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M. J. ALEGRE
Jueves, 2 de diciembre 2010, 08:15
El anuncio por sorpresa del presidente Zapatero, ayer en el Congreso durante la sesión de control al Gobierno, de nuevas medidas económicas y la concreción de otras ya previstas, apaciguó la fuerte presión que los mercados habían ejercido en las últimas jornadas sobre la deuda pública y las acciones de las empresas españolas, e incluso la expectativa de un inminente rescate.
Con la vista puesta en el cumplimiento de sus compromisos de déficit, y en un intento de infundir confianza, el Gobierno, dentro de su segunda gran batería de medidas anticrisis -tras la que anunció en mayo pasado coincidiendo en aquella ocasión con el rescate de Grecia-, pondrá a la venta una parte de los tesoros que aún quedan en el patrimonio del Estado al privatizar la sociedad que gestiona los aeropuertos (Aena) y facilitar la entrada de capital privado en el ente que gestiona la lotería y las apuestas. Los fondos obtenidos en esas operaciones, estimados en unos 14.000 millones de euros, y la supresión de los 426 euros que percibían los parados como 'último recurso' compensarán el aumento de los beneficios fiscales a las pequeñas y medianas empresas, ahogadas por el desplome que durante la fase más aguda de la crisis ha sufrido la demanda.
El riesgo país de España se desinfló con celeridad, y el diferencial de rentabilidad con el bono alemán a 10 años descendió rápidamente desde el récord de 311 puntos básicos marcado el martes hasta los 251 al cierre de la sesión de ayer. Un descenso así no se había visto en los mercados de deuda en los últimos seis meses. En este contexto, el Tesoro público tiene hoy otra prueba en una nueva subasta -la primera de las cinco que tiene previstas este mes- en la que espera colocar entre 1.750 y 2.750 millones de euros en bonos a tres años con un cupón del 2,50%.
Euforia bursátil
En la Bolsa también se pasó del nerviosismo a la euforia. El Ibex 35 registró la segunda mayor subida del año al ganar un 4,4% para cerrar cerca de la cota de los 9.700 puntos. Los grandes bancos se vinieron arriba con fuerzas renovadas y tras muchas sesiones de deterioro y lamentos, el Santander subió un 7,16% y el BBVA el 7,29%.
Pero no fueron solo las medidas anunciadas por Zapatero las que aliviaron los mercados. También abonaron el terreno las expectativas que los expertos han puesto en que el Banco Central Europeo se muestre en su reunión de hoy sensible a la petición, casi de socorro, de unos políticos -los españoles entre los primeros- que suspiran porque la autoridad monetaria prolongue la financiación a los bancos y se decida a comprar deuda soberana de los Estados miembros. Los mercados interpretaron en este sentido las palabras pronunciadas la víspera por su presidente, Jean-Claude Trichet, que puso todo el énfasis en transmitir un mensaje de calma.
No obstante, el comportamiento de los inversores dejó bastante clara la influencia de cada uno de los factores. Así, el fuerte repunte del Ibex 35 fue muy superior al alza del 2,6% del Dax de Francfort, el 1,5% del CAC 40 de París y el 2,07% de la Bolsa de Londres.
Con la vista en Fráncfort
Las primas de riesgo de Italia, Bélgica e incluso Portugal -en rápido crecimiento durante los últimos días- también se suavizaron. Pero la crisis está lejos de quedar atrás. La agencia de calificación Standard & Poor's ya ha advertido que rebajará la nota del país luso.
Y las secuelas de las turbulencias se extienden incluso a la todopoderosa Alemania, donde ayer una emisión de obligaciones a cinco años tuvo una demanda inferior a la oferta. El Tesoro germano recibió peticiones para adquirir 4.550 millones de euros cuando su propuesta ascendía a 5.000 millones. De hecho, el 'bund' alemán a 10 años subió su rentabilidad hasta el 2,78%, lo que también influyó en el recorte de la prima de riesgo de los demás países.
De la cita que el consejo del BCE mantiene hoy en Fráncfort lo único seguro es que los tipos de interés oficiales seguirán en el 1% en la Eurozona, nivel en el que se mantienen desde mayo de 2009.
El pasado septiembre, la autoridad monetaria europea decidió prolongar varios meses su dispositivo excepcional de apoyo a los bancos, que consiste en prestarles dinero en cantidades ilimitadas en condiciones ventajosas, pero las restringió a los plazos cortos -hasta tres meses- por considerar que ya era momento de emprender una vuelta a la normalidad. Trichet anunció entonces que esperaría al último mes del año para pronunciarse sobre la continuidad de estas medidas. Ahora se piensa que se podría volver a la situación anterior a mayo, y permitir a las entidades garantizarse la liquidez a plazos más largos.
Tras las turbulencias registradas en los mercados de deuda, la ofensiva especuladora contra los países más débiles y el rescate de Grecia e Irlanda, los analistas creen que el BCE podría ahora abrirse a compras masivas de deuda soberana, algo que la UE criticó duramente cuando hace justamente un mes la Reserva Federal de EE UU anunció que lo haría con bonos del Tesoro de su país.
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