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MANU ÁLVAREZ m.alvarez@diario-elcorreo.com
Domingo, 19 de diciembre 2010, 03:38
Fue la cuna de la industrialización de Vizcaya y de buena parte del País Vasco, pero esa realidad no pasa hoy de ser un trozo de la historia. El peso industrial de la Margen Izquierda del Nervión ha descendido hasta valores marginales y las pretendidas iniciativas de reindustrialización apenas si han tenido éxito.
La recesión de mediados de los 80 dejó herida de muerte buena parte de la industria pesada ligada al acero -Altos Hornos de Vizcaya-, a la energía -General Electric- y a la fabricación de grandes bienes de equipo, como era el caso de Babcock Wilcox. La recesión de principios de los 90 agudizó la maltrecha situación de algunas de las empresas vinculadas a esa actividad y, además, arrasó el 'bosque' de pymes y talleres que vivían pegados a las grandes naves nodriza. La crisis actual ha terminado con alguno de los rescoldos que aún estaban activos y amenaza con tumbar los pocos que ya quedan de pie. Por ejemplo, Babcock, tras un fallido proceso de privatización, agoniza y acaba de presentar una suspensión de pagos; y La Naval de Sestao afronta un complicado futuro por la falta de pedidos. La Margen Izquierda cada día es más una zona para vivir -suma alrededor de 300.000 habitantes-, pero no un lugar para trabajar.
Más servicios
En los últimos quince años se ha producido una notable transformación en la realidad económica de la zona. Barakaldo, la localidad que concentra la población más abultada, tiene ahora menos empresas industriales que en 1995 -en total 256 frente a 265, según los datos del Instituto Vasco de Estadística-, pero ha visto florecer las firmas vinculadas al sector servicios, que en ese mismo periodo han crecido un 30%.
La evolución del paro desde que se desató la actual crisis permite apreciar también que la actividad industrial ha perdido peso. Un contrasentido para un área geográfica que hace apenas 30 años sólo vivía para la industria. Si se toma como referencia el verano de 2007 -el momento en que se detectaron los primeros síntomas del estallido de la burbuja inmobiliaria y de frenazo de la actividad económica-, el aumento del desempleo registrado en esta comarca se sitúa en torno al 70%, una tasa similar a la media de Vizcaya. Sin embargo, ya no es la industria la que genera más parados, sino el sector servicios en valores absolutos y la construcción en términos relativos. Los desocupados han crecido un 116% en el ladrillo en tres años, frente al 52% de la industria.
Terrenos sin uso
Ni siquiera se puede dar por finalizada la regeneración urbana de la Margen Izquierda, que ha sido una de las preocupaciones de la Administración vasca desde mediados de los 90. Con la excepción de una amplia zona en Barakaldo, a la que el denominado Plan Urban ha permitido recuperar como zona residencial terrenos que en el pasado fueron el corazón de la producción de acero en hornos altos, toda la comarca adolece de un plan que permita rehabilitar los páramos que la arquitectura industrial ha dejado por el camino. «El problema ha sido la oferta de suelo industrial durante estos años», explica José Luis Marcos Merino, alcalde de Sestao por el PSE. «Miles y miles de metros cuadrados de terreno que quedaron vacíos con la desindustrialización han permanecido sin darles uso y, en especial, sin convertirse en una oferta atractiva de suelo industrial».
Todos los expertos coinciden en que, salvo algunas excepciones, el gran intento de reindustrializar la Margen Izquierda es un rotundo fracaso. En ese problema de los terrenos que plantea el alcalde de Sestao ha jugado de forma decisiva el 'boom' inmobiliario que se ha vivido desde mediados de los 90 y hasta 2007. «Los propietarios de los terrenos prefirieron esperar para buscar una opción residencial antes que sacarlos al mercado para darles de nuevo un uso industrial», apunta el dirigente socialista.
Cambios sectoriales
El presidente de la asociación de comerciantes de la comarca Ezkerra Aldenda, Montxo Martínez, no cree, sin embargo, que en la actual crisis la Margen Izquierda haya sufrido un impacto mayor que el de otras zonas del País Vasco. «La pérdida de ventas en el comercio -asegura- ha sido similar a la de otras áreas». En este segmento de actividad, sin embargo, sí que se ha producido un cambio importante en las dos últimas décadas: una parte importante del empleo que se ha perdido en la industria se ha recuperado en la actividad comercial de grandes superficies, aunque a costa del pequeño comercio. «No hay una zona en Europa con semejante concentración de grandes superficies», apunta Martínez.
Se ha producido en los últimos tiempos, sin embargo, una reacción curiosa de una parte de la población. La inversión más elevada de cuantas se han registrado hasta ahora en la industria vasca, los 810 millones de euros que el grupo Repsol ha destinado a mejorar y ampliar sus instalaciones de refino de Petronor en Muskiz, ha sido cuestionada por una parte de los ciudadanos. Incluso, EA llegó a la alcaldía del municipio después de hacer gala de su oposición a todo lo que oliese a Petronor. «No creo que eso sea un sentimiento generalizado -opina Marcos Merino- porque la Margen Izquierda sigue conservando el amor por la industria. En ese caso nos encontramos ante una reacción puntual, no exenta de cinismo. Se oponen a la inversión en Petronor, pero buena parte del municipio vive de esa empresa. Es razonable exigir garantías medioambientales, pero de ahí a actuar como un fariseo va un largo trecho».
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