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OLATZ BARRIUSO
Jueves, 7 de octubre 2010, 10:17
El enfado del PNV por el rumbo que tomó la manifestación del pasado sábado en Bilbao, convocada en principio para protestar por la prohibición de otras dos marchas anteriores, sigue coleando cinco días después. La decepción de los jeltzales por la «patrimonialización» que, a su juicio, hizo la plataforma Adierazi EH -que integra, entre otros, a Batasuna, EA y Aralar- del discurso final y su malestar por el sesgo partidista del mismo llevó ayer a su presidente, Iñigo Urkullu, a retar públicamente a los miembros de ese colectivo a demostrar que dan prioridad al «derecho a la vida» sobre todos los demás. Según el razonamiento del líder jeltzale, el rechazo frontal al terrorismo despejaría además el camino «a un escenario en el que la izquierda abertzale tenga también campo de juego». Con ese argumento, Urkullu retó a la citada plataforma a convocar una nueva manifestación que «fije posición claramente» respecto a la actividad armada y para la que incluso sugirió el lema: 'ETA ez, ez gaituzu zurekin' (ETA no, no estamos contigo).
En el fondo de las declaraciones del líder del EBB -y de las que anteayer hizo en su blog, que aprovechó para dibujar a una izquierda radical aún anclada en el «fanatismo» y con serias dificultades para desligarse definitivamente de la violencia- late el hastío y el desconcierto de un PNV obligado a hacer equilibrios para reubicarse en el escenario abierto tras la tregua de la banda y decidido a impulsar el tránsito de Batasuna a la legalidad pero desorientado por el pulso interno que ese mundo sostiene en su seno, de incierto desenlace. Los jeltzales lamentan que sus interlocutores en Batasuna les digan una cosa «en privado» y que la plataforma Adierazi EH -en la que, según algunas fuentes, estaría integrada la línea más dura de la izquierda abertzale- haga otra de cara a la galería. «Los que están dando pasos y quieren darlos están callados», lamentan en el entorno del líder jeltzale, que está convencido, en todo caso, de que «una parte» de ese sector sí está dispuesto a moverse, precisamente la que ejerce de enlace habitual con Sabin Etxea.
Por esa razón, Urkullu fue tajante y consideró «ridículos y risibles» los ataques al PNV de algunos dirigentes de la izquierda abertzale por su supuesto pacto con el PSOE para «limitar el proceso». Para dejar claro que el PNV no comulga con la defensa «en paralelo» de «todos los derechos humanos» -los oradores que tomaron la palabra al término de la marcha hicieron hincapié en las torturas, el acercamiento de presos y la legalización de Batasuna-, Urkullu emplazó a la izquierda abertzale a «empezar» por la defensa de la vida humana. «No se puede seguir en este lío en el que algunos están muy cómodos», recalcó el presidente del PNV, que dijo estar dispuesto a acudir a una marcha convocada por Adierazi EH «donde el primer mensaje sea un mensaje claro a ETA, para que también tenga terreno labrado y libre la autodenominada izquierda abertzale y podamos acompañarla en otros trabajos que haya que hacer».
Su «grano de arena»
En una entrevista en Radio Popular, Urkullu se reafirmó, de hecho, en la labor del PNV para ganar tiempo a cambio de su apoyo presupuestario a José Luis Rodríguez Zapatero y aseguró que su partido seguirá aportando «su grano de arena». Pero dejó claro que no se apeará de «la firmeza en los principios» y, en ese sentido, emplazó a ETA a «cerrar la persiana» y a Batasuna a «dar los pasos que tiene que dar, sin ningún tipo de tutela» por parte de la banda terrorista. Aunque reconoció que, efectivamente, existen «movimientos» en ese mundo, consideró que todavía «no está a la altura de las circunstancias».
Y, en medio de la polémica, los herederos de Batasuna quisieron hacer bueno el dicho de 'a río revuelto, ganancia de pescadores' y aprovechar el perfil propio que Joseba Egibar y Markel Olano está intentando marcar desde Guipúzcoa para introducir una cuña en el partido jeltzale. Con aparente afán constructivo, la izquierda abertzale, a través de una nota, aplaudió la iniciativa 'Batu Gaitezen' de los jeltzales guipuzcoanos -una apuesta por la defensa del derecho a decidir, en la que late el espíritu que impulsó Lizarra- «en la medida en que apuesta por la acumulación de fuerzas en torno al derecho a decidir y la defensa de todos los derechos». Alabó el «interés» que reviste la propuesta y se mostró dispuesta a estudiar sus contenidos con el EBB y los «posibles espacios de trabajo en común que pudieran surgir». No olvidaron los redactores del comunicado saludar también como «muy positivas» las palabras del diputado general de Guipúzcoa «exigiendo la derogación de la Ley de Partidos y la legalización de la izquierda abertzale», que no están en sintonía con al exigencia de Urkullu a ese mundo para que «haga sus deberes» y se desligue de ETA.
La respuesta de Sabin Etxea no pudo ser más directa: «Si quieren hablar de 'Batu Gaitezen' que se dirijan al GBB, pero si quieren tratar de paz y normalización deben hacerlo con el EBB», advirtieron fuentes oficiales de la dirección peneuvista. Un aviso, nada velado, de cuál es la línea oficial del partido y quién el interlocutor válido para ese mundo.
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