Gobierno de Ibarretxe y la puesta en marcha del Contrato Ciudadano por las Culturas, concebido por el Ejecutivo socialista. La mayor diferencia entre ambos está en el enfoque general; más abierto y menos identitario el segundo en opinión de los socialistas, poco respetuoso con el euskera y la cultura vasca según las diputaciones nacionalistas. De la Iglesia admite que no tiene ni tiempo ni ganas de evaluar la política cultural del Gobierno vasco.

- Paolo Vasile, el capo de Tele 5, dice que se alimenta de estrés. ¿A usted le ocurre algo parecido?

- Sí. Un día hablando con él me contaba que el único momento en que descansaba era en un avión, porque allí no puedes hablar por teléfono, enviar mensajes o navegar por Internet. De pronto, disfrutaba de unas horas de parón en la vida. Yo confío en embarcarme en un vuelo que dure más tiempo, que dé tres veces la vuelta al mundo para estar una semana tranquilo. Lo pillaré con Vasile, seguro que nos lo pasaríamos bien.

- Para trabajar en el mundo del cine no se puede tener alma de funcionario.

- No. Cualquiera que haya hecho una película lo sabe. Te tienes que acostumbrar a ese ritmo. Incluso llega un momento en que no solo te acostumbras, sino que disfrutas. De pronto, el sufrimiento se convierte en placer.

- Su nombre, junto al del director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, y la bailarina Lucía Lacarra, aparecía como el fichaje de relumbrón en el Consejo Vasco de la Cultura. Ninguno de los tres apareció el día de su presentación. ¿Qué le va a decir al lehendakari Patxi López como asesor en materia de cultura?

- En primer lugar me han metido en un gran embolado. No tengo tiempo para asesorar a nadie, me cuesta asesorarme a mí mismo. En segundo lugar, ese día tenía la presentación de 'Balada triste de trompeta' en Madrid.

- Pero usted ha aceptado el ofrecimiento del Gobierno vasco.

- Sí, lo acepté, pero no creía que lo iban a utilizar de esta manera. Todavía no he abierto boca y ya soy un superasesor del lehendakari, no lo veo claro.

- En cualquier caso, ¿qué le diría?

- Que no nos empujen a la emigración, que haya posibilidades de trabajar en la cultura en Euskadi. Yo soy un emigrante. Y he emigrado muy cerca, ahora los chavales se van directamente a Estados Unidos, la mayor parte de mis amigos se van a Los Ángeles a buscarse la vida.

- Menos Juanma Bajo Ulloa, el resto de directores vascos de primera fila vive en Madrid.

- Sí. Lo peor no es la situación de los directores. Entendamos de una vez por todas que el cine no somos cuatro payasos que salimos en la tele. El cine lo componen miles de familias y de puestos de trabajo indirectos en hoteles, catering, empresas de posproducción, doblaje... Cientos de empresas que están cerrando y que podrían estar en Euskadi. El 90% de mi equipo es vasco. Y todos estamos trabajando en Madrid.

- Usted estaría feliz de trabajar en el País Vasco.

- Claro. Fundamentalmente porque se vive bastante mejor que en Madrid, aunque aquí tengo muchos amigos.

En el Valle de los Caídos

- El próximo 13 de febrero planea tirar la casa por la ventana en la gala de los Goya. Por primera vez se celebrará en el Teatro Real.

- Llevo una vida hablando de que en este país todo se hace mal: la política, la cultura, la filosofía, el pensamiento, los Goya... Todo es un remedo o una copia triste de lo que se hace fuera. Y no tiene por qué ser así. Una persona que admiraba mucho dijo una vez: 'Que inventen ellos'. Y lo entiendo. Creo que ya va siendo hora de cambiar las cosas. Somos personas adultas, responsables de nuestros actos, la culpa no la tiene nadie más que nosotros mismos. Somos lo que hacemos, no lo que decimos ni lo que intentamos, ni el espejo en el que nos miramos. A mí me han encomendado unos premios y quiero hacerlos lo mejor posible.

- ¿Puede ser más concreto?

- Quiero que funcionen, convertirlos en un espectáculo, que la gente se sienta orgullosa de lo que está viendo. Quiero que los comparen con cualquier otro premio: los Oscar, los César, los Bafta...

- ¿Cree que los madrileños saldrán a la calle a aplaudir al cine español?

- Y si no es así pondré extras. Quiero hacer una gran fiesta para los que vengan, no una fiesta para los cineastas. Quiero que el cine sea una fiesta de todos. Tenemos la televisión, la música, el cine, las páginas web y los blogueros que nos merecemos. No hay padres a los que echar la culpa.

- Denos detalles de la ceremonia.

