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ADOLFO LORENTE a.lorente@diario-elcorreo.com
Sábado, 18 de diciembre 2010, 12:28
Diez años después de que entrara en funcionamiento el controvertido geriátrico Ariznabarra -un tercio de su existencia ha estado protagonizada por sucesivas huelgas laborales, ahora concluidas-, Vitoria contará con una nueva residencia de la tercera edad impulsada por la Diputación, y que abrirá sus puertas a mediados de enero en Lakuabizkarra, en la confluencia de las calles Baiona y Zarautz. Un mes antes de su inauguración, EL CORREO ha visitado en exclusiva las instalaciones de un complejo de 5.000 metros cuadrados levantado en una parcela municipal, y que acogerá a medio centenar de mayores dependientes en la zona residencial. El edificio contará además con un centro de día para treinta personas, que pese a estar integrado en él tiene accesos independientes.
De la mano del arquitecto de la residencia, Javier Botella, el gerente de Construcciones Urrutia, Juan Carre, y los diputados de Administración Foral y Política Social, Claudio Rodríguez y Covadonga Solaguren, este periódico comprobó in situ el estado de una infraestructura que supondrá un balón de oxígeno para combatir la endémica lista de espera residencial que sufre Álava. Una provincia que antaño se vanagloriaba de ser el paradigma del bienestar social, pero a la que la exigente Ley de Dependencia ha puesto en jaque por el agotamiento de los recursos públicos.
La construcción de un geriátrico en Lakua fue acordada en 2005 por las Juntas Generales y no fue hasta mediados de 2008 cuando el Gobierno foral, ya presidido por Xabier Agirre, impulsó su edificación a través de una novedosa fórmula de financiación público-privada para desahogar económicamente las arcas forales. La obra comenzó en abril de 2009 y como confirmó Solaguren, los traslados se efectuarán los días 17 y 18 de enero de 2011. Primero se completará el área residencial y una vez que ya esté a pleno rendimiento, se pondrá en macha el centro de día -situado en la planta baja-.
Los primeros 'privilegiados' en llegar al inmueble -que cuenta con los últimos avances tanto en servicios como en seguridad- serán 50 personas alojadas ahora en la residencia pública Arana, cuya planta de psicogeriatría será reconstruida porque sufre importantes carencias estructurales. En realidad, ahora viven 58, pero seis serán realojados en otras zonas de Arana y dos, en otros complejos de la propia capital.
«Es uno de los modelos de residencia más avanzados que existen, con todos los aspectos cuidados al detalle», explica Botella, que hace las veces de cicerone. A saber: el patio central está vertebrado a través de una gran rampa central -nada de escaleras en pos de la accesibilidad-, los lucernarios tienen un sistema de apertura con mando a distancia y los accesos a las dos alas residenciales -una en cada una de las dos plantas, divididas en 25 plazas- disponen de códigos de seguridad para controlar mejor a los mayores. Además, quienes sufran algún tipo de demencia tendrá una pulsera que les impedirá abrir las puertas y en caso de que estuvieran abiertas, se activará un sistema de alerta si las sobrepasan.
«Estar como en casa»
Cada módulo residencial está formado por 17 habitaciones individuales y 4 dobles, cada una con un baño privado que ofrece todas las facilidades para la atención de los mayores tanto de espacio (silla de ruedas) como materiales (duchas y aseos). También se ha pensado en las trabajadoras -allí irán las del geriátrico Arana- ya que todas las camas son articuladas pudiéndose levantar el conjunto del somier y no sólo las zonas de la cabeza y los pies.
Entre las prestaciones que se darán destacan la fisioterapia, laborterapia, peluquería, podología, servicio médico o amplias salas de televisión, de visitas y una capilla. El centro dispone asimismo de una gran cocina industrial que será gestionada por la sociedad foral Indesa, lo que permitirá dar trabajo a personas discapacitadas -no sólo en la cocina, también en la recepción o en el equipo de jardinería-.
Las habitaciones, además de disponer una tarjeta en la puerta indicando el inquilino, podrán ser personalizadas por las familias para hacer la estancia de los suyos más agradable: «Nunca hay que olvidar que el objetivo principal es que los mayores estén como en casa. Es su nuevo hogar y así lo perciben», explica Solaguren. Por su parte, Rodríguez considera que el geriátrico de Lakua evidencia «la buena gestión de Xabier Agirre, que ha impulsado esta residencia y la de Abetxuko, a diferencia de la paralización en la que el PP sumió al territorio».
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