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OLATZ BARRIUSO o.barriuso@diario-elcorreo.com
Martes, 26 de octubre 2010, 10:34
Genio y figura. Juan José Ibarretxe demostró ayer que no ha abandonado la tenacidad en la defensa de sus postulados que caracterizó sus más de diez años de mandato. El ex lehendakari ha dejado claro que, aunque retirado de la primera línea y en teoría plenamente dedicado a su labor docente al otro lado del Atlántico -ha impartido conferencias sobre el 'modelo vasco' en universidades de Puerto Rico, República Dominicana, Perú y el estado norteamericano de Connecticut, además de en la Autónoma de Barcelona-, no renuncia al plan conocido por su nombre y, en definitiva, a la reivindicación de todo su legado político, con el derecho a decidir como puntal, aunque para ello tenga que recurrir a una atalaya como mínimo atípica, la de la investigación académica.
El predecesor de Patxi López al frente del Ejecutivo de Vitoria dio lectura ayer a su tesis doctoral en la Facultad de Derecho de la UPV en San Sebastián, en un acto cerrado a la prensa pese al carácter eminentemente público de este tipo de convocatorias. No obstante, el resumen de los 644 folios del trabajo de investigación no deja lugar a dudas sobre las conclusiones del doctorando, que deduce que el Estatuto está «agotado» para dar respuesta a los «retos de futuro» y abordar «la segunda transformación económica, social y política» de Euskadi, una tarea que, según Ibarretxe, requiere de un «nuevo marco institucional» para cuya construcción propone sin ambages su fracasado plan soberanista como base, que también ofrece como un «activo público» para alcanzar un acuerdo sobre la «normalización política» con el Estado. Ibarretxe concluye que el marco actual resulta no sólo insuficiente para afrontar «con garantías de éxito» los «desafíos» de Euskadi sino que incluso supone «una limitación» a la hora de impulsar el bienestar social y la competitividad empresarial.
Y lo hace, al menos públicamente, el mismo día en que se conmemoraba el trigésimo primer aniversario de la aprobación de la Carta de Gernika y, paradójicamente, apenas semana y media después de que su partido, el PNV, haya cerrado con José Luis Rodríguez Zapatero un acuerdo calificado de «histórico» por el propio Iñigo Urkullu para culminar las transferencias pendientes. Obviamente, la tesis -que el presidente del EBB, presente ayer en el salón de grados de la Facultad de Derecho, ya había leído en su integridad- estaba concluida desde hace meses, pero resulta evidente que la jornada elegida para defenderla -fruto de un acuerdo entre el doctorando y el tribunal calificador, según fuentes peneuvistas- no es en absoluto casual.
Dos precedentes
Además, el político de Llodio ya había dado sobradas muestras de su tendencia a elegir la simbólica fecha para colocar en primer plano sus reivindicaciones soberanistas: en el año 2003 su plan fue aprobado en consejo de Gobierno el 25-O y el mismo día de 2008 debería haberse celebrado una consulta popular sobre el estatus de Euskadi finalmente anulada por los jueces por su carácter anticonstitucional.
No en vano, Ibarretxe coronó la jornada con otra encendida defensa de sus postulados clásicos-una conferencia organizada por la Diputación de Guipúzcoa- justo a la misma hora en que López ofrecía una recepción para conmemorar el Estatuto y se remitió a la efeméride con la que siempre ha preferido recordar el 25 de octubre, la abolición foral de 1876. Ibarretxe aprovechó su segunda intervención de la jornada para referirse precisamente al pacto PNV-PSOE -al que aludió como «lo hecho últimamente en Madrid»- como «un paso más» en la premisa de mantener el «liderazgo» en la oposición. Aunque en los mentideros jeltzales se asegura que no tiene aspiraciones de volver a la política activa, aprovechó para marcar el terreno a sus correligionarios y les advirtió de que, además de traer las competencias, es preciso «seguir adelante» y profundizar en la «identidad» nacional.
Ésa es otra de las conclusiones de la tesis sobre la que hizo girar la intervención vespertina junto a la existencia del pueblo vasco, también presente en el trabajo académico. Para Ibarretxe, lo identitario no es un concepto «trasnochado» sino que, según sostiene , no está vinculada sólo a la reivindicación política «legítima» de una personalidad propia sino también a la posibilidad de mantener un modelo de desarrollo económico, social y político «sano» y al progreso. Abogó también por dar el «poder» al pueblo porque, dijo, la resistencia a los cambios es la que obstaculiza la democracia en el siglo XXI.
En 2010, consumado ya su relevo de Ajuria Enea, ha llegado el tercer 25-O en clave soberanista de Ibarretxe, a través de una tesis doctoral que ha completado en apenas un año, un tiempo inusualmente corto, y que no ha tenido problema en centrar en el período en el que él mismo estuvo al frente del Gobierno vasco (1998-2008), bajo el título 'Principio ético, principio democrático y desarrollo humano sostenible: fundamentos para un modelo democrático'. En sus propias palabras, la ha redactado con la intención de «saldar una deuda moral para con el pueblo vasco, del que tanto cariño y reconocimiento he recibido» .En ella también hace hincapié en otros dos 'mantras' de su etapa política: el diálogo «sin vetos ni condiciones previas» y la defensa de «todos los derechos humanos para todas las personas». En ese punto, censura la «brutalidad, inutilidad e inmoralidad» de la violencia de ETA y niega a la banda cualquier papel como «garante» de un proceso de paz, al tiempo que rechaza las torturas, exige el acercamiento de presos y la derogación de la Ley de Partidos.
El tribunal, que calificó el trabajo con un sobresaliente 'cum laude' -es costumbre que los trabajos de doctorado reciban esta nota-, estuvo presidido por José Manuel Castells, integrante en el pasado de plataformas cercanas a Ibarretxe, e integrado por Gurutz Jáuregui, Miguel Herrero de Miñón, Jorge Tapia y Michael Keating. Resulta ciertamente excepcional que un doctorando centre su tesis en su propia figura, aunque existe algún precedente: Rodrigo Rato dedicó la suya a la política económica de los Gobiernos de Aznar.
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