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PABLO M. DÍEZ
Martes, 23 de noviembre 2010, 09:56
En Japón, los ministros no dimiten por decir mentiras, que también, sino por confesar verdades como puños. Cosas de la política nipona. El titular de Justicia, Minoru Yanagida, se ha visto obligado a dejar su cargo tras «escapársele» que su trabajo era tan fácil que lo único que tenía que hacer era recordar un par de frases tan vacías como recurrentes. «No hago comentarios sobre casos concretos» y «estamos tratando el asunto apropiadamente y a tenor de la ley y las pruebas» eran los dos latiguillos que Yanagida solía emplear cuando la oposición lo acorralaba con sus preguntas en el Parlamento. Así lo reconoció abiertamente en un encuentro con sus seguidores del Partido Democrático de Japón (PDJ) en la prefectura de Hiroshima.
Ante tan poco afortunado arrebato de sinceridad, la oposición del Partido Liberal Demócrata (PLD) vio de inmediato una oportunidad para lanzarse a la yugular del Gobierno. Acorralado por el desplome de su popularidad en las encuestas de opinión -su valoración ha bajado del 49 al 26% en solo un mes-, el primer ministro Naoto Kan se ha visto obligado a pedir la cabeza de su indiscreto ministro de Justicia, que durante el fin de semana insistió en mantenerse en el puesto. Y es que la oposición no sólo había pedido su cese sino que también había amenazado con boicotear el debate parlamentario sobre el nuevo plan de estímulo para incentivar la alicaída economía nipona, presupuestado en casi 45.000 millones de euros. «Es mi culpa haber hecho esos comentarios y bromas imprudentes y debo disculparme por ello», se sinceró ayer Yanagida tras presentar sus excusas junto con su dimisión.
Esta nueva renuncia se suma a la cadena de patinazos políticos que viene sufriendo Japón durante los últimos cuatro años. La marcha en 2006 del entonces primer ministro Junichiro Koizumi, que había arrasado en su reelección el año anterior, abrió una época de incertidumbre y crisis no solo económica, sino también política. Desde entonces, el imperio del sol naciente ha tenido cinco primeros ministros que han durado en el cargo apenas un año, como Shinzo Abe, Yasuo Fukuda y Taro Aso, del PLD. Algunos de sus ministros, como el de Agricultura, Bosques y Pesca, Toshikatsu Matsuoka, se suicidaron en 2007 al verse implicados en oscuros escándalos de corrupción, y otros renunciaron al cargo por sus desafortunadas declaraciones. Es el caso del titular de Sanidad, Hakuo Yanagisawa, quien protagonizó una agria polémica al referirse a las mujeres como «máquinas de parir» y pedirles un esfuerzo para combatir el bajo índice de natalidad del archipiélago nipón.
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