Borrar
Directo Vive el ambiente y las horas previas del Rangers-Athletic
Contador ha proclamado su inocencia con insistencia. :: REUTERS
El 'caso Contador' hunde la imagen del ciclismo español
MAS DEPORTE

El 'caso Contador' hunde la imagen del ciclismo español

El corredor madrileño afronta meses de proceso para sortear una sanción por dopaje que parece inevitable

J. GÓMEZ PEÑA

Domingo, 14 de noviembre 2010, 04:03

Al desclavar un cuadro de la pared queda una marca. El muro de los campeones ciclistas está lleno de esos huecos. El dopaje ha descolgado sus retratos. Faltan tantos: Riis, Zabel, Pantani, Virenque, Vandenbroucke, Ullrich, Museeuw, Hamilton, Rasmussen, Landis, Heras, Vinokourov, Basso, Valverde... Nombres escritos sobre la arena; borrados cada vez que sube la marea del escándalo farmacológico. En 1999, un superviviente del cáncer, Lance Armstrong, dio vida a un ciclismo que agonizaba tras el 'caso Festina'. Este pasado verano, Landis desveló las prácticas dopantes de Armstrong: transfusiones, EPO, parches de testosterona... Casi no quedan mitos inmaculados. El luto en el ciclismo viste de amarillo, el color del líder. Y el número uno ahora es Alberto Contador, el resto flotante del naufragio ciclista al que se agarraba la afición. Por eso, el proceso por dopaje iniciado contra él esta semana puede sepultar la credibilidad del pelotón español, tan criticado fuera.

Un picogramo es la billonésima parte de un gramo. Un dedal en el mar. Pues bien, los 50 picogramos de clembuterol que flotaban en la orina de Contador han tenido un efecto demoledor. El positivo del madrileño en el Tour, los de Mosquera y García Dapena en la Vuelta y el de Fullana en el Mundial de mountain bike han arrojado gasolina en la hoguera donde ya ardían Valverde, Heras, Mayo, Astarloza y el medio centenar de ciclistas que se quedaron sin bicicleta tras verse envueltos en la 'Operación Puerto'. «España tiene un problema con el dopaje», avisó Pat McQuaid, presidente de la Unión Ciclista Internacional. «Están arruinando al resto del ciclismo», maldijo el presidente de la Federación noruega, Harald Tiedermann Hansen. Cada actuación de un dorsal español lleva tiempo soldado a la duda.

Sucesión de escándalos

Y esa sucesión de escándalos repercute en todos, incluidos los que nunca se han visto envueltos en lío alguno. Como Igor Antón, la sensación de la pasada Vuelta. «Claro que me afecta todo esto, más que la lesión por mi caída. Es una sensación de vacío. El ciclismo se había recuperado y todo eso se ha perdido. Estoy seguro de que volveremos a recuperar ese espacio, pero hace falta tiempo. Sientes impotencia. A Mosquera y a Contador les tengo aprecio. Hay que levantarse. De otras peores hemos salido».

A Eusebio Unzúe, la ráfaga de positivos en el pelotón español le pilló en pleno proceso de construcción del equipo Movistar. ¿Cómo se le explica este hundimiento al nuevo patrocinador? Así: «El 95% del pelotón hace las cosas como debe, pero siempre hay alguien que toma riesgos y nos perjudica a los demás. Eso es una injusticia. En el pasado Tour hubo más de 2.500 controles y no ha habido ningún positivo. Sin embargo, mira lo que ha pasado con Alberto (Contador). Aún está en estudio y ya se vuelve a hablar de que el ciclismo sigue igual. Y no es verdad. Es el deporte que más lucha por estar limpio».

Sin embargo, no se quita esa pátina de suciedad. Pocos ciclistas hablan de ello. Tabú. Solo alguno como el italiano Marzio Bruseghin se atreve: «Hay que ser consciente de tus limitaciones. Yo sé que hay corredores a los que la naturaleza les ha dado algo más que a mí. Pero hay gente que no quiere reconocer que otros son más fuertes». Ahí aparece muchas veces el atajo del dopaje. La ambición sin límite. La codicia. El ciclismo arrastra esa cadena, la de la sospecha. Una estrella como Contador pasa decenas de controles cada temporada: en carrera, por sorpresa, de sangre, de orina, específicos en busca de EPO u hormonas... Hasta la segunda jornada de descanso del pasado Tour, no tuvo ningún problema. Ese día, el test desveló la presencia de 50 picogramos de clembuterol por mililitro de orina. Primer paso para un caso positivo. El organismo humano no genera clembuterol: solo puede venir de fuera. Contador jura que se debe a un solomillo contaminado con esa sustancia. La UCI le creyó y lo ocultó un mes. Hasta que una filtración a una televisión alemana dio la alarma: el ganador del Tour había dado positivo.

El pasado miércoles, la UCI pidió a la Federación española la apertura de un expediente disciplinario. Ya no cree la versión de Contador. Una vez desvelado el caso, se lava las manos. El organismo presidido por Pat McQuaid y el propio Contador saben que el Código Mundial Antidopaje (artículo 2.1.1) está en contra del madrileño: «Corresponde a cada deportista asegurarse de que ninguna sustancia prohibida se introduce en su organismo». A la ley le da igual que sea dopaje voluntario o sin querer.

Laboratorio de Colonia

La sanción suena inevitable. En los 600 folios enviados por la UCI al Comité de Competición de la Federación española, varios expertos despliegan informes científicos sobre las posibles vías de entrada del clembuterol al cuerpo de un deportista. Admite la posibilidad de una contaminación alimentaria, pero añade otras tres alternativas: la ingesta de algún suplemento energético que tenía camufladas trazas de clembuterol en su composición, la transfusión sanguínea con restos de esa sustancia dopante o la administración de microdosis de clembuterol, capaces de burlar los controles de todos los laboratorios del mundo salvo el de Colonia, el centro donde se cató la orina del entonces líder del Astana.

Contador parece perdido. La sanción por clembuterol es de dos años, rebajables si se admite la ingesta de carne contaminada. Perdería la victoria en el pasado Tour, pondría en riesgo su llegada al Saxo Bank, el equipo dirigido por Riis, y, sobre todo, tendría para siempre la mancha. Él clama por su inocencia. Ha contratado al abogado que acaba de rescatar de una sanción disciplinaria a Marco Pellizotti. El letrado suizo Roco Torricelli tratará de exculpar a Contador con la misma táctica: es la UCI la que tiene que demostrar que el deportista ha cometido un acto ilegal, y no el ciclista el que debe probar su inocencia. Una sentencia favorable a Contador desmontaría la actual estructura antidopaje.

Por eso, la defensa de Contador no se para en el veredicto del Comité de Competición español (tardará al menos dos meses). Si es favorable al ciclista, será recurrido por la UCI o la Agencia Mundial Antidopaje y acabará en el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS). Si es contrario, será el madrileño el que acuda al TAS. Le quedan meses de proceso, de entrenamientos de fogueo sin saber cuál será su objetivo en 2011. De noches de incertidumbre, notando cómo alguien corre el nudo alrededor de su cuello. Contador se resiste a ser una huella borrada más sobre la arena de una playa, la del ciclismo español, cada vez más vacía de turistas. De aficionados. De esos seguidores que llevan años descolgando los cuadros de sus ídolos. Ahora, el amenazado es el marco con la figura de Contador. Y no será el último: en el ambiente ciclista ya corre el temor a una segunda 'Operación Puerto' destinada a lavar la imagen internacional del carcomido pelotón español.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo El 'caso Contador' hunde la imagen del ciclismo español