El Barakaldo viaja a Torrelavega en busca de su primera victoria

El «reto difícil» para esta temporada del que hablaba hace unos días Txanpi Rivero quedó al descubierto el pasado sábado cuando su equipo, el Balonmano Barakaldo, cayó 23 a 27 frente al filial del Barcelona en Lasesarre. Los auriazules ya han probado el sabor de la derrota en Liga y afrontan mañana (18.30 h.) otro partido decisivo ante el Torrelavega, que tampoco ha arrancado nada bien al caer por ocho goles de diferencia ante el Palmanaranja. Eso sí, el entrenador avisa que el conjunto cántabro es fuerte, tiene jugadores de Asobal y será un rival «complicado».

El técnico ya ha podido ver cómo evoluciona su joven equipo sobre el terreno del juego. «Aún estamos en formación y nos sentimos muy motivados ante el partido», afirma. Rivero no tiene motivos para sentirse insatisfecho. El Barakaldo le plantó cara a un crecido Barcelona y el resultado final demuestra la capacidad de lucha y sacrificio de un conjunto cuyo único objetivo pasa por «mantener la categoría». La resaca del choque ha dejado «un buen sabor de boca» al preparador, que constató cómo sus jugadores se dejaban la piel.

Y es que el partido del pasado fin de semana en Lasesarre no puede ser para perder la confianza. Contando con un más que discutible arbitraje, el equipo fabril demostró rasgos de su carácter y verticalidad al tener hasta ocho ocasiones de gol fallidas antes del descanso y de que los colegiados desordenaran las filas auriazules. Fue al regreso cuando el Barakaldo intentó en vano remontar un marcador en contra frente a un equipo, eso sí, que se cuenta entre los mejores de la categoría.

Mejorar en ataque

El preparador destaca el excelente trabajo defensivo y de portería y muestra su preocupación por un ataque que no rindió a la altura esperada. «No tener tiradores natos es un lastre que tratamos de solucionar mejorando nuestros movimientos», concluye. Enfrente tendrá mañana a otro equipo que no ha pasado una buena semana. El Grupo Pinta de Torrelavega ha comenzado la temporada con una derrota que aún escuece.