- Quiero rodar en helicóptero la entrada de la alfombra roja, que irá del Palacio Real al Teatro Real. Focos enormes apuntando hacia el cielo. Ya he tenido dos grandes contactos con Patrimonio Nacional este año. Hace unos meses me denegaron la posibilidad de rodar en el Valle de los Caídos, y ahora me han dicho que es imposible cubrir la estatua de Felipe IV en la Plaza de Oriente con una figura gigante de Goya. Por cierto, la Plaza de Oriente tiene muchas resonancias... Podía haber salido en 'Balada triste de trompeta'.

- También pretende internacionalizar los premios y cursar una invitación a la Casa Real para que acudan los Reyes.

- Estamos en ello. Espero que se retransmita a varios países que ya están interesados. Y si no es este año será el que viene. Vendrán invitados extranjeros. Barajamos muchos nombres que me están fallando, aunque estoy consiguiendo otros. También espero que repitan los que vinieron el año pasado: Almodóvar, Bardem... No las tengo todas conmigo. Todo esto es gratis. Para convencerles solo tengo un morro enorme, no les puedo prometer nada. Ellos tienen que sentirse orgullosos de participar en un espectáculo.

- Adelante algún nombre...

- Vargas Llosa. Quiero que entregue el premio al mejor guion. Me ha dicho que sí, pero los médicos ahora no le dejan salir de Perú. Intentaré insistir a los médicos. En cuanto al glamour de Hollywood, pensaba pasar de él. Quería traer gente de aquí, a la que le gusta el cine que hacemos.

Caerse al precipicio

- El año pasado lanzó un emocionante mensaje de unidad a lo 'Braveheart' en los Goya. ¿Qué balance hace un año después al frente de la Academia?

- El balance es tremendamente positivo. La industria está más unida que nunca. Hemos conseguido que sectores que durante mucho tiempo no se habían sentido identificados con la Academia se sientan parte de ella, como los distribuidores y exhibidores. El cine necesita de las salas para existir. Quiero que se abran puentes y podamos entendernos con Internet y las páginas web de descargas legales. Mi puesto de trabajo se justifica si la gente puede hablar entre sí, y para eso hay que ceder. Nadie quiere hacerlo, porque consideran que si das un paso atrás te caes al precipicio.

- ¿Desilusionado después de que el Congreso tumbara esta semana la ley Sinde?

- Todos estamos encantados de que Robin Hood robe a los ricos para dárselo a los pobres. El problema es que Robin Hood está muy equivocado y está robando a unos pobres diablos para dárselo a unas compañías telefónicas que no tienen nada de pobres. Claro que nosotros tampoco ofrecemos una alternativa legal. Afortunadamente ahora podemos comprar las películas en iTunes, pero hasta hace poco ellos no querían vender en España porque les parecía redundante: si me están robando, para qué voy a vender.

- El martes se pasó todo el día contestando en Twitter a los internautas.

- Mi opinión estaba formada previamente a la votación en el Congreso. No todos han tomado esa opción de escuchar antes. Hay gente que está interesada en confrontar a internautas y creadores. Y tenemos el mismo interés. Yo también me considero internauta. El problema está en las personas que encauzan esa conexión entre la obra del creador y el que la consigue. A quién le beneficia.

- Reivindicar la libertad de expresión porque no puedo bajarme gratis un estreno...

- Hay una mala interpretación de las intenciones por ambos lados. La ley Sinde no pretende coartar la libertad, solo perseguir al que gana dinero con la propiedad de otros. Compartir una película no supone ningún problema, no pasa nada por colgarla en un blog, siempre que no intentes ganar dinero con ello. No se condena al que roba un pastel, sino al que ha dejado abierta la puerta de la pastelería.

- ¿Y ahora qué va a pasar?

- Los políticos no han estado a la altura de las circunstancias. Fue terrible comprobar cómo lo habían dejado todo para el último momento, interpretando la ley y pactando a última hora. Ese día trabajando en Twitter fue fantástico, he conocido gente maravillosa con grandes ideas. Es un placer darte cuenta de que puedes cambiar la opinión de alguien. Yo no pienso lo mismo desde el martes.

- Le veo muy conciliador.

- Nos tenemos que reunir todas las partes: creadores, internautas, productores, exhibidores, todos los sectores de la cultura. Y una de las partes esenciales: los dueños del mar donde navegan los piratas, las grandes compañías telefónicas. Es más fácil arreglarlo hablando por Internet que en un Parlamento, siempre hay un retraso en la reacción de los políticos que nos cuesta la vida.

- ¿No le dan ganas de mandarlo todo a tomar por saco y marcharse a Los Ángeles a rodar 'Alien VI'?

- Se me ha pasado muchas veces por la cabeza. Pero me gusta vivir en un estado de tensión. Creo que estoy haciendo algo constructivo.

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