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IÑAKI ESTEBAN i.esteban@diario-elcorreo.com
Miércoles, 17 de noviembre 2010, 11:29
La crisis cambió la vida y la obra de Akira Kurosawa. El realizador de películas como 'Los siete samuráis' y 'Rashomon' jamás había dibujado un 'storyboard', los dibujos con que los directores plantean los planos de sus películas. Pero la caída en picado de las productoras de Japón en los años ochenta modificó su manera de hacer. En vez de tenerlo todo en la cabeza, como en los tiempos en que rodaba un filme al año, recurrió a su habilidad pictórica e hizo unos 'story-boards' como tarjeta de presentación a los productores.
Le ayudaron algunos de sus fans; gente como Francis Ford Coppola y George Lucas, y gracias a ellos y a sus dibujos rodó un puñado de obras maestras, entre ellas 'Ran', 'Kagemusa, la sombra del guerrero' y 'Los sueños de Akira Kurosawa', un homenaje a su admirado Vincent Van Gogh, encarnado por otro de sus incondicionales, Martin Scorsese, y producido por Steven Spielberg.
En el centenario del nacimiento del cineasta japonés, Alhóndiga Bilbao muestra en la exposición 'La mirada del samurái' esas pinturas hechas sin pretensiones artísticas pero que enseguida, antes de que él muriera en 1998, ya habían adquirido un enorme valor. Más que enfoques, posiciones de los personajes y formas de plantear las escenas, a Kurosawa le interesaba el ambiente, la atmósfera, como en sus películas, con el resultado de unos cuadros muy coloridos por los que desfilan sus influencias, del clásico grabador japonés Hokusai a pintores como el ya citado Van Gogh, y también Renoir, Cézanne y Chagall.
La muestra está comisariada por el profesor de la Universidad de Barcelona Josep Maria Caparrós, que ha contado con la colaboración de Juan Pablo Ballester. Es una producción de Casa Asia, organismo dedicado a difundir la cultura oriental con sedes sociales en la capital catalana y en Madrid, que tiene el apoyo de la Japan Foundation y de HoriPro Inc., encargada del legado del cineasta.
Todo el recorrido está planteado en base a la relación de los dibujos con las escenas de las películas -proyectadas en pantallas- que se derivaron de ellos. Además, se incluyen varios vestidos de 'Ran', que ganó el Oscar al mejor vestuario, confeccionado por Emi Wada en 1985, cuatro años antes de que el propio director recibiera la estatuilla por toda su carrera.
La muestra empieza y acaba con el homenaje a Van Gogh y su reflejo en los filmes del japonés, especialmente en 'Los sueños de Akira Kurosawa', en los que se ve a Scorsese ataviado con el sombrero que solía vestir Van Gogh en sus autorretratos. Entremedio, los samuráis de 'Kagemusha', filme producido por Coppola y Lucas, la anciana de 'Rapsodia en agosto', que ha perdido a su marido en el bombardeo de Nagasaki en 1945, o 'El mar que nos mira', finalizada en 2003 por su colaborador Kei Kumai.
Palabras innecesarias
En la muestra se pone de relieve la estética de Kurosawa como una confluencia de la imagen, el teatro japonés (No y Kyogen), y la música y las palabras, si bien los diálogos era lo último que añadía y una vez puestos quitaba todos los que a su juicio eran innecesarios. Muchos críticos han señalado sus deudas con el cine mudo, y algo de eso hubo, pues su hermano era recitador en los teatros cinematográficos y estuvo muy unido a él.
Pero no es que el cineasta abominara de la literatura. Al contrario, 'Ran' es una adaptación del 'Rey Lear' de Shakespeare, un autor de influencia decisiva en su obra que, según Orson Welles, adaptó mejor que nadie en el mundo occidental.
En la imagen, muchas veces compuesta como un cuadro, debía estar todo el significado. Nada había que le enojara más que los filmes en los que los conflictos se solucionaban hablando. Para él, esa treta traicionaba el espíritu del cine, que debía resolverlos mediante la acción violenta, cuando hacía falta. Un concepto del que mamaron todos los miembros de la generación que revolucionó el cine estadounidense a partir de los sesenta, los Coppola y compañía: los mismos que reivindicaron su transcendencia fuera de Japón.
La exposición se completa con ciclos de conferencias y de cine y contará con la participación de Isabel Coixet. También se incluyen un conjunto de carteles originales de los filmes de Kurosawa, que por primera vez salen de Japón.
Para no perderse es la sección final de la muestra titulada 'Epílogo', ideada por Juan Pablo Ballester. En ella se muestra la influencia del maestro en 'La guerra de las galaxias' de Lucas, inspirada en 'La fortaleza escondida', cinta de 1958 en la que se evoca el Japón feudal. También el Quentin Tarantino de 'Kill Bill' se fijó en la estética de los samuráis; y hasta 'La muerte tenía un precio', de Sergio Leone, tuvo que ver con el cine del japonés.
En esa misma sala se proyecta un episodio de Los Simpson. En él, Homer y Marjorie preparan un viaje a Japón. «¿Por qué vamos a ese país'», pregunta Homer. «¿No te acuerdas de que siempre te gustó 'Rashomon'?», le contesta su mujer.
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