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M. ARANBARRI
Miércoles, 8 de diciembre 2010, 03:43
Los organizadores de la Euskal Denda esperaban que la crisis azotara con fuerza al sector en la última edición de la muestra. La amenaza pasó de largo finalmente con una cuenta de resultados «bastante satisfactoria». Este año habían vuelto a mentalizarse para un revés importante, pero, como la esperanza es lo último que se pierde, el impacto ha acabado siendo bastante más alto del que se esperaban. Según las primeras estimaciones, los visitantes y las ventas han caído a la mitad en una campaña, la de Navidad, que suele ayudar a equilibrar los ingresos de un sector que ya estaba 'tocado' por la actual coyuntura económica.
«Puede ser la 'puntilla' para más de una empresa artesanal, porque tampoco se vislumbra una mejoría», apunta el presidente de la asociación para el fomento de la artesanía tradicional Arbaso. Bernat Vidal tampoco rehúye la autocrítica al admitir que muchos talleres tienden a confiar en las ferias de este mes de diciembre para compensar su contabilidad anual.
«La realidad es que la comercialización ha sido menor que otros años. Hay quien ha dejado de ir a muestras porque cada vez se vendía menos y, sin embargo, nosotros hemos tenido diecinueve talleres nuevos. La gente ha llegado ilusionada, habían oído hablar bien de nosotros y al final mira lo que ha pasado. ¡Alguna vez tenía que ocurrir!», reconoce el presidente de la asociación Arbaso.
La muestra, que abrió sus puertas el viernes y las cerrará mañana por la tarde, recibió hasta ayer algo más de 10.000 visitas. «Me queda un día para alcanzar las 20.000 de otras ediciones», explica el portavoz de la organización. Las ventas también han caído en la misma proporción.
Déficit
Pese a este descenso, el presidente de Arbaso está convencido de que la Euskal Denda volverá a celebrarse en 2011. «El sector va a seguir poniendo la carne en el asador», asegura. De hecho, añade a continuación, esta feria se puso en marcha quince años atrás con el propósito de impulsar la artesanía tradicional y en ese tiempo se ha convertido en «un referente y una necesidad». «Sabemos que la adolescencia suele ser una época rebelde», bromea Vidal, «pero no nos vamos a dar por vencidos».
Con un presupuesto de alrededor de 70.000 euros, de los que la Diputación sufraga aproximadamente la mitad del montante, el déficit al que tendrá que hacer frente Arbaso se va a duplicar «lo más seguro». «Es lo que menos nos importa, porque la asociación está saneada y si otros años tenemos que aportar 5.000 ó 6.000 euros, esta vez será más».
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