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AINHOA DE LAS HERAS a.delasheras@diario-elcorreo.com
Martes, 7 de diciembre 2010, 17:39
Cristina Estébanez, una baracaldesa de 25 años, se convirtió anoche en la última víctima de la violencia de género. La joven recibió al menos una puñalada en la nuca cuando se encontraba en su casa, en el barrio de la Inmaculada, en Cruces (Barakaldo), y su nuevo acompañante, un chico de 29 años, permanece ingresado en el Hospital de Cruces con pronóstico reservado y sedado. Según el parte médico difundido hoy por el citado hospital, este hombre presenta una herida en el cuello que no afecta a los vasos sanguíneos importantes y está sometido a ventilación mecánica. La Ertzaintza detuvo poco después al ex novio de la muchacha por su presunta relación con el crimen. Se trata de S.M.G., un joven de la misma edad que la chica y de origen cubano, sobre el que pesaba desde hace aproximadamente un mes una orden de alejamiento.
El suceso se produjo alrededor de las siete y media de la tarde de ayer. Cristina y Aingeru estaban juntos en la casa de ésta, en el número 25 de la calle Inmaculada del barrio de Cruces, cuando S.M.G. llamó al timbre. Según las primeras investigaciones, el joven abrió la puerta y recibió la primera cuchillada en el umbral. Malherido, Aingeru fue a buscar ayuda. Descendió por las escaleras hasta la calle. Con las manos taponándose la herida del cuello, se dirigió hacia un videoclub cercano donde pidió auxilio. La dependienta del negocio llamó a la Ertzaintza.
Cuando llegaron los servicios de emergencia, el rellano de la escalera estaba cubierto de sangre. El ex novio de Cristina debió de entrar en la vivienda en busca de la joven para vengarse. La muchacha fue encontrada poco después muerta, tumbada bocabajo y con un puñal clavado en la nuca. El supuesto agresor había huido.
En casa de su madre
Agentes de la Policía Municipal de Barakaldo, en colaboración con la Ertzaintza, localizaron al sospechoso en la casa de su madre, en el barrio baracaldés de Arteagabeitia, y procedieron a su detención como presunto autor del homicidio, según confirmó un portavoz del Departamento de Interior. S.M.G. cuenta con antecedentes delictivos.
Aingeru fue sometido a última hora de ayer a una intervención quirúrgica delicada y muy larga, indicaron desde su círculo de amistades. El joven había perdido mucha sangre y su estado era extremadamente grave, señalaron las mismas fuentes. Al conocer la noticia de la muerte de Cristina, su hermana sufrió un ataque de nervios y tuvo que ser traslada en ambulancia al hospital.
Cristina y S.M.G. habían sido novios desde hacía años, pero las discusiones entre ellos y las agresiones, incluso físicas, eran continuas hasta que la joven decidió romper la relación e interponer una denuncia por malos tratos, hace aproximadamente un mes. Tras esa denuncia, la técnico del área de Igualdad del Ayuntamiento de Barakaldo atendió "varias veces" a la joven, siguiendo el protocolo establecido en estos casos. «Lo mismo estaban bien que mal», comentaban ayer los amigos de ambos. Cuando decidió dar el paso de denunciar, la muchacha también confesó a algunas amigas íntimas que el joven la pegaba, pero que seguía con él «por miedo». Rubia y con rizos, Cristina trabajaba en una pizzería en Barakaldo. Era huérfana de madre y vivía con su padre, que ayer se encontraba fuera de Vizcaya, en un pueblo.
Desde que rompió con su ex novio, la joven se había unido a Aingeru. «Le servía de apoyo, aunque no había nada entre ellos», aseguraba ayer una de sus mejores amigas. Otras fuentes, sin embargo, señalaban que Aingeru era su nuevo novio.
Amigos de la víctima y del agresor se arremolinaban anoche en torno al portal donde vivía la joven. Aún no les habían confirmado el fatal desenlace, pero ellos ya se lo temían. Abrazados y con lágrimas en los ojos, los chicos no podían creérselo. Ni Cristina ni S.M.G. se habían conectado al ordenador desde el día anterior, lo que les hacía sospechar que algo raro pasaba. Tampoco ninguno de los dos contestaba al teléfono móvil. Sabían que a S.M.G «se lo ha llevado la Policía». «Es un chico normal», aseguraban.
Pasadas las nueve de la noche, agentes de la Policía Científica de la Ertzaintza llegaron al lugar para recoger indicios del crimen. Poco después también se presentó la comitiva judicial.
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