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MARIBEL MARTÍNEZ
Domingo, 21 de noviembre 2010, 12:20
«¿Qué pasaría si a la denominación de origen Penedés le cambiáramos la 's' por la 'z' y empezáramos a producirlo en Llodio? Nos estaríamos aprovechando de su fama y menospreciaríamos el trabajo de sus productores». Rosa Segurola, de la bodega Beldio Txakolina, utiliza esa analogía para ilustrar la polémica que ha suscitado la petición de la Diputación de Burgos para utilizar la denominación de origen 'chacolí' en las zonas limítrofes con el País Vasco, una solicitud que respalda la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria. Una iniciativa calificada de «oportunista» por los vitivinicultores vascos, un sector que después de más de 20 años de trabajo ha logrado un prestigio y una creciente cuota de mercado que podría verse amenazadas por intentonas de ese tipo, contrarias a la legalidad.
Los productores de txakoli están convencidos de que la cuestión no pasará a mayores. Están tranquilos, más aún después de la reunión que los secretarios de los consejos reguladores de las tres denominaciones de origen -Bizkaia, Getaria y Araba- mantuvieron el pasado jueves con el Departamento vasco de Agricultura. «No solo nos ampara el Gobierno vasco», explica José Antonio Merino, secretario general del consejo regulador de la denominación de origen de Álava. «También el Ministerio de Agricultura recoge que el txakoli es una producción exclusivamente vasca». E incluso la UE respalda esta postura. «Existe un reglamento europeo de 2002, ratificado el pasado año, que especifica que el término 'txakoli' solo lo pueden utilizar las tres denominaciones del País Vasco», apunta Ruth Mozo, secretaria general de la denominación de origen de Getaria. «Por eso no estamos especialmente preocupados».
Esta tranquilidad no quita que el sector se haya indignado por la solicitud burgalesa, que supone, en su opinión, un intento de usurpar una marca de éxito. «Se trata de pequeños agricultores que han nacido a la sombra del txakoli y que tienen cultivos para el autoconsumo que han querido subirse a nuestro carro», expone Manu Calera, director técnico de las bodegas Virgen de Lorea. «No viene de un sector profesional como el nuestro». Para Rosa Segurola, además, sería una injusticia de cara a los productores que llevan años invirtiendo en un producto de calidad. «La denominación de origen ya no tendría valor porque cualquier viticultor con un vino parecido podría optar al mismo reconocimiento».
No es la primera vez que otros territorios reclaman el uso de la denominación 'txakoli' para sus vinos. «Hasta ahora, hemos conseguido que no se utilice la marca indebidamente mediante requerimientos notariales», explica Merino. «Incluso tenemos altos litigios en Argentina y Luxemburgo, pero hasta la fecha no se había metido una institución. Cuando esto sucede, las cosas pueden ponerse más serias».
Bodegas en peligro
Tan serias que, para Antón Txapartegi, secretario general del consejo regulador de la denominación de origen de Vizcaya, la irrupción en el mercado de unos caldos de características diferentes y muy distinto proceso de producción supondría un terremoto para el sector. «Se produciría un desequilibrio muy grande que implicaría un importante reajuste y podría conllevar la desaparición de las bodegas más pequeñas o con problemas económicos. Pero dudo mucho que esto llegue a suceder», señala.
El sector del txakoli empezó a activarse en la década de los 80, cuando inició su profesionalización. Hasta esa fecha, este vino llevaba siglos produciéndose en los caseríos de forma completamente artesanal, únicamente para el consumo propio. Una tradición que se estaba perdiendo. En 1989, fecha en que el txakoli de Getaria fue reconocido como denominación de origen, la superficie de viñedos en esta zona era de 50 hectáreas. En la actualidad son 400, y cuenta con 24 bodegas. En 1994, cuando se reconoció el txakoli de Vizcaya, su superficie cultivable era de 60 hectáreas, mientras que ahora es de 338, con 56 bodegas. Álava ha sido la última denominación en ser aceptada, en 2002, y desde entonces ha duplicado sus tierras de cultivo hasta las 100 hectáreas y siete bodegas.
En estos años, los tres consejos reguladores han luchado para sacar del ostracismo al txakoli y construir un sector que en 2009 movió cerca de 13 millones de euros. «Era un producto que estaba semiabandonado cuando se recuperó», apunta Calera. «Cada cual producía a su manera, casi para autoconsumo». Además, el País Vasco no era conocido por ser precisamente una buena zona vitivinícola. «Los vinos vascos que se habían consumido a lo largo del siglo XX tenían poco valor enológico. La imagen del txakoli entre los consumidores ha sido muy negativa hasta mediados de los 90», afirma Garikoitz Ríos, director técnico de bodegas Itxasmendi. «En ese momento, se dio un salto cualitativo en el proceso de elaboración con la mejora de las instalaciones en muchas bodegas y la formación de personal especializado, lo que ha permitido seguir innovando y mejorando la calidad del vino».
Récord de producción
El aumento de la producción ha sido paralelo a esta mejora en su aceptación. En los últimos diez años, se ha consolidado una línea ascendente -favorecida por una creciente demanda- que ha propiciado que la cifra se haya doblado con holgura. En 2000 se produjeron cerca de 1,4 millones de litros de txakoli, mientras que el pasado ejercicio se rozaron los 3,1 millones. Este año se rondarán los 3,2 millones, lo que constutuirá un nuevo récord. A pesar de la crisis, las tres denominaciones estiman que en 2010 tampoco va a haber excedentes. «Ha costado un poco más vender el producto, no se ha hecho tan alegremente como en otras ocasiones, pero casi vamos a enlazar una campaña con otra, lo que es una buena señal», asegura Mozo.
La fama del txakoli ha traspasado fronteras y cada vez hay más países que se han dejado seducir por las bondades de este caldo. Estados Unidos, Japón, Alemania y, más recientemente, China son los mercados a los que se dirigen la mayoría de las ventas en el exterior. Álava es la provincia que más exporta, cerca de un 20% de su producción, 74.000 botellas en 2009, un 60% más que el año anterior. A una de sus bodegas, Beldio Txakolina, las ventas en el extranjero les han salvado el año. «Podemos acabar 2010 exportando el 15% de nuestra producción, lo que supone el triple respecto al año pasado», afirma Segurola. En Vizcaya y Getaria, esta cifra es menos representativa, un 8% y un 6% respectivamente, aunque globalmente son muchas más botellas.
Todos estos esfuerzos han llevado a que el txakoli sea considerado por los consumidores un producto de alta calidad. Ellos también resultarían ellos perjudicados si la denominación de origen se ampliara a fuera del País Vasco, coinciden. Según el director técnico de Virgen de Lorea, «estarían engañando al cliente al ofrecerle un vino denominado 'chacolí' pero que no es txakoli», ya que no se ha elaborado con las variedades autorizadas ni siguiendo los mismo procesos de producción. «Todos esperamos que la cosa no pase de estos días y se quede en una anécdota».
